Capítulo 4

722 59 6
                                    

-¿Por qué? -Murmuró, peligrosamente cerca de los labios de Thomas, el mayor esbozó una pequeña, pero sin embargo, sincera sonrisa. Relamió su labio inferior y entreabrió la boca para atrapar el labio inferior del menor con sus dientes. Un suspiro escapó de los rojos e hinchados labios de Mino.

-¿Por qué va ser?¿A caso no es obvio lo que siento por ti? -Susurró sobre los labios ajenos, un par de segundos después de liberar el labio inferior- es porque te amo, idiota.

Una sonrisa apareció sobre sus labios y no pudo hacer mas que apretar más la almohada contra su pecho, era la primera vez que soñaba con Thomas diciéndole esas palabras y no quería despertar, sin embargo, los sueños son solo sueños y deben terminar en cualquier momento, el de Mino terminó cuando la alarma sonó y no le quedó de otra más que abrir los ojos y con gruñido apagar el molesto aparato.

-Buenos días para ti también Mino -Expresó Paolo, quién estaba sentado en una de las sillas del comedor con una taza de café entre sus manos, el clima estaba comenzando a ponerse más pesado con el paso de los días y una buena taza de café caliente siempre caía bien para calentarse un poco.

-No entiendo por qué tenemos que levantarnos temprano hoy, es sábado -Gruñó, mientras quitaba la taza de café de las manos de Paolo, quien solamente frunció el ceño y daba un sorbo.

-Porque eres mi mejor amigo y no vas a dejar que vaya sólo -Se paró de su lugar en la mesa y sacudió unas migas de pan que habían caído sobre su pantalón, luego comenzó a caminar hacia su nueva habitación- apresúrate que salimos en media hora.

Un nuevo gruñido escapó de los labios de Mino, y con todo y taza comenzó a caminar hacia su habitación con el propósito de alistarse para ir con su rubio amigo al hospital.

*

Una carcajada escapó de los labios de Thomas cuando Geo terminó de relatarle lo que acababa de pasar con un paciente, Geo era el único capaz de hacerle reír y se sentía especial por eso.

Una pareja de adolescentes varones habían llegado hace como una hora al hospital, a urgencias, y había sido Geo el encargado de atenderles. Al parecer el pasivo de la relación se había hecho un piercing en la lengua hace como 2 semanas y el activo uno en la punta del pene, atravesando el glande, esperaron esas dos semanas sin sexo, para que ambos cuerpos se acostumbraran a las nuevas piezas metálicas y el dolor bajara.
A los chicos se les ocurrió que sería una buena idea estrenar y gozar de las nuevas piezas, que al fin y al cabo las habían hecho con un objetivo meramente sexual. A la hora del sexo oral uno de ellos se movió demasiado, la lengua del pasivo resbaló más de lo necesario sobre el activo y la pequeña esfera metálica terminó incrustándose en medio de la piel del activo y la argolla, pero por más que intentaron no pudieron separarse. Al parecer el pasivo había estado teniendo problemas con la rosca de la pieza y le pareció una buena idea pegarlo con algún pegamento resistente, lo que nunca imaginó es que terminaría en esas circunstancias y que un doctor iba a tener que cortar la pieza con unas pinzas para poder separarle del pene de su pareja.

-Te lo juro Thomas, fue tan...cómico, el activo, Andrés, no dejaba de maldecir y el pasivo no paraba de disculparse, a pesar de no poder hablar bien, los padres de ambos estaban en la sala de espera y por lo que escuché ninguno de ellos sabía acerca de la homosexualidad de sus hijos, mucho menos que ambos tuvieran pareja -Sonrió de oreja a oreja, una pequeña risa atascada en su garganta.

-Les hubieras comentado acerca de tu homosexualidad -Elevó una de sus cejas, la sonrisa ya había desaparecido de su rostro, pero sus ojos aún no perdían el brillo, Geo siempre le divertía.

-Hablando de homosexualidad -Hizo un gesto con la cabeza hacia a las dos personas que iban pasando detrás de ellos, y una sonrisa adornó los labios de Thomas cuando miró a su bonito vecino, al lado de su rubio amigo.

No love, no pain. (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora