- ¡Vaya! La Bella Durmiente ha despertado. - Dijo Maria.

Alba sonrió ante el comentario de su amiga, como había echado de menos el humor de Maria.

- Estoy muerta. - Dijo Natalia sentándose, o más bien tirándose, en los escalones.

- La edad no perdona. - Dijo Maria llevándose un empujón por parte de la morena.

Siguieron charlando animadamente mientras los niños jugaban y Hope era mimada en los brazos de una o de otra.

Después de la cena llegó el momento más esperado por Natalia. Había movido todos los hilos para poder tener su casa para ellas solas, sus padres se irían a Postdam con su abuela y Miguel y Rafi se quedarían con las niñas. Previamente ya había hablado con Olivia sobre el tema ya que la niña todavía seguía muy apegada a Alba y no le gustaba separarse de ella, lo entendía porque a ella le pasaba lo mismo, pero poco a poco se tenía que acostumbrar a eso, a intentar superar ese miedo, miedo a quedarse sola, o eso suponía Natalia que le pasaba, porque la pequeña no decía nada.

- Vamos a dar una vuelta. - Le dijo Natalia a Alba después de la cena.

- Pero... - Fue a protestar Alba.

- Ya he hablado con tus padres y se encargaran de las niñas. Y Hope acaba de comer.

- Pero... - Intentó otra vez Alba.

- Ya he hablado con Olivia y le parece bien. - Dijo Natalia cortando a Alba.

- Bueno, vale. - Aceptó Alba finalmente.

Se despidieron de las niñas y de los felices abuelos y Alba se dejó guiar por Natalia. No tardó mucho en saber a dónde iban.

- Tus padres... - Fue a preguntar Alba.

- En Postdam. - Dijo Natalia cortando a Alba por tercera vez en poco rato.

- Entiendo... - Dijo Alba con una sonrisa en los labios.

Llegaron a casa de los Lacunza como si de dos amigas se trataran, pero nada más cerrar la puerta los labios de ambas se fundieron en un intenso y necesitado beso.

Entre besos finalmente lograron llegar al sofá, Natalia cayendo sentada y Alba sobre ella. Alba se recolocó quedando a horcajadas de la morena a la que inmediatamente volvió a besar con ansias.

- E... Espera... - Logró jadear Natalia.

Alba separó ligeramente sus labios de los de Natalia pero sus cuerpos continuaban extremadamente pegados.

- Tengo otro regalo. - Dijo Natalia poniéndose ligeramente nerviosa.

Alba la miró curiosa e intrigada, sobre todo debido a ese nerviosismo que parecía haberse apoderado de la morena de repente. Alba salió de encima de Natalia sentándose a su lado a la espera de saber cuál era ese otro regalo.

- Yo... Esto... - Empezó a tartamudear Natalia por culpa de los nervios. Haciendo que Alba se pusiera ligeramente nerviosa al no tener ni idea de lo que estaba pasando. - Puede que esto parezca raro pero... - Dijo Natalia para detenerse y pasarse una mano por la frente intentando apartar un mechón de pelo que se le había venido hacia delante.

- Nat que... - Empezó a decir Alba siendo cortada una vez más por Natalia.

- Te amo. Lo quiero todo contigo y... - Siguió diciendo Natalia nerviosa. - ¡Madre mía! Me lo había imaginado diferente. - Se quejó Natalia de su propio nerviosismo. - Yo... sé que puede sonar raro pero es que tengo muy claro lo que quiero. Quiero pasar el resto de mi vida contigo y con las niñas, quiero que seáis mi familia y quiero... quiero... - Natalia metió la mano en un bolsillo sacando una pequeña cajita. - ¿Quieres ser mi mujer? - Soltó finalmente.

Serendipia (Albalia)Where stories live. Discover now