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Estamos más muertas que antes, no?

Ya cállate! escucha con atención!

¿De quienes son estas voces?

El sonido de flechas siendo disparadas junto el sonido de electricidad llamo la atención de la menor, causando que ella abriera los ojos, viendo como flechas doradas chocaban contra los espectros y los electrocutaban tan pronto las flechas hacían contacto con su "piel" y los hacían polvo

la chica dirigió su mirada hacia el origen de las flechas doradas, encontrándose con el feliz azabache que la estaba salvando. A paso rapido camino hacia la menor, estirándose sonriente -Aaah que divertido! Nunca había tomado por sorpresa a tantos Yokais juntos!- el mayor le sonríe y le da unas palmaditas en la cabeza a la menor -Bien hecho asistente!-

-Que es eso?!- pregunto asustada la menor al ver el arco y flechas del mayor, el cual solo sonrió juguetón

-Es un arma de exorcistas, nunca has visto una?- la menor retrocedió unos pasos mientras negaba con la cabeza, ya no quedaban mas espíritus, solo estaban ellos dos. El dirigió su mirada hacia ella y se inclino cerca de su rostro, frunciendo el ceño tan pronto se dio cuenta de la falta del broche de rosa que se suponía que estaba en su cabello -Mierd#... Donde esta?-

El movimiento de unos arbustos llamaron la atención del mayor, el cual rápidamente le lanza una flecha causando que estos se prendan por la repentina electricidad

Una figura femenina mujer salió de entre los arbustos, de su abdomen hacia abajo eran las piernas de una araña que rápidamente salió corriendo, sin darles la oportunidad de ver su rostro 

-Una JorôGumo...- El mayor soltó la flecha y golpeo a la mujer-araña, la cual ya había logrado escapar. Cerca de ellos estaba el broche de rosa y se lo entrego a ella tan pronto de verlo -Se te perdió algo, princesita?- El mayor sonrió mientras ella tomaba el broche a mala gana

-Tu no estabas dormido?- dijo molesta mientras colocaba el broche en su cabello

-Tu no estabas tomando sopa, dentro de nuestro hogar?- Dijo el azabache burlón, lo que causo que la menor se tensara

-Eso fue porque...- la joven empezó a rascarse el cuello nerviosa, para finalmente suspirar -Igualmente eso no importa...- el mayor se encogió de hombros y empezó a escribir en la libreta de unas horas antes, ella intento mirar pero el la cerro y empezó a caminar hacia su posada

-Bueno, sea cual sea el motivo, tengo hambre y como castigo por escapar... Te toca cocinar!- La menor se estremeció y frunció el ceño

-Eh?! Porque yo?!- La menor frunce el ceño molesta

-Te tengo que recordar quien te acaba de salvar?- remarcó burlón

Mientras caminaban pasaron por un río, la menor ignoro las bolas de pelo que anunciaban la existencia de varias Nuree Ona* en ese lugar, se inclinó hacia adelante y miro su reflejo en el agua, no sabía cómo era su apariencia.

 Tan pronto se vio empezó a jugar con su flequillo. Se quedó confundida al ver su reflejo mientras las voces en su cabeza volvían a aparecer quejándose de su apariencia diciendo que antes tenía diferentes características.

-Cuidado!- grito el azabache antes de apuñalar con una de sus flechas a una Nuree Ona que se abalanzó sobre ella, sin tener oportunidad de tocarla por la rapidez del mayor -Eres muy despistada, si yo no estuviera contigo ya estarías cruzando el río Sanzu*!- señaló burlándose de ella

-Eres molesto, sabes?-dijo la joven de cabello bicolor suspirando

-Eh? Y mis gracias por salvarte?- El mayor hizo un puchero -Eres muy maleducada, y yo que interrumpí mi sueño por salvarte..-

La menor ignoro las quejas del azabache y continuó caminando hasta llegar a su hogar y buscar dentro de su Yukata en un intento de encontrar las llaves, se empezó a asustar cuando no encontró nada dentro de su prenda blanca

-Que buscas? Esto?- dijo el azabache mientras mostraba sus llaves -Dios, no te diste cuenta de cuando te las quité? A este paso te van a arrancar la cabeza y no te vas a dar cuenta- suspiro el mayor con un leve tono decepcionado mientras abría la puerta y la dejaba pasar primero

Una pequeña araña se retiraba del lugar al asegurarse de donde Vivian sus nuevas presas

Unas horas mas tarde

-No le eches sal al Té!- Dijo el azabache mientras detenía a la menor de arruinar el té -El azúcar le dará sabor, ahora espe-... Luna, no te coloques los palillos en el cabello..- suspiro el mayor arrebatándole los palillos de las manos al ver que la de cabello bicolor actuaba como una niña curiosa

-Eso hacen las geishas, verdad? No se ven mas lindas así?- dijo la menor curiosa, sorprendiéndose cuando el mayor la toma de la barbilla y la acerca a su rostro para verla de cerca

-Creo que eres mas linda que ellas...- El sonido de unos toques en la puerta causo que ellos se separaran y se dirigieran a la entrada a ver quien estaba allí

-Buenas noches, hay alguien aquí?- La suave voz de una mujer del otro lado de la puerta capto la atención de ambos -Me acabo de pelear con mi esposo y se enojo tanto que me dejo una herida en la espalda, podrían ayudarme?- finalizo la damisela con cierto afán en su voz

El mayor agarro una de sus flechas doradas, preparándose para atacar pero un diminuto zorro paso entre sus piernas, pegando algo en su tobillo para luego salir corriendo y desaparecer, tan pronto el animalito se fue el azabache soltó su flecha y la tiro al suelo dirigiéndose con una sonrisa de oreja a oreja a abrir la puerta

Una mujer hermosa entro al lugar tan pronto la puerta fue abierta, el mayor solo la miro embobado y la dejo pasar sin protesta alguna. Luna miro desde su lugar a la bella figura femenina con el ceño fruncido, dejando claro que desconfiaba de ella

-Oh gracias a dios que aquí vive gente tan amable! Muchas gracias por dejarme pasar!- dijo la misteriosa mujer, cada palabra parecía embobar mas al mayor, que sonrió torpemente y rasco su nuca

-Debe tener sed señorita, le gustaría algo de té?- La mujer asintió y el azabache miro a la joven espectro con ojos suplicantes, ella solo suspiro y fue a la cocina refunfuñando molesta

-Sal, azúcar... Son lo mismo, dudo que ella note la diferencia- dijo Luna al estar en la cocina sirviendo el té para su invitada no invitada, vaciando el recipiente de sal en el vaso de la antes mencionada

Cuando se dirigió a la sala de estar, sus ojos se abrieron como platos al ver lo que pasaba frente a ellos. No sabia si estaba viendo bien o si sus ojos le mentían..

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1101 palabras... Dios mío..

❁La Rosa Perdida❁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora