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-Estan en grandes problemas - la voz del adulto hizo que ambos chicos se estremeciera, después de haber llamado tanto la atención en ese bosque estaban lidiando con seguir manteniéndose en el anonimato

-pero no hicimos nada malo- replicó Jace a lo que Aleck le dió un golpe con el pie para que se callara

- Que no hicieron nada malo?!!! Tienen idea de cuántos mundanos se vieron atraidos por lo que ustedes dos hicieron, como en nombre del angel pudieron atraer un rayo de sol en plena noche no se, pero si se que ustedes juntos son un peligro- el director estaba furioso, nunca había estado de acuerdo en que Aleck se juntara con ese chico y ahora sabía que había hecho bien en creerlo

-Director por favor perdonenos, nunca fue nuestra intención llamar la atención, solo nos estábamos defendiendo nos...- el azabache trataba de calmar como fuera al director, pero no estaba funcionando

-Si por mi fuera los separaría en este momento, pero no puedo hacerlo por órdenes de arriba, así que les propongo algo, ya que están tan empeñados en protegerse mutuamente uno de ustedes sufrirá el castigo de ambos- los dos chicos se miraron mutuamente, Jace estaba furioso, se veía en sus ojos, de hecho estaba a punto de replicar

Aleck adulto que miraba desde lejos sabía lo que se venía, vio a su versión joven mirar a su parabatai, aún recordaba el miedo que había sentido al sentir que lo perdía, lo que estaba dispuesto a sacrificar, Jace fue sacado de la oficina por su hermano quien decidió que él sería el responsable

-muy bien, acompáñame entonces- la sonrisa del adulto se torno maquiavélica, ambos caminaron a una zona apartada del instituto, ningún niño o joven tenía autorización de entrar, el azabache siempre habría sentido curiosidad por esa zona, pero ahora que iba se estaba arrepintiendo. Llegaron a una habitación donde una mesa metálica en el centro, una gran luz en cima una mesa con varias herramientas, desde cuchillas hasta pinzas, el pobre chico se puso blanco como el papel

-Quitate toda la ropa, sin excepción y recuestate en la mesa- indicó dándose la vuelta para darle una absurda privacidad, las manos de Aleck estaban temblando pero retiraron todo diligentemente, cuando estuvo listo cerro los ojos

-Quiero confirmar que estás dispuesto a hacer esto por tu propia voluntad, que no te estoy obligando y que no diras nada a nadie- el pobre chico asintió con la cabeza desconfiando en su propia voz, no era capaz de mirar pero eso no significaba que no sintiera cada vez que un dedo lo recorría o incluso cuando un metal helado se apoyaba en su piel, aunque era joven su cuerpo ya estaba bien formado y entrenado, el hombre tomo un cuchillo pequeño y siguiendo las líneas de sus abdominales marco cada una de ellas, la sangre empezaba a fluir, Aleck trataba de no gritar, de mostrar el menor posible, pero ese era solo el inicio

Durante lo que le pareció una eternidad paso por todas las herramientas, desde filosas hasta golpes, incluyendo quemaduras, una más grave que la otra, pero cuando sentía que no podía más, que literalmente su corazón bombeaba tan fuerte que la sangre salía a chorro y sentía que en cualquier momento dejaría de latir, la tortura se detenía, lo curaban para volver a iniciar. Fue de esa manera durante varios días. El último fue el peor de ver, Jace había estado sufriendo, no tanto como Aleck, pero por el vínculo era agonizante, Jace se había decidido a encontrarlo y lo hizo, en la habitación Aleck seguia amarrado, pálido, con sangre seca por toda la piel y su alrededor, su hermano corrió a soltarlo pero una mano lo sujeto

-Alexander acepto esto, por tu intromisión ahora los aprovecharé a los dos para hacer un experimento -lo amarro con fuerza en una silla, le conecto unos electrodos y a su lado una máquina pintaba por la frecuencia cardíaca tan elevada, mientras que la otra conectada a Aleck a penas y se veían los picos, un brujo apareció en la habitación, estaba cubierto de negro, pero una cola de lagarto se asomaba bajo la túnica

Un ángel y un hijo del demonioWhere stories live. Discover now