Epílogo: El Tratado

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—Suena como si pensaras que puedes matarla — susurré con nerviosismo. No me estaba gustando el ritmo de esta conversación.

—Ese es el punto, puedo hacerlo pero no quiero. Por eso es mejor así. Lamento que estés triste y que la extrañes pero tal vez deberías respetar su espacio y dejar de llamarla, creo que ya estás rayando en el acoso.

No contesté y me dediqué a ver la suave llovizna por la ventana del auto. Sabía que tenía razón pero no quería dejar de intentarlo. Llamarla todos los días, aunque pareciera un caso grave de acoso significaba que no la había abandonado. Significaba que aún la consideraba mi amiga aunque pronto nos convirtiéramos en enemigos mortales, según ella.

Edythe tampoco dijo nada, se dedicó a seguir manejando a una velocidad decente para variar. Estábamos por llegar a casa cuando de repente aspiró de forma audible.

—Oh no —susurró.

—¿Qué? —pregunté alarmado mirando hacia adelante. Esperaba encontrarme con un vampiro pelirrojo justo en medio de la calle, o tal vez un vampiro de ojos rojos con una capa gris oscuro, pero no vi nada.

—Es Charlie —murmuró preocupada.

—¿Qué pasó? —casi chillé. Victor lo había atrapado, tenía que ser eso.

—Tranquilo, él está bien. Pero tú no, estás en problemas.

—¿Y ahora qué hice? — gemí hundiéndome en mi asiento.

—Saltar de un acantilado —contestó lacónicamente.

—Pero eso fue hace más de un mes —protesté confundido.

—Al parecer, tu amiguita vino a tu casa a hablar con Charlie. Le dijo que estaba muy preocupada por ti porque hace un mes intentaste suicidarte saltando por el acantilado y que fue ella quien te sacó del agua y te realizó RCP. Y que ahora que volví, teme una recaída y que termines haciéndolo de nuevo y lográndolo esta vez —explicó haciendo una mueca de disgusto.

—¿Qué ella hizo qué? —pregunté con un hilo de voz sintiendo cómo la sangre abandonaba mi cara. 

No podía creerlo. Había confiado en ella ciegamente, le había contado mis secretos e incluso había ido más allá y le había confiado cosas de los Cullen. Prácticamente le había confiado mi vida entera y ahora ella se aprovechaba de eso para traicionarme. Se suponía que ella era mi puerto seguro, había pensado en Jules como en un faro de luz, y ahora se apagaba y me dejaba hundirme. Nunca pensé que pudiera hacer una cosa así. Charlie se iba a poner como loco, tal vez hasta intentaría internarme esta vez. Me sentí tan furioso con ella que me empezó a doler la cabeza.

—Lo siento, Beau —susurró Edythe deteniendo su auto frente a mi casa.

—¿Julie todavía está aquí? —farfullé.

—Sí, está ahí, más adelante en el camino —indicó señalando el sendero que se perdía entre los árboles.

Me bajé dando un portazo y di grandes zancadas hacia el lugar donde la encontraría. Edythe me alcanzó en una fracción de segundo y me frenó tomándome de la mano. Su mirada de advertencia me decía que tenía que calmarme pero no podía. Lo que Julie había hecho era demasiado.

—Beau, Julie Black me está esperando a mí en realidad. Tienes que tranquilizarte.

—¡Pero es que no puedo! ¡Ella me traicionó! —exclamé furioso.

—Cálmate, ella sólo quiere hablar, no empeores las cosas por favor. Si sigues gritando Charlie te va a escuchar y va a tapiar la puerta una vez que te tenga adentro. De hecho ya se está impacientando, vamos. 

Luna Nueva (Versión Vida y Muerte)Where stories live. Discover now