El cumpleaños de Natalia lo celebraron en el jardín. Pusieron la mesa y comieron todos juntos como en los viejos tiempos. Y pese a que la celebración no fue nada del otro mundo, al menos la pudieron celebrar todos juntos. Alba había conseguido escaquearse un día de Natalia, cosa difícil porque la morena estaba siempre encima de ella, preocupándose por ella, todo el día, pero aprovechó un día que se fue con Rafi para marcharse ella con las niñas y comprarle un regalo. Nada del otro mundo, no había mucho que comprar en esas fechas, pero como siempre compró algo significativo para Natalia. Olivia le ayudó a escogerlo y fue la encargada de entregárselo a Natalia en el momento de repartir los regalos. Era una foto ampliada donde salían las cuatro y que les había hecho Rafi en el parque, Natalia llevaba en brazos a la pequeña Hope y Olivia estaba entre ambas cogiéndolas de la mano, no podía ser una foto más familiar. Y Olivia había ayudado a Alba a escoger el marco y que foto poner en él. Cuando se lo dieron a Natalia quedó claro que le había encantado el regalo.

Pocos días después, precisamente en Postdam, donde vivía la abuela de Natalia y donde se mudaron los Lacunza temporalmente para convencer a la madre de Mikel que se fuera a Berlín con ellos, tuvo lugar, del diecisiete de julio al dos de agosto, la conferencia de Postdam donde se reunieron las tres principales potencias aliadas: Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Soviética. Stalin, Churchill y Truman (así como Clement Attlee, después de que sucediera a Churchill después de ganar las elecciones de 1945) se habían reunido para acordar como administrarían Alemania. Los objetivos de la conferencia también incluían el establecimiento de un orden de posguerra, asuntos relacionados con tratados de paz y el estudio de los efectos de la guerra, así como también la reconstrucción del país.

Desgraciadamente la guerra no había terminado, y otra vez se dejó patente hasta donde llegaba la crueldad humana. Los días 6 y 9 de agosto Estados Unidos lanzó dos ataques con bombas nucleares en Hiroshima y Nagasaki respectivamente, devastando ambas zonas y provocando el día quince la rendición incondicional de Japón a los aliados. Otra vez miles de muertes, que por culpa de la radiación aumentarían durante los próximos meses y cuyos efectos se verían incluso en las siguientes generaciones.

¿Quién habían ganado esa guerra? Porque mucha gente solo era capaz de ver lo mucho que habían perdido, seguramente todo el mundo conocería alguien afectado por ella y muchas familias habrían perdido a algún ser querido sino a todos.

Poco a poco las cosas iban volviendo a la normalidad en Berlín, no quedaba otra que seguir viviendo. Gracias a la ayuda ofrecida por los aliados en la reconstrucción, poco a poco ya se podía ver como las calles de Berlín volvían a la normalidad.

Con esa normalidad Alba también decidió que había llegado la hora de entregar sus listas, las de esos bebés que escondió hacía tanto tiempo ya. Nadie esperaba que la guerra durara tanto tiempo y por desgracia esos niños no conocían más familia que los alemanes que los habían escondido, si todavía quedaban familiares de esos niños las cosas seguro que se pondrían difíciles. Miguel se había puesto en contacto con un conocido rabino que se estaba encargando de ayudar a las familias a reencontrarse después de la guerra. Como Alba tenía suficiente trabajo en casa con las niñas el rabino aceptó pasarse por la casa de los Reche a buscar las listas.

Era un día de principios de septiembre cuando por fin Alba entregó esas listas, esperaba que hicieran lo mejor para esos niños, pero no estaba segura de que eso fuera a ser así. Los judíos los querían para ellos, habían muerto demasiados de ellos y eso significaba que la comunidad había sido diezmada y necesitaban el mayor número posible de gente para propagar su fe. Alba sabía que muchos de esos niños ya no tendrían familia a la que volver, que otros a lo mejor tendrían que volver con familiares lejanos y otros, puede que los más afortunados, pudieran reencontrarse con sus padres. Pero ¿las familias alemanas que los han acogido durante tantos años, querrían dejarlos marchar? Eso era algo de lo que Alba ya no tenía que preocuparse, estaba cansada de preocuparse por los demás, ahora tenía una familia por la que preocuparse y luchar y se iba a centrar en eso. Aunque también sabía que antes o después intentaría indagar sobre lo que había sucedido con esos niños.

Serendipia (Albalia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora