𝓒𝓪𝓹í𝓽𝓾𝓵𝓸 12

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Lentamente se separaron, sus miradas se encontraron, había tanto que querían decir pero las palabras no abandonaban sus labios; la luz de la luna daba un ambiente mágico al lugar, cuando parecía que por fin iban a confesarse, fueron interrumpidos por el timbre del celular del pelirrojo, sacándolos de su ensoñación y causando que apartaran sus miradas avergonzados.

- Yo...creo que debo de contestar -notando que era una llamada de su socio, recién fijándose en que tiene un montón de mensajes de parte del mismo- ¡Diablos!, Kunikida va a matarme

- Supongo que te causé problemas, no era mi intención -Chūya pudo percibir el arrepentimiento en su voz, por lo que pensaba animarlo

- ¡Oi, caballa! -pero antes de que pudiera continuar, otra vez el timbre de su celular comenzó a sonar- Lo mejor será que responda, dame un momento

- Claro, adelante -volviendo a la banca, suspirando decepcionado por el giro de los acontecimientos- Ese Kunikida si que resulta molesto -murmura amargado

El pelirrojo estaba un poco alejado, tratando de calmar a su compañero que le reclamaba sobre desaparecer de la agencia sin avisarles, y que más le vale volver en ese instante a terminar sus obligaciones o se las tendrá que ver con él. El detective con sombrero no podía aceptar eso, trataba de negarse alegando que no puede abandonar a su cita de esa manera, pero su socio no aceptaba negativas de su parte.

- Kunikida, ya es tarde para volver a la oficina -alegaba, tratando de persuadir al idealista- Te prometo que mañana cumplo con todos mis pendientes

- 'No voy a comprar tus excusas, Chūya' -respondió el rubio- 'Fuiste irresponsable al escaparte con ese "chico" y abandonar tu trabajo' -la molestia en su tono era obvio, estaba decepcionado del actuar de su compañero- 'Lo mejor será que vengas en este instante, no hagas que salga a traerte a rastras a la oficina'

- No te atreverías, eso arruinaría tu agenda -seguro de sus palabras, era consciente de lo estricto que era con sus horarios y salir a buscarlo causaría un cambio radical- Bueno, ya he dejado solo a esa caballa durante un buen tiempo hablando aquí contigo, por lo que debo de colgarte

- '¡No te atrevas a colgarme, Chūya!

- Bye, nos vemos mañana en la oficina -a pesar de los gritos de su compañero, dio fin a la llamada

- ¿Y qué pasó? -cuestionó el peli castaño a su compañero una vez se acercó- ¿Está muy enojado?

- Bueno, Kunikida...es Kunikida, es muy estricto con el trabajo y esas cosas

- Sí, he podido notarlo -rememorando los breves encuentros que ha tenido con el chico de lentes- Entonces debo de suponer que ya debes volver, ¿no?

- ¡No, claro que no! -desconcertado por lo dicho- Ya mañana me pondré al día, no puedo dejarte así

- Chibi, no quisiera que tuvieras más problemas con tus compañeros a causa mía -dándole una ligera sonrisa- Mejor ve y arregla esto, yo volveré a casa ahora, después de todo puedo cuidarme solo

- De eso no tengo dudas -recordando su encuentro anterior con esos "maleantes"- Pero no quisiera que nuestra cita terminara así

- Ya tendrás otra oportunidad para compensarme, ahora mejor asegurate de no quedarte sin empleo, soy alguien muy caro -bromeando, le da un ligero empujón en juego- Yyyy, me quedo con esto -quitándole su sombrero- Será una garantía para que nos volvamos a ver, así chibi no volverá a ignorarme una semana

- ¡Oye! -se queja, aunque el enojo que muestra no es real- Mas te vale que lo cuides, acabo de comprarlo

- No entiendo como puedes tener tan mal gusto -observando el sombrero- En fin, no sé que espero de una babosa como tú -suspira dramáticamente y comienza a alejarse, agitando el sombrero como gesto de despedida- Nos vemos luego, chibi

Ai, sorehanandesuka? | Soukoku|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora