Después de una larga jornada laboral llena de aburrimiento, Louis regresa a su hogar para poder estar con su omega. El alivio y tranquilidad que lo abraza al respirar el aroma lenitivo de su casa se le arrebata cuando descubre algo en la oscuridad q...
Dedicado a: statisticsyup28 ♡ ¡Gracias por leerme!, y por recordarme que tengo que actualizar, jajaja.
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Louis había notado la extrañeza que inundaba la casa producto del silencio. Momentos atrás había disfrutado el desayuno en compañía de su omega, y después, cuando se distrajo un momento con la programación burda de la televisión, perdió de vista a Harry. Era el motivo por el cual ahora se encontraba vagando en cada habitación de la casa en busca de su omega.
Después de echar un vistazo a los baños, la biblioteca y la habitación principal, se dio cuenta de que contempló en primera instancia los lugares en los que su omega nunca pasaría más de veinte minutos si tenía el tiempo suficiente para usar de forma libre. Entonces, teniendo tal cosa en cuenta, el alfa se dirigió al taller de Harry. Estaba cerrado y no había música ni ningún otro sonido proveniente de la habitación, incluso dudó en abrir al tomar el pomo de la puerta, pensando en que tal vez no había nadie y Harry podía estar en el jardín trasero, en la planta baja. Aunque Louis ya había recorrido esa extensión.
Confirmó que Harry estaba en el taller cuando lo oyó maldecir ante no supo qué. Entonces giró el pomo, pero no cedió.
—¿Harry? —Golpeó un par de veces la paulownia, preguntando otra vez por su omega. No obtuvo respuesta aún después de otro llamado y esperar lo que pudieron haber sido cinco minutos, por lo que volvió a insistir—: Harry, ¿puedes abrirme? Sé que estás ahí, omega.
Escuchó los pasos apresurados de Harry, y un segundo después vio su cara manchada de pintura violeta y azul, igual que sus manos y hasta los dedos de los pies.
—Hola —saludó el omega.
Louis lo miró en silencio unos segundos, interesado en por qué Harry se esforzaba tanto en no dejarlo ver el interior del taller.
—Desapareciste —el alfa habló finalmente, sin dejar de advertir que Harry estaba nervioso y él no sabía por qué—. ¿Está todo en orden?
Harry dio un paso al frente, cerrando la puerta del taller detrás de él. Louis iba a preguntar por qué, sin embargo, verse envuelto en los brazos amorosos de su omega y la fragancia dulce que emanaba, lo distrajo de ese pensamiento, hasta del hecho de que su pijama favorito acababa de mancharse de colores.
—Regresaré contigo en un par de minutos —dijo el omega, esperando que Louis no preguntara por entrar al estudio y ver qué era lo que hacía. Había sido su pequeño secreto por tres días, y solo necesitaba un momento más para finalizar.
El alfa estudió el rostro de Harry una vez se separaron. Quería preguntar tantas cosas, pero no iba a presionar a Harry para que le diera respuestas que claramente no se sentía listo para compartir.
—Prometo que te diré qué sucede —habló el omega, como si el brillo azul de la mirada de Louis le hubiera dicho qué era lo que este estaba pensando—. Solo pido un poco de paciencia.
