Salí del baño, volví a mi cuarto, cerré la puerta, me di vuelta y me quedé ahí de pie, mirándola.

—¿Por qué estás aquí? —pregunté directamente, aún con la voz algo ronca.

Ella abrió mucho los ojos, sorprendida por mi pregunta.

—¿Te refieres a la excusa para volver a Forks? Vamos a decir que Earnest...

—No —la interrumpí —. ¿Por qué estás aquí, en mi habitación?

La pregunta la tomó tan desprevenida que por un momento pareció no saber qué contestar.

—¿Quieres... quieres que me vaya? —preguntó con un hilo de voz, como si temiera la respuesta. 

—No dije eso. Pregunté por qué estás en mi habitación —crucé los brazos sobre el pecho, en señal de protección. Claro que ella no sabía que hacía eso para que no se me cayera el corazón que tenía tan roto, posiblemente lo tomaría como un gesto de hostilidad.

—Bueno, ayer estabas tan cansado que no pudimos hablar, me quedé para cuidarte mientras dormías, y pensé... —frunció los labios con decepción antes de continuar —. Estúpidamente pensé que te gustaría verme cuando despertaras. Claramente fue un error. 

—No, no, está bien —traté de tranquilizarla bajando los brazos—. Sólo estoy un poco confundido.

—¿Qué es lo que te confunde? Si me dices, tal vez pueda darte algo de luz y sacarte de la confusión —sugirió, aún un poco resentida por el intercambio anterior.

—Es que... sigo sin entender qué haces aquí. Y tampoco entiendo por qué dices que van a volver a Forks. Pensé que te irías a donde sea que está tu familia ahora. Supuse que sólo querías hablar, despedirte otra vez y luego volver a irte —volví a cruzar los brazos, casi abrazándome a mí mismo.

—Beau, estoy aquí porque tú estás aquí. No querría estar en ningún otro lugar —explicó como si fuera algo obvio y no pudiera entender porqué yo no lo captaba.

Negué con la cabeza.

—Eso que no tiene sentido —empecé a hablar y las palabras salieron como un torrente —. A ver, puedo entender que te hayas sentido culpable al creer que había saltado de un acantilado por ti, pero si te hace sentir mejor, lo hice sólo porque me estaba muriendo del aburrimiento ese día y parecía divertido —abrió la boca para protestar pero seguí hablando —. Así que ya puedes dejar de sentirte culpable. No puedes ir por ahí buscando maneras para suicidarte, sólo porque la culpa te abruma. Aún cuando yo hubiera decidido saltar para acabar con mi vida, hubiera sido sólo mi decisión y no tu responsabilidad. Yo sé que está en tu naturaleza cargar con la culpa de todo, pero tienes que parar. Lo que hiciste fue sumamente irresponsable, y no pensaste en Carine, ni en Earnest ni en...

—¡Beau, espera! —exclamó levantando las manos y sacudiendo la cabeza, impresionada — Ya entendí qué está pasando. ¿Crees que hice todo este desmadre porque sentía culpa?

—Obviamente —contesté, confuso de nuevo.

—¡No! Es decir —sacudió la cabeza de nuevo —, sí, por supuesto que me he sentido culpable, muy culpable todo este tiempo. Pero no fui a buscar a los Vulturis por eso.

—Otra vez no estoy entendiendo —la cabeza volvía a darme vueltas.

—Beau, fui a buscarlos porque pensé que habías muerto.

—Que había muerto por tu culpa.

—¡No! Porque habías muerto, sólo eso —repitió sin poder creer que siguiera sin entender — No importaba la razón. Independientemente de si hubieras muerto por mi culpa, o si te hubieras caído por las escaleras o mordido una serpiente o muerto de viejo rodeado por tus nietos... —se estremeció —. Hubiera ido a Italia de todas formas. No puedo vivir en un mundo en el que tú no estás.

Luna Nueva (Versión Vida y Muerte)Onde histórias criam vida. Descubra agora