—Entonces, ¿estarías enojado si hiciera esto? —Luke restregó la nieve fresca justo en el rostro impactado de Calum, quien soltó un jadeo de estupefacción cuando sintió la nieve helada tocar su rostro. Luke despegó en dirección a la tienda de regalos, sabiendo que Calum se iba a vengar.

—¡Voy a matarte! —le gritó a Luke, quien iba a intentar correr con su mejor amigo en la nieve. Lo único que quería hacer era resbalar y hacer que Calum lo atrape.

Mientras Luke corría, bolas de nieve pasaban zumbando a su lado, fallando por meros centímetros. Detrás de sí, Luke escuchaba el repiqueteo de los pies de Calum, que lo perseguía. No podía creer que acabara de hacer eso, es lo que se merecía después de todo por lo que lo arrastró. Corrió más allá de la tienda de regalos y dentro del bosque para buscar seguridad. Rápidamente buscó refugio detrás de un árbol gigantesco.

—¡Voy a atraparte, Hemmings! —gritó Calum fuertemente. Luke sofocaba su risa desde detrás del árbol. Calum estaba peligrosamente cerca y no podía correr riesgos. Después de unos cortos minutos, Calum se fue en la dirección opuesta y Luke salió de detrás del árbol para disculparse con Calum.

Después de diez minutos, Luke llegó a la conclusión de que estaba completamente perdido y probablemente iba a morir en esta horrible nieve. Cómo la gente pensaba que la nieve era bella y encantadora, era pasado para él. Justo ahora la nieve era fría, malvada, y quizá iba a hacer que perdiera su pie izquierdo. De repente, en una brecha apareció una cabaña. Lucía justo como la de ellos: pequeña y acogedora. Sin embargo, ésta tenía algo diferente, como una cortina negra puesta gentilmente sobre ella para mantener todos sus oscuros secretos escondidos del mundo. Luke se acercó y notó que todas las ventanas estaban selladas. Normalmente Luke era quien gritaba a la pantalla cuando la niña estúpida tomaba la perilla de la puerta; ahora Luke era esa niña estúpida y estiraba el brazo para alcanzar la perilla de la cabaña.

La cabaña estaba abierta, ¿quién la dejaría abierta? Luke entró y, aunque todavía estaba frío, era mucho más cálido que afuera. La puerta se cerró detrás de Luke cuando una ráfaga de viento llegó. Luke saltó del susto y cerró sus ojos. Aunque amaba las cosas de miedo, eso no significaba que amaba ser asustado.

—¿Hola? —le gritó Luke a la nada. La polvorienta habitación plagada de telarañas no le dio respuesta. Luke sabía que nunca iba a haber una respuesta; Michael seguramente estaría avergonzado de él si estuviera ahí. Luke estaba rompiendo todas las reglas que esos estúpidos personajes de películas rompían, si esto era una película, Luke sería el primero en caer.

Clac. Clac.

El sonido venía de arriba. Luke giró frenéticamente e intentó abrir la puerta, la cual no se movió en lo absoluto. Éste era el fin, Luke iba a sufrir una horrible muerte y lo sabía. Siguió luchando con la perilla que parecía no querer abrir.

Clac. Clac.

Lo que sea o quien sea que fuera el responsable de ese ruido estaba cada vez más cerca de Luke. Gotas de sudor comenzaron a cubrir su frente mientras la lucha con la perilla se volvía más grande. Con cada tirón que le daba a la puerta, se volvía más y más frenético con sus acciones. Luke no quería salir así.

Clac. Clac.

El ruido estaba más cerca que nunca. Si Luke se volteaba, estaría cara a cara con lo que sea que estuviera causándole prácticamente un ataque al corazón. Siguió luchando con la perilla, tercamente negando que la fe lo abandonara.

Luke sintió brazos rodear su cintura.

—Bu —dijo la voz, haciendo saltar a Luke como tres metros en el aire. Luke estaba inclinado contra la puerta con una mano sobre su corazón mientras que Calum estaba prácticamente en el piso riendo a carcajadas. Luke tomó profundos respiros intentando calmar sus veloces latidos. No podía creer que Calum le hiciera semejante cosa a él. ¿A quién engañaba? Era Calum. Luke no estaba del todo sorprendido.

La Cabaña -CakeWhere stories live. Discover now