- Oli cariño. – Dijo Natalia cuando la vio sentada en el sofá enfurruñada.

- Quiero dormir con vosotras. – Se quejó intentando controlar las lágrimas.

- Hoy no puede ser mi vida. – Dijo Natalia sentándose a su lado y abrazándola contra ella. – Porque no duermes con Sabela y Marilia. – Dijo Natalia mirando a sus dos amigas que al principio se quedaron un poco descolocadas ante esa petición.

- ¡Claro! – Dijo Marilia levantándose y arrodillándose frente a la pequeña. – Lo pasaremos bien y leeremos un cuento. ¿Quieres?

- ¿Alba está bien? – Le preguntó Olivia a Natalia.

- Está bien. – Dijo Natalia.

- Pero tenía dolor. – Dijo la niña.

- Solo un poquito. Pero mañana estará mucho mejor.

- ¿Me lo prometes? – Preguntó Olivia.

Natalia soltó un suspiro. Hoy todo el mundo le hacía prometer cosas.

- Te lo prometo. – Terminó diciendo Natalia.

- Vale. – Dijo Olivia. - ¿Qué cuento me vas a leer? – Le preguntó a Marilia.

- ¿Qué tal si lo escoges tu?

- ¡Sí! – Dijo Olivia.

Marilia cogió en brazos a la pequeña y se dirigieron hacia su habitación, seguidas de Sabela. Natalia les dio las gracias antes de entrar en la habitación de Alba.

El parto fue largo, Alba dilataba muy despacio y no fue hasta bien entrada la noche que Rafi informó de que ya veía la cabeza del pequeño. Ya no quedaba mucho y Natalia daba gracias por eso, porque la verdad es que Alba se veía completamente agotada.

Pasaban de las cuatro de la madrugada, ya del uno de julio, cuando un llanto inundaba la habitación y la casa.

- Es una niña. Pequeña pero parece sana. – Informó Rafi apresurándose a cortar el cordón umbilical y envolver a la pequeña en una toalla antes de llevarla hasta los brazos de su hija.

Alba la cogió entre sus brazos contemplándola con lágrimas en los ojos.

- Es muy bonita. – Dijo Natalia.

Alba giró su cara para mirar a los ojos de su novia que había estado allí con ella en todo momento aguantándola, sosteniéndola e incluso quedándose sin manos. Le regaló una agotada pero feliz sonrisa y buscó sus labios encontrándolos cuando Natalia no dudó en acercarse a ella y encontrarse a medio camino para regalarse un tierno aunque agotado beso.

La pequeña hizo el gesto de buscar y Rafi ayudó a su hija a colocársela al pecho. La niña se agarró con rapidez empezando a succionar con avidez. Miguel en ese momento entraba en la habitación

- Glotona como su madre. – Dijo Miguel haciendo reír a todos los presentes.

- ¿Cómo se va a llamar? – Preguntó Rafi.

Nadie sabía si Alba había pensado en nombres porque nunca había dicho ninguno.

- Hope. – Dijo Alba. - ¿Te gusta? – Le preguntó a Natalia.

- ¿A mí? – Preguntó Natalia.

- Claro. Será tu hija también. – Dijo Alba. – Te tiene que gustar.

- Esperanza. Me encanta. – Dijo Natalia emocionada, sobre todo al oír la palabra hija.

- Esperanza de que un mundo mejor es posible. – Explicó Alba el porqué del nombre. Y es que puede que esa pequeña fuera fruto de un acto horrendo pero también era la esperanza de que el mundo podía albergar cosas buenas y bonitas.

Serendipia (Albalia)Onde histórias criam vida. Descubra agora