FINAL

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10 años después...

Madrid, España

-¡Arriba Gyda! ¡Llegarás tarde al colegio!

-¡Cinco minutos más!

-Ya te di cinco minutos hace media hora, levántate que llegaré tarde al trabajo

Una pequeña cabellera castaña con mechones negros se asomó por la puerta con cara de pocos amigos y un pijama de unicornio morado. Su cabello estaba desordenado y rascaba sus ojitos amatistas por el sueño que tenía

-Tu eres tu jefe en el trabajo

-Que tenga mi propia empresa no me da el derecho de llegar tarde- tomo en brazos a su hija que apoyo su cabecita en su hombro para seguir durmiendo- Pesas más que cuando tenías siete

-Ahora soy más alta y fuerte- la paro en su cama mientras sacaba su ropa

-Claro que lo eres

-¿Ya puedo conducir tu moto?- Rubius rio dejando varios tipos de ropa en la cama

-Cuando cumplas veinte será toda tuya

-¿De verdad?- la ilusión en la cara de su hija lo hizo sonreír más

-Claro que si- Gyda comenzó a saltar en la cama

-¡Voy a crecer tan rápido que vas a darme la moto y voy a conducir por toda la ciudad como tú lo haces y...

-Bueno, bueno, basta- la tomó de la cintura haciéndola reír y tirándola a la cama- Tienes cinco minutos para estar cambiada, iré a hacer el desayuno

-A las órdenes capitán- hizo un saludo militar haciendo que su padre niegue con la cabeza divertido

-¡Cinco minutos!

Salió de la habitación de su pequeña antes de bajar las escaleras hacia la cocina. Ya tenía ocho años viviendo en la casa que sus abuelos le heredaron, luego de terminar con Samuel se quedó solo dos años en la casa que compartían por las niñas, pero luego no pudo resistirlo y se mudó con el permiso de su hermana hacia ese lugar

Samuel cumplió la parte del trato, llevaron la fiesta en paz los cuatro primeros años de las pequeñas, compartieron la custodia e incluso pudieron ver a sus hijas crecer felices. Cuando el tiempo se cumplió y Sam tuvo que mudarse fue el momento más horrible de su vida, porque con el dolor de su corazón tuvo que dejar ir a una de sus pequeñas

Desde muy niñas se notaba el apego de cada una, Gyda no podía dejar de estar con Rubius, mientras que Amalia parecía estar pegada a Samuel, cada una lloraba cuando lo alejaban del otro. Así que cuando el pelinegro decidió mudarse a Londres, llegaron a un acuerdo, Amalia se iría con Samuel mientras que Gyda se quedaba con él, se mantendría en contacto y hablarían de las niñas constantemente

Los primeros años fueron fáciles, incluso las pequeñas se veían por videollamada, pero luego de ver cómo esto afectaba en sus ánimos al estar separadas decidieron dejarlo ir y criarlas a su modo. No podían hacerles daño a sus hijas por su separación y la mente de un niño de cinco años era tan frágil que cuando fueron creciendo se olvidaron que tenían otro padre y hermana

-¡Lista!

Una Gyda con un overol y un polo blanco de manga corta apareció en la cocina, tenía unos mocasines negros y su cabello estaba peinado en dos coletas altas. Rubius siempre le había dado libertad para cambiarse como ella quisiera, pero para su sorpresa, desde pequeña había mantenido un estilo muy propio y de buen gusto

-Hermosa cómo siempre

-Las niñas de mi salón dicen que las coletas me hacen ver cómo una niñita

-Bueno, eres una niñita

||Era solo por una noche|| 🍼Where stories live. Discover now