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Lentamente Luna abrió sus ojos y observo a todos lados, estaba recostada contra un árbol, pero en vez de los kimonos que le compro el azabache, vestía un vestido azul y tenía un lazo de color negro en el cabello

Dirigió su mirada hacia una chica cercana con unas orejas de conejo blancas, la cual miraba maravillada el broche de rosa de la chica de tez pálida, la cual rápidamente se levantó e intento quitárselo pero la mayor fue más rápido y empezó a correr

-Atrapame si puedes!- la pelirroja sonrió antes de lanzarse dentro de un agujero

Luna dudo unos segundos si saltar, pero el broche era más importante, así que retrocedió unos pasos y se lanzó a aquel agujero con los ojos cerrados, esperando no caer desde muy alto

Al sentir que aún estaba cayendo, abrió sus ojos para observar sorprendida muebles flotando a su alrededor. Cuando finalmente tocó el suelo, su vestido sirvió como paracaídas, algo que dejó confundida a la menor hasta que escucho una puerta cerrarse frente a ella, una puerta bastante pequeña

-Contraseña!- dijo la puerta con una voz infantil

-... Desde cuándo las puertas hablan...- miro curiosa a la puerta y acerco su mano a a perilla, solo para mirar cómo está se movía hacia abajo, esquivando su mano

-Sin contraseña no pasas!- dijo la puerta y la menor la miró curiosa

-Ehhh... Me das una pista?- sonríe nerviosa y espera en silencio

-Es una contraseña!- dijo la pequeña puerta mientras esperaba que la menor adivinará

-... Una contraseña?- dijo la de cabello bicolor hasta que se dió cuenta que la puerta se abrió, dejándola pasar, ella simplemente parpadeo un par de veces, miro a todos lados y volvió a hablarle a la puerta -Oye, sabes cómo voy a entrar?- dijo con una pequeña sonrisa

-Puedes entrar si te comes las galletas de la mesa!- dijo con una sonrisa

-Cuales galletas de cuál mesa?- pregunto antes de escuchar como una mesa de madera caía a sus espaldas, rompiéndose en pedazos, los cuales gracias a Dios no golpearon a la menor, entre los escombros había unas galletas, ella decidió darle un mordisco a una, y de repente se volvió pequeña y cayó al suelo, ahora siendo del tamaño perfecto para pasar por la bendita puerta

Tan pronto paso, vio altas hierbas y hongos que parecían del tamaño de casas, se giro y vio que la pequeña puerta ya no estaba, solo había un montón de hongos y plantas gigantes, las cuales ignoro y empezó a caminar hacia adelante, se sobresalto cuando sintió unas garras en su espalda, levantando la del suelo cuidado de no lastimar a la de cabello bicolor

-Vaya vaya, que tenemos aquí?- dijo el azabache mientras sonreía mostrando sus colmillos -No pareces un ratón... Quien eres?- dijo la azabache mientras la soltaba sobre la palma de su mano

Después de unos minutos de silencio la menor solo parpadeo un par de veces e intento cubrir su cabeza con sus manos para intentar esconderse

-Ehhh? De que te escondes, cosita?- sonrió el azabache mientras la acercaba a su cara -No soy tan feo para que me tengas miedo, verdad?- el azabache soltó una risita

-... Sabes cómo puedo volver a mi tamaño?- la menor descubre su cabeza y levanta la mirada

-Oh? Mmmh no se si debería ayudarte, me ofendiste después de todo- dijo el mayor mientras hacía una pose dramática, antes de recibir una mordida en su mano -Auch! No seas tan violenta! Te ayudaré, pero no me vuelvas a morder!- suspiro y empezo a caminar, antes de agacharse y colocar a la menor sobre un hongo -Si te comes esto volverás a tu tamaño... O quizás mueras!- sonrió el azabache mientras se iba detrás de un árbol, dejando ver su cola y orejas de gatos -Oh por cierto, sel conejo blanco está en la fiesta del té!- en cuestión de segundos el azabache ya había desaparecido

-... No creo que debería confiar en ese gato... Espera, era un gato y como sabía del conejo?...- la de cabello bicolor trago salí a y miro hacia el hongo en el que estaba parada, antes de arrancar un pedazo y morder el mismo, cuando volvió a parpadear se dió cuenta de que ya había crecido

Sin decir mucho ella simplemente suspiro y empezo a caminar lentamente, atravesando el bosque en su trayecto y encontrándose con un cartel

Fiesta del té del sombrerero loco

La de cabello bicolor recordó las palabras de azabache y decidió seguir la dirección del cartel, encontrándose con una gran mesa, cuatro personas sentadas en ella a pesar que en la mesa cabían unas 15 personas

-Shiro, Shiro! Al té le falta azúcar, otra vez!- gruño desde su silla la chica azabache, en su cabeza llevaba una taza llena, a pesar de que ella la ignoraba y tomaba de una taza igual

-Ah... Entonces pones más azúcar!- suspiro el peliverde y señaló a un tarro que contenían turrones de azúcar, mientras tanto en el otro lado de la mesa estaba la coneja pelirroja y el gatuno azabache charlando, la fémina comiendo zanahoria y el chico un pescado. La feliz conversación del par se detuvo sonó la alarma de un reloj, causando que la pelirroja se sobresaltara y se levantará de la mesa

-Ya es tarde! No hay tiempo!- dijo la coneja antes de irse saltando, ignorando los gritos de Luna para que volviera

-Eh? Oh! No moriste!- sonríe el azabache y se levanta para darle unas palmadas en la cabeza a la menor -Buena chica! Mmmh ella tiene tu broche, no?-

-Como sabes de- la de cabello bicolor fue callada por culpa de que el azabache coloco su mano en su boca

-Saltemos ese detalle! Sabes? Ella fue a ver al rey rojo, no te explicaré quien es el, si quieres tu broche, ve al norte!- el azabache sonríe mientras recibía una mirada confusa de la menor, así que el suspiro y giro el cuerpo de la fémina hacia la dirección mencionada, a lo cual ella asiente y empieza a caminar hacia aquella dirección

En su camino encontró flores de muchos colores y huellas de zapatos, antes de empezar a encontrarse diferentes yokais pintando flores blancas para que fueran rojas, ella simplemente se acerco a un Kitsuné y la miro curiosa

-Pinta eso, pinta aquello... Que molesto!- gruño el Kitsuné bajo su aliento, antes de percatarse de la menor -Eh? Que hace una humana en el jardín real del Príncipe rojo?!- se asusto e intento parecer más grande que la menor, fallando notablemente

-Disculpe, yo...- la menor fue interrumpida por el sonido de trompetas y tambores

-Silencio todo el mundo! Su majestad, el principe Jiro ha llegado!- todos rápidamente hicieron una formación, Luna tampoco fue la excepción, el joven de cabello café y coleta de cabello simplemente ignoro a los seres paranormales y empezó a caminar entre cada rosa pintada, centrándose en las que estaban mal pintadas

-Quien ha ignorado mis órdenes y ha hecho mal su trabajo para poder hacer pereza en horario laboral?- pregunto con un evidente tono molesto

-Fue la señorita de azul!- grito el Kitsuné y señaló a la menor, la cual rápidamente nego con la cabeza

-Te niegas a aceptar tus errores? Que mala suerte la tuya, por tu insolencia, vas a recibir un pequeño castigo- dijo, la chica de cabello bicolor suspiro pensando que no sería algo malo -Que le corten la cabeza!- grito antes de recibir una mirada asustada de la menor

Después de un grupo de Onis agarraran a la menor de los hombros y la colocarán en el suelo de rodillas, el hombre de la realeza levantó su espada, la levanto sobre u hombro y!

-Luna!- grito por milésima vez el azabache, sacudiendo a la menor -Te quedaste dormida mientras te leía un cuento, ya es de mañana- suspiro y levanto a Luna por los hombros

-Ah? Que hora es?-

-Son las ocho. Vamos, te prepare Onigiri de desayuno- suspiro y camino a la cocina, esperando que la menor lo siguiera

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Ahhhhh otro cap más del orto

Estás feliz, Lia?

1347 palabras...

❁La Rosa Perdida❁حيث تعيش القصص. اكتشف الآن