42; Embarazo de Rashta

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-Van a casarse.

Ambos jóvenes no podían creerlo, se miraron por un momento y ambos tenían expresiones de terror.

Los ojos de la menor se cristalizaron por un momento, quería gritar pero debía mantener la postura.

-¿Que...?- murmuró la princesa.

-Estarán comprometidos desde ahora para que en algún futuro puedan casarse y gobernar juntos el imperio de Oriente- explicó con tal calma el emperador.

-Pero... Nosotros solo somos amigos- hablo Alex al fin después de tanto tartamudear.

-¡Mucho mejor, hijo mío! ¿No estás alegre?- la duquesa abrazo a su hijo con alegría mientras esté seguía paralizada.

Su mirada su posó en la princesa que parecía al borde del llanto, pero se sorprendió al ver su rostro serio de nuevo y la mirada asesina que le mando al emperador.

-Hija, Alex, los adultos necesitamos hablar, ustedes vayan avanzando al comedor- ordeno el emperador.

-S-si- respondió la princesa cabizbaja -Sigame, Alex- empezó a caminar mientras era seguida por el de cabello castaño.

-Asi que... Eras la princesa- hablo el prometido de la princesa.

-Asi es.

-¿Por qué no me lo habías dicho?

-No me imaginé que te volvería a ver.

-Entiendo... Entonces, no te llamás Emma Woster, sino Stephanie Vikt Trovi, vaya...- soltó un suspiro para luego insultarse mentalmente por haberse burlado de la princesa en repetidas ocasiones cuando en realidad ella tiene más poder y dinero que el.

Pero ahora todo tenía sentido, su etiqueta, su forma de hablar, su postura y calma. La observó con detenimiento, ese rostro serio... Era solo una máscara de sus verdaderas emociones, pero aún así no podía creer que pueda parecer tan tranquila ante la noticia que le habían dado hace unos minutos.

-Hemos llegado- anuncio la menor sacando de sus pensamientos a su mayor.

Al entrar quedo fascinado con el comedor, era largo y de buen material con un buen mantel cubriéndolo.

Se quedó admirando lo por unos minutos hasta que llegaron los mayores.

-Hijo, sientate- hablo su padre.

Una vez todos sentados, empezaron a hablar de cosas aleatorias mientras comían, al menos eso hacían todos excepto Alex que observaba a la princesa.

Esa delicadeza en su forma de comer.

Su rostro serio y tierno a la vez.

Su mirada su amor hacia su madre.

¿En serio se iba a casar con la princesa? Ella era muy educada y en cambio el...

-¿Alex?- un golpe en la espalda lo saco de su mente -El emperador te ha preguntado algo- mencionó su padre con una cara no muy bonita.

-¿Ah? Lo lamento, su majestad pero estaba distraído.

-¿Así? Debes de un muchacho muy inteligente, si estás distraído debes ser por tus estudios, ¿Verdad?- pregunto con una sonrisa el pelinegro.

-S-si-.

-Bueno, Alex tiene una educación diferente a la de su alteza, oh, ¡Tal vez desde ahora su alteza pueda enseñarlo cosas a mi hijo! Pueden tomar clases juntos y convivir más- propuso entusiasmada la duquesa.

-Por supuesto que si- respondió el emperador.

-Disculpe pero, ¿Esa no es desición de su alteza?- preguntó Alex.

Soy la hija de la emperatriz |La emperatriz divorciada|Where stories live. Discover now