8. Plans

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Regulus Black, el hijo menor de Walburga y Orion Black, la última esperanza de la aristocrática familia Black, claro que la última, siempre fue opacado por su hermano mayor Sirius, un completo idiota,payaso y mujeriego, el joven de diecisiete años no entendía cómo era posible que el imbécil que tenia por hermano no dejará embarazada a una de las chicas con las que se acostaba, debía de ser un milagro de algún tipo de dios, o lo que fuera en lo que creyeran los estúpidos muggles.

Para el joven Black, su vida se vio truncada esa noche en la que su hermano escapó de casa, el día en que se convirtió en hijo único de los Black, y el que tendría la responsabilidad de procrear hijos varones para que su linaje prevaleciera, y que mejor opcion que su prima. Por palabras de su propia madre, su pequeña prima, Layla, le daría los herederos perfectos al mantener la sangre pura.

Ahora, que sus padres habían cumplido con su cometido de casarlo con su prima, se veía forzado a tener que darles nietos, no es como que le desagradara la idea, pero simplemente, no se creía capaz de poder criar a un niño, nunca tuvo una figura paterna, así que no sabía si llegaría a ser un buen padre, pero lo que si sabia es que el no quería ser igual a su padre, un padre ausente. Tambien creia que Layla no sería capaz de cuidar de un niño, tomando en cuenta los traumas que le dejaron sus padres, ella tenía hermanas mayores, unas personas que la podrían ayudar a lo que necesitaran, pero si pensaba en la estabilidad mental de Bellatrix o las creencias de Narcissa, el niño terminará siendo peor que Walburga o Cygnus con respecto a la creencia de la pureza de la sangre, y espera algo de lo que era claramente consciente.

Esos eran los pensamientos que atormentaban al joven dia y noche, desde que recibió una carta de su tío Cygnus, donde este indicaba que ya se había tardado demasiado en darle un nieto a el y a su hermana.

-No te puedes seguir atormentando con las palabras de tu tío, Reggie- Barty se sentó a su lado en la biblioteca.

-Sabes que no puedo dejar de hacerlo- Regulus soltó un suspiro- He pensado en todas las posibilidades de que dejen ese tema por la paz, pero nunca los voy a convencer.

-¿Y si se lo cuentas a Layla?- Regulus negó con la cabeza- ¿Porque no?

-Se que ella ya se siente lo suficiente obligada al estar casada conmigo, si ahora le cuento lo de la carta de su padre, se sentirá más obligada a cumplir con los deseos de su padre.

Barty suspiro, el rubio nunca creyó que su mejor amigo estuviera entre la espada y la pared, y en especial por buscar el bienestar de la chica que era la luz del grupo.

-Ustedes dos estan jodidos, hermano.












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Regulus caminaba por los pasillos, estaba en su ronda de prefectos junto a su prima. La chica parecía feliz, desde que se la topó en el gran comedor ala hora de la cena, la chica no quitaba una sonrisa estúpida de sus labios.

-¿Me daras la razon de tu sonrisa?- Regulus vio negar con la cabeza a la más bajita- Lya...

La rubia se giró y comenzó a caminar de espaldas, sin despegar la mirada de su primo.

 -Bella me escribió...- el pelinegro encarnó una ceja provocando que la chica rodara los ojos- Al parecer, tu-ya-sabes-quien castigó al imbécil de Mulciber por fallar en la misión encomendada.

Regulus abrió los ojos con sorpresa al escuchar a su prima.

La tomó del brazo, jalandola hacia el, acorralandola entre el y la pared, reviso que no hubiera nadie cercas, ni personas, ni muertos, antes de fijar su mirada serio en los ojos grises claro de su esposa.

-¿Bellatrix te escribio eso en una carta?-la chica asintió un poco confundida- No quiero que vuelvas a hablar sobre un tema como ese tan a la ligera.

La rubia frunció el ceño.

-¿Porque?

-Porque si.

Regulus la soltó y se fue de ahí, tendría que mandarle una carta a Narcissa para que hablara con Bellatrix.










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Layla estaba enojada, desde la última ronda de prefectos que le tocó hace una semana, Regulus no le había vuelto a dirigir la palabra, solo lo hacía si había mucha gente presente, pero era cortante, cosa que nunca había pasado entre ellos dos, el siempre era más "abierto" con ella.

Ahora, sumándole que ninguno de sus amigos la habían acompañado a merendar algo, solo aumento su mal humor que cargaba ese sábado tan temprano.

-Oye, Black.

Una chica de otro grado, pero de sus misma casa, le hablo, colocándose enfrente de ella.

-¿Tu quien eres?

Layla intento no sonar grosera, pero su mal humor no se lo permitía.

-Dolores Um...

-No me importa.

La rubia camino, pasándola de largo, la castaña hizo una mueca antes de volver a correr atrás de la Black, había hecho una apuesta con sus amigos y no la perdería.

-Es muy descortés ignorar a la gente, Black.

Layla suspiro antes de girarse con una cara de molestia.

-¿Que es lo que quieres, mestiza?

La chica se quedó sorprendida al ver qué la Black sabía sobre su sangre mestiza.

-Solo quería preguntarte una cosa...

La rubia suspiro, estaba harta que los idiotas de otros grupos se le acercarán a preguntar idioteces.

-No tengo tiempo para escuchar tus idioteces, si me disculpa.

Le dedico una mirada de fastidio y siguió su camino a la sala común, buscaría a sus amigos en ese lugar, ya que no solían estar en otro lado que no fuera en la sala o sus habitaciones un sábado por la mañana.

 ᑌᑎᗯᗩᑎTᗴᗪ [Regulus Black]Where stories live. Discover now