R E B O R N • Koisuru Boukun

C U A R E N T A Y S I E T E

- ¿Por qué hablas como si no hubiese colaborado? ¿Uhm? ¿Se te olvidó que la idea de enviarle el cabello de ese muchachito a Tetsuhiro fue tuya? Para que él se aleje, según tú –Me pongo de pie, ambas manos sobre el escritorio inclinándome un poco. - ¿Se te olvidó que estuviste de acuerdo en que él se comprometa con Kanako? No seas hipócrita, Reiko, no eres una santa paloma y no lo has sido desde el momento en que me quitaste la esclava de la mano y la guardaste en la caja fuerte diciéndome que solo había sido un error de borracho –Me acerco a ella despacio, la mujer da un paso hacia atrás y yo me detengo frente a ella. –Que no se te olvide que tú... -Señalo a mi esposa, mi dedo roza la punta de su nariz. –Tú me ayudaste esa noche... Me diste agua mientras me decías que había sido un error de enamorado... Que confundí a Souijin con su hijo, que no fue mi culpa, fue el alcohol –Aparto la mano metiendo ambas en mi bolsillo. - Más el ser cómplice no te da el derecho a cometer el acto estúpido de darle la maldita esclava a Tetsuhiro sabiendo que Souichi la iba a ver, y la iba a recordar, aunque pensándolo bien quizás eso consiga que ellos se separen de una vez por todas –Me encojo de hombros. – O... Irá al hoyo a contarlo, no le van a creer, pero una denuncia puede manchar mi reputación no importa de quien sea.

- Quizás lo merezcas... -No la dejo terminar, mi mano se dirige a la parte de detrás de su cabello y lo toma con fuerza tirando de este. –Suéltame.

- Eres patética... No eres ni la mitad de inteligente que él –Zarandeo un poco a la mujer.

- ¿Patética yo? Patético tú, enamorado de tu amigo de la infancia, enamorado del hombre que participó en la golpiza de otro por sospechas. Patético tú, Yamaguchi, que te casaste conmigo enamorado de tu amigo y ahora, para pagar la rabia que sientes con Tetsuhiro, lo humillas y maltratas tan solo porque él sí consiguió ser correspondido –Las manos de la mujer se aferran a mi muñeca, no la he soltado. Enfadado, empujo a mi esposa sin medir fuerzas y ella cae al suelo, justo a un lado del cuerpo de Tetsuhiro el cual se desmayó minutos atrás.

- Cierra la boca, dices puras tonterías... -Chasqueo la lengua, intercalo la mirada entre ella y mi hijo Él sí consiguió ser correspondido. - ¿Muy orgullosa de tu hijo, ah? –Me acerco al pelinegro inconsciente para poner mi zapato sobre su rostro girando su cabeza un poco, pisando su mejilla. –Este muchachito que no ha sido más que una decepción, míralo, no es lo suficientemente hombre como para seguir luchando y tan solo se desmaya como una nena ¿Estas orgullosa de él, Reiko? ¡Mírame a mí! ¡Míralo a él! Jamás seremos iguales, él no es mejor que yo... Solo un patético muchachito al cual echaron del ejercito por un tonto amor ¡Yo lo deje todo por mi carrera y ahora soy exitoso! Él es un idiota. Te prohíbo volver a hablar de Soujin en esta casa, no te metas en cosas del pasado por querer poner a Tetsuhiro por delante de mí –Aparto el zapato, camino a la puerta. –Sácalo de aquí, arrástralo, cárgalo, no me importa.

Salgo de la oficina.

A punto de abrir la puerta, el timbre suena. Pongo la mano en el pomo, abro la puerta llevándome la sorpresa de tener a Miharu parada ahí. Tiene el rostro enrojecido, quizás de llorar, en la mano lleva dos hojas arrugadas.

- Señor Sato, ¿Podemos hablar? –Dice rápido, impaciente y nerviosa. Asiento despacio saliendo de la casa para cerrar tras de mí. –Será rápido.

- Dígame, señora Suzuki ¿En qué puedo ayudarla? –Noto como me observa silenciosa quizás curiosa por mi rostro magullado gracias a Tetsuhiro, así que carraspeo la garganta sacándola del trance.

- Eh... -Dudosa, observa las cartas como si estuviese pensando en si hablar o no. Finalmente me mira extendiéndome ambas hojas, las tomo despacio para luego leerlas.

Son de Tetsuhiro.

De Tetsuhiro a Hiroto.

De Tetsuhiro a Souichi.