La fiesta

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Estaba bastante seguro de que estaba soñando.

La principal razón para pensarlo es que estaba de pie en un lugar en el que recibía los rayos del sol directamente, un sol intenso y cegador que jamás brillaba en mi actual hogar en Forks, Washington, donde siempre estaba nublado, llovía y hacía un frío del demonio. Y la segunda, porque tenía al frente a mi bisabuelo Marty, quien había muerto hace seis años. Definitivamente esto era una gran prueba de que estaba en un sueño.

El abuelo no había cambiado mucho, mi subconsciente lo representaba tal y como lo recordaba, con la piel suave, delgada y arrugada alrededor de sus ojos azules, y su mata de pelo blanco sobresaliendo como un algodón en su cabeza.

Ambos nos miramos sorprendidos y luego sonreímos al mismo tiempo, al parecer él tampoco esperaba verme. A pesar de saber que era un sueño, quise preguntarle muchas cosas. ¿Por qué había venido a verme? ¿Se había encontrado con la bisabuela? ¿Cómo estaba ella? Abrí la boca, pero él también lo hizo así que me detuve para que hablara primero. Él también pensó hacer lo mismo porque no dijo nada y los dos sonreímos tímidamente.

—¿Beau?

Mi abuelo y yo volvimos la cabeza hacia la voz que había dicho mi nombre, aunque yo no necesitaba ver a quién pertenecía para reconocerla, estaba seguro de que sería capaz de saber quién era despierto, dormido o incluso muerto, seguramente. La voz del ángel por la que estaría dispuesto a caminar sobre fuego, o siendo menos dramático, a vivir en medio de la neblina y lluvia el resto de mi vida.

Edythe.

Normalmente, lo único que sentía al verla era completa felicidad, pero en esta ocasión, y a pesar de tener el impulso de correr hacia ella y de saber qué no era más que un sueño, sentí una punzada de pánico en el estómago, porque ella caminaba sonriente hacia mí bajo la incesante luz del sol.

Quise avisarle que no estábamos solos, porque mi abuelo seguramente ignoraba que me había enamorado de una vampira, y yo no iba a saber cómo explicarle porque la piel de mi hermosa novia reflejaba los rayos de sol como si estuviera compuesta de miles de cristales de escarcha. Millones de diamantes por toda su piel, redirigiendo los rayos del sol hacia nosotros.

¿Por qué estaba ella aquí? La razón precisa por la que vivía en Forks era esa capa gruesa de nubes que tapaba los rayos solares durante la mayor parte del año, permitiéndole a ella y a su familia vampírica salir durante el día sin delatarse, como lo estaba haciendo ahora, que caminaba hacia mí sonriendo y con una mano extendida. Por una vez quise que leyera mi mente, mi grito silencioso de alerta, pero como siempre, yo era el único a quien no podía escuchar. Y generalmente me iba genial, pero no hoy, cuando tenía a mi abuelo tan cerca.

Lancé una mirada aterrada hacia él y supe que era demasiado tarde. Había pánico en sus ojos y me miraba como si no supiera qué hacer. Entonces Edythe, toda luz, toda sonrisa de hoyuelos perfectos llegó hasta mí y me rodeó la cintura con un brazo. Puse automáticamente el mío sobre sus hombros, un gesto ya natural para mí, pero no me olvidé del abuelo. Lo miré y me sorprendió su expresión, ya no parecía asustado, me recordó a un niño que acaban de pillar haciendo una travesura y espera su regaño. Además, tenía el brazo levantado, como si abrazara a alguien invisible.

Fue entonces cuando me percaté del marco dorado que lo rodeaba. Fruncí el ceño y el abuelo lo hizo también. Estiré hacia él la mano que tenía libre y él hizo lo mismo. Cuando nuestros dedos se tocaron, no sentí su piel, si no un frío cristal en medio. Supe de repente que esto no era un sueño, era más bien una horrible pesadilla, y que lo que tenía al frente no era mi abuelo Marty.

Mi reflejo horrorizado en el espejo seguía solo, aunque yo sentía a Edythe a mi lado. Ella se volvió para mirarme y poniéndose de puntillas acercó sus labios a la frágil y arrugada piel de mi mejilla, mientras decía en voz baja:

Luna Nueva (Versión Vida y Muerte)Where stories live. Discover now