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Que asco..

Fueron los pensamientos que resonaron al mismo tiempo en la cabeza de la de cabello bicolor, dos de las molestas voces que siempre discutían estaban de acuerdo por primera vez, pero a que se debía esto? Bueno, los dos mayores, el azabache y la bella mujer, se estaban... Besando en la sala

La de cabello bicolor estaba apunto de irse molesta, pero la tercera voz de su cabeza decidió hablar

Mira con atención!

Y obedientemente ella dirigió su mirada hacia los mayores en la sala, notando que pequeñas arañas rodeaban varias veces al mayor, llenándolo de telarañas, rápidamente agarro la tasa de té salado y la lanzo con enojo acumulado por ese día a la mujer

La fémina se separo del beso y empezó a gritar de dolor al sentir el ardor del té caliente deslizándose por su espalda, mientras que el azabache solo se quedaba ahí parado observando a la bella mujer desfigurar su rostro lentamente, ni siquiera reaccionó cuando la menor lo jalo del brazo y lo escondió detrás de ella, para luego empezar a regañarlo molesta

-Que estabas haciendo imbécil?!- La de cabello bicolor le espeto molesta, arrancando las telarañas que con esfuerzo hicieron las pequeñas arañas que ahora corrían -Vete a un cuarto o algo!- continuo su sermón -Es repugnante a la vista ver a gente besarse en una sala!-

Ella estaba tan inmersa en su regaño que ignoro la gran silueta que apareció detrás de ella, ella vio como el azabache miraba detrás de ella una y otra vez mientras empezaba a sudar, lo que causo que ella mirara detrás de ella y tragara su propia saliva

La bella mujer ahora tenia cuatro ojos grandes y negros, sus dedos se alargaron hasta parecer garras y su parte inferior era ahora la de una araña, era la Jorogumo que vieron horas antes, esa explicaba la herida en su espalda que tenia una leve quemadura junto a ella

La mujer levanto una de sus patas del suelo para golpearlos pero rápidamente la menor se abalanzo encima del mayor, cayendo ambos al suelo y esquivando juntos el tajo de la pata de la mujer-araña. El azabache solo aparto su mirada con un sonrojo mas que notable, pero la de cabello bicolor simplemente dirigió su mirada hacia la amenazadora figura

Luna estuvo apunto de levantarse pero los brazos de Masaru rodearon su cintura, mientras el maldecía por lo bajo y ella lo miraba confundida y molesta

-Masaru, suéltame ahora.- dijo molesta mientras forcejeaba para zafarse de el fuerte agarre del mayor, el cual seguía sonrojado y tenia el ceño fruncido 

-No puedo, llevo rato sin poder controlar mi cuerpo a voluntad- dijo el azabache refunfuñando -Pero si esta fuera otra ocasión...- dijo antes de recibir una patada en el tobillo, mientras un papel era despegado de su tobillo, la de cabello bicolor había logrado quitarle un peso de encima a ambos

-Ahora te puedes mover. Suéltame- dijo la menor mientras fruncia el ceño, el mayor estaba a punto de seguir su orden, pero en lugar abrazo con fuerza su cintura mientras sonreía juguetón -Masaru que mierd-?!- la menor fue callada mientras el mayor rodo en el piso junto a ella, esquivando otro tajo

-Ahora estamos a mano! Jeje!- el azabache soltó una risita y  lanzo al aire a la chica, lo suficientemente alto como para evitar otro tajo que le hubiera destrozado la espalda a la menor

El mayor se levanto rápidamente y atrapo a la chica en el aire, acomodo sus lentes y empezó a correr cargando a la menor como si fuera una princesa, riendo y esquivando varios tajos

La menor dirigió su mirada hacia el, un leve sonrojo se formo en sus mejillas junto con una sonrisa, pero la imagen del beso con la ahora mujer-araña causo que el pequeño tono rojizo en sus mejillas desapareciera al igual que la sonrisa 

Pronto llegaron a la habitación de el azabache, donde el agarro su arco dorado junto a sus flechas y salto por la ventana, cayendo de pie y dejando a la de cabello bicolor con el corazón en la boca al ver que casi caen por un barranco.

El mayor se detuvo justo en la punta y se quedo ahí parado cargando a la menor ahora encima de su hombro

La criatura no se demoro en aparecer y lanzarse hacia ellos, el azabache empezó a silbar, dando un largo paso a un lado dejando que la mujer-araña cayera al vacío

-Jejeje! eso si fue divertido, no crees asistente?- dijo el sonriente azabache mientras bajaba de su hombro a la menor y estiraba su mano para chocarla con la de ella, dudosa acerco su mano pero rápidamente la alejo, recordando otra vez el beso -Eh? Estas molesta?- Dijo el azabache haciendo un puchero

-Solo... Estoy cansada...-  Dijo la de cabello bicolor -Tengo mucho dolor de cabezo y creo que se me subió la presión... Me voy a dormir- finalizo mirándola con una sonrisa fingida

-Oh? Claro! Espero te sientes mejor, igualmente tengo que trabajar, podrías cocinar un poco para mi?- la menor asintió y luego se retiro, dejando al mayor solo, suspirando y frunciendo el ceño -Esta molesta... Un espíritu no tiene presión... Sera porque la puse a cocinar? Debo admitir que yo también me enojaría...- el solo suspiro y miro hacia los diferentes yokais que habían llegado y apuntar hacia ellos sus flechas doradas y empezar a trabajar

En la casa

La menor estaba barriendo y poniendo unas alfombras en el suelo cubriendo los agujeros de los tajos de las patas de la araña humanoide, coloco todo lo que estaba en el suelo en una estantería de manera ordenada para luego dirigirse a la cocina y empezar a hacer un ramen, calentó el agua y empezó a picar verduras, se detuvo tan pronto escucho unos toques en la puerta

-Quien es?- dijo la de cabello bicolor asomándose a la sala, estaba deseando que no fuera otro yokai salvaje

-Buenas noches, esta Masaru Ichikawa?- pregunto una voz chillona pero tierna -El sacerdote del pueblo quiere entregarle su dinero- finalizo la adorable voz

La menor ignoro las preguntas que se formaron en su cabeza y decidió abrir la puerta curiosa sobre la persona del otro lado

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Aaaaaaaaaaahhhh 

Q pereza verdad?

1018 palabras...

❁La Rosa Perdida❁Where stories live. Discover now