Introducción.

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-Ah...ah..si..Tom..-Su cabeza fue echada hacia atrás, dejandole libre acceso a su níveo cuello decorado con un pequeño tatuaje en forma de mariposa, las estocadas que el chico de cabello negro y prominente barba le brindaban a la peliroja eran fuertes, rudas y bruscas, justo como le gustaba.

Era una habitación poco iluminada, la única luz que adornaba la estancia era la pequeña lámpara color marrón ubicada junto a la cama, sobre un pequeño mueble de caoba. Las piernas de la peliroja estaban atadas con una corbata cada una, un fuerte nudo que pegaba sus muñecas con sus tobillos, lo que le obligaba a mantenerlas completamente abiertas, quedando de ese modo completamente expuesta, y por lo tanto a merced del chico barbudo. Sus ojos eran cubiertos por un antifaz para dormir color negro, lo que le obstruía completamente el campo de visión.

-Umh...auch, no...uhhh...ahh..-La obligó a callar con un fuerte azote de su mano que resonó por toda la habitación, mientras sus dientes mordían los pezones sin piedad y 2 de sus dedos entraban y salían del cuerpo de la peliroja, la cual se deshacía en temblores y jadeos, la misma que no tardó en correrse y contraerse deliciosamente, lo que obligó al otro a obtener su tan ansiado climax.

Salió de su cuerpo en cuanto se recuperó del orgasmo y giró su mirada a la peliroja que se acercó a su cuerpo y rodeo su torso con sus delgados y frágiles brazos, Tom levantó una de sus cejas y la apartó con brusco movimiento.

-Te he dicho que no me abraces Alexandra, no me hagas repetirlo de nuevo -Se puso de pie de inmediato y caminó al baño, para posteriormente tirar el condón usado y con semen al pequeño bote de basura.

Abrió la llave del lavamanos y echó un chorro de agua helada sobre su bello, pero frio rostro. Sus ojos habían perdido cualquier emoción y él lo sabía, desvío de inmediato la mirada a la bañera, en la cual había hecho el amor incontables veces con Danny, con su amado, con el chico que lo rompió el corazón hace 2 años.

-Te...ah..te amo Tom -Murmuró entre gemidos justo frente a la boca del pelinegro, sin dejar de saltar sobre su cuerpo y auto penetrarse con aquella polla que tanto le gustaba y tanto placer le brindaba- siempre juntos...umh...joder mi amor...

Desvió la mirada de inmediato y sus manos se cerraron en dos fuertes puños, salió del cuarto de baño y comenzó a vestirse sin voltear a ver a la peliroja que yacía sobre la cama, aún atada pero completamente adormilada, dió un par de pasos hacia ella y la desató con rapidez, urgiendole que se fuera de una vez por todas y lo dejara solo.

-Vete -Murmuró sin voltear a verla, estaba concentrado, abrochando los botones de su camiseta.

-Estoy muy cansada -Hizo un pequeño puchero, cubríendose con las mantas, cosa que cabreó al de cabellos largos.

-No me importa, vete, no se me antoja verte la cara de puta barata que tienes -Se agachó para colocarse las botas, su voz era completamente fría, escuchó un sollozo a sus espaldas y miro de reojo que Alexandra se había colocado ya la ropa interior.

-Pero...Tommy -Murmuró con la voz quebrada y eso fue el detontante perfecto. De la garganta de Tom escapó un gruñido y se levantó del lugar, completamente cabreado. Tomó a la peliroja por el brazo cob algo de fuerza y la guío a paso rápido por la sala hasta la puerta del departamento, la cual abrió con brusquedad, empujó a la chica semidesnuda al pasillo y luego cerró con un portazo, le jodía que se pusieran en ese plan.

En el departamento contínuo a ese un chico medio asiático de 20 años escuchaba, sin querer hacerlo, los gritos de la peliroja, aporreando la puerta de su vecino mientras gritaba una y mil maldiciones hacia el chico barbudo, no pudo evitar fruncir el ceño, ¡Pero si era un jodido patán! No sabía de que se sorprendía si todos los días era lo mismo, cada noche una puta diferente, cada noche una chica nueva con el corazón roto a causa del imbécil de su vecino

-Imbécil -Murmuró al ver a la peliroja ya vestida limpiandose las lágrimas, le dedicó una pequeña sonrisa y entró a su departamento, cerrando con delicadeza la puerta detrás de sí.

No love, no pain. (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora