Capítulo 1

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Mi nueva universidad es… lo que nadie esperaría encontrar con una palabra como esa. Un gran edificio del estilo de un castillo antiguo y destartalado. Sin simetría ni color. Que más parece entrar a unas catacumbas que a un lugar de estudio.

El tejado negro azabache, brilla sobre la piedra gris de las paredes sin vida, corroídas por el paso de los años. Los portones de madera vieja y gastada están abiertos de par en par, dándonos la bienvenida a los que nos atrevemos a entrar. Más de uno sigue fuera, mirando con desconfianza el edificio antes de aventurarse al interior. Los nuevos, me imaginé.

Una masificación de alumnos, vestidos con los colores más variopintos, de manera que crean el aspecto que se podría esperar al ir a algún tipo de concierto. Se agrupan alrededor de un pequeño escenario improvisado, apenas lo suficientemente elevado por encima de las cabezas, donde tres personas, profesores, esperan ansiosos para dar su rutinario discurso.

Me reúno en torno al grupo de gente, esperando a ver que me espera este año.

- ¡Buenos días alumnos! - grita uno de ellos. Un señor bajito y regordete, de piel pálida y ojos saltones - Soy Carlos, director de esta universidad. Es un placer darles la bienvenida a un nuevo curso en el campus.

- Muchos de ustedes están aquí aún sin tener aún muy claro si este es el rumbo que quieren tomar. Esperamos que durante sus años con nosotros sean capaces de encontrar sus objetivos - continuó diciendo una profesora. Alta y de cabellos plateados, bien entrada ya en edad, que habló con la seguridad de alguien que no necesita ser presentada, mientras se sube las gafas, que vuelven a caer automáticamente hacia la punta de su nariz.

- Para ayudarles en su camino, nuestro centro cuenta con el orientador Gus, que estará encantado de ayudarles en cualquier situación - continúa diciendo, mientras le hace aspavientos a su compañero.

Este da un paso tembloroso al frente y saluda inclinando la cabeza

- Es un placer… estar aquí - se apresura a hablar. Trabándose con las palabras a medida que salen.

Mientras continúo escuchando el discurso de bienvenida. Alguien toca mi espalda, me agarra por los brazos y me gira violentamente.

-¡Sam! Cuanto… - la palabra se queda en el aire por un momento. Una chica menudita me mira con sus enormes ojos claros abiertos de par en par - ¡Perdona! Me equivoqué de persona. ¡Eres igualita a mi amiga Sam! ¿La has visto? ¿Sabes dónde está? - la personita sigue acribillándome a preguntas sin coger aire entre una y otra.

- ¡Mary! ¿Qué haces aquí? - Una segunda enanita se pone a nuestra altura. Las dos chillan, dan saltitos y se abrazan. Las miro perpleja.

-¡Sam! - grita la primera - Te confundí con ella - Se ríe a carcajadas mientras me señala con el dedo - ¡Sois igualitas!

Miro incrédula a la segunda mujercita. Medirá poco más de metro cincuenta. Con el pelo liso y los ojos castaños. La piel ahumada del sol y las pecas rodeando sus mejillas.
Soy castaña, pero tengo el pelo rizado, los ojos verdes y la piel muy clara. Rondo el metro setenta: El parecido brilla por su ausencia.
Vuelvo a mirar a Mary.

- No nos…

- ¡Es verdad! ¡Pero si podríamos ser hermanas! - Me interrumpe Sam entre carcajadas y me abraza - Encantada de conocerte

No me gusta el contacto físico. No estoy acostumbrada. Me quedo totalmente paralizada, aún sin saber cómo he llegado a esta situación y un escalofrío me sube por la espalda.

- ¿Cómo te llamas? ¿También eres de primero? ¡Pareces mayor! - Entiendo que sean amigas.

- Si...Hoy…

Tal vez sí. Somos los malosWhere stories live. Discover now