El asesino

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Al final me decidí. O, mejor dicho, mi hipocresía me hizo decidirme.

Sabía que Edythe había matado personas, aunque en su defensa, eran todos asesinos y violadores. Sin embargo, seguía siendo asesinato y no me había importado en lo más mínimo. Y siendo sincero, si me hubiera dicho que había matado por placer, probablemente habría buscado alguna excusa para justificarla.

Eso fue lo que me hizo decidirme por avisarle a Julie sobre los cazadores y las trampas. Aunque no aprobaba lo que hacía junto a sus amigas... su manada... tenía que cumplir con mi parte y avisarle que estaba en peligro. Tal vez podría convencerla de no hacer más lo que fuera que estaba haciendo.

Llegué aún muy temprano a la casa de Julie. Todas las luces estaban apagadas y aún no había salido el sol por el horizonte, pero no me importó. Esto era completamente necesario. Me bajé de la camioneta y golpeé la puerta, decidido. El sonido retumbó por las paredes.

Me sorprendió la respuesta inmediata de Bonnie.

—Entra —indicó pulsando algún interruptor, porque sonó un chirrido y la puerta se desbloqueó.

La abrí y avancé por la sala de estar, hasta que Bonnie que estaba en la cocina volteó a verme y se sorprendió, aunque sólo por un segundo, antes de volver a su rostro imperturbable. Estaba claro que esperaba a otra persona.

—Vaya, buenos días, Beau. ¿Qué haces aquí tan temprano?

—Hola, Bonnie. Disculpa que te moleste a esta hora, pero tengo que hablar con Julie, es urgente —contesté serio. Me preguntaba qué tanto sabría Bonnie sobre los asuntos de su hija.

—Lo siento, no está —mintió descaradamente. Puse los ojos en blanco. En ese momento ya no me importaba si estaba siendo insolente.

—Bonnie, ¿sabes lo que está haciendo Charlie en este momento?

—¿Debería? —preguntó cautelosa.

—Él, junto con media docena de vecinos, parte de su estación de policía y todos los guardabosques del área se han metido al monte con sendas escopetas y trampas para matar lobos gigantes —su expresión se alteró un par de segundos y luego volvió a ponerse seria —, así que, si no te importa, necesito hablar con Julie.

Bonnie frunció la boca, pareció meditarlo un momento y luego se rindió, señalándome el pasillo con la cabeza.

—Está en su habitación, pero está dormida. Sale hasta tarde y duerme poco, tal vez considerarías dejarla descansar. Ven y desayuna con esta vieja mientras ella se levanta — me invitó, pero la ignoré y di media vuelta hacia donde había señalado. Ahora me tocaba a mí despertarla. Escuché a Bonnie suspirar a mis espaldas

Ya había estado antes en su pequeña habitación. No me molesté en llamar si no que abrí la puerta y la cerré de un golpe. El sonido no la despertó. Estaba tendida en su cama, boca abajo y con la cabeza vuelta hacia un lado. Dormía con la boca ligeramente abierta y la misma ropa que llevaba anoche cuando se metió en mi casa. Únicamente sus pies se encontraban escondidos debajo de la manta, como si tuviera calor y por eso se la hubiera quitado.

Su rostro dormido se veía en paz, sin rastros de la ira de la tarde anterior. Además, noté unas ojeras oscuras debajo de sus ojos que no le había visto antes. Se veía como la chica que había conocido el año pasado, alegre e inocente. Y, además, muy cansada. Ma ganó la piedad, así que tomé la manta que tapaba sus pies y la moví para cubrirla hasta el cuello y que no pasara frío. Luego salí, cerrando la puerta con cuidado y fui a sentarme con Bonnie en la cocina.

—¿Y bien? —preguntó en tono burlón.

—Tenías razón, mejor dejarla descansar —rezongué, vencido, tomando uno de los panecillos con mantequilla que me ofrecía.

Luna Nueva (Versión Vida y Muerte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora