𝕰𝚕 𝓢𝚎𝚗𝚝𝚒𝚖𝚒𝚎𝚗𝚝𝚘 𝕰𝚚𝚞𝚒𝚟𝚘𝚌𝚊𝚍𝚘

7. Un precio estúpido

Salgo veinte minutos después, ya vestido con mi ropa de deporte porque me apetece ir al gimnasio para descargar mi ira. Claro que una buena excusa sería la de guardármela toda, soltarla en la estúpida cena, y después sentirme mejor. El problema es que crear un dramón no es tan fácil como la gente podría llegar a creer, ya que vivimos en una comunidad y las cosas pueden volverse intensas si tomas la acción o la palabra incorrecta. Pero así es el mundo Omega: Sutil, superficial, lleno de advertencias y amenazas veladas... Es rarísimo que un Omega te ataque directamente si hay lobos delante. Es parte del juego.

Al bajar, mi madre ya está terminándose de planchar el pelo rubio frente al espejo de la entrada. Se gira al verme, frunciendo sus labios pintados de un rosa suave, pues odia con toda su alma que haga deporte ya que eso "estropearía" mi apariencia delicada. Lo que ella no sabe es que mi cuerpo ya está "estropeado" con músculos pequeños, y pienso marcarlos mucho más para que nadie me tome por un debilucho. Después, sus ojos verde ascienden hasta mi cara con una expresión que refleja la desaprobación que no quiere decirme en palabras.

—Buenos días, Su Majestad —hago una reverencia femenina y estúpida, burlándome de ella, lo que consigue que frunza su ceño—. ¿Preparada para vender esta noche a su esclavo al enemigo?

—Ogh, por favor, Glassian... No seas dramático —responde, guardando la plancha del pelo en su respectiva caja—. Sabes los beneficios que tendremos en nuestra familia una vez os caséis. La cena sólo es una excusa para que os conozcáis mejor, hablemos de una fecha cercana y sigamos una de nuestras más hermosas tradiciones.

Ella no está equivocada en algo: Una boda en Hayu es una celebración preciosa. Diría que es uno de los tres eventos más importantes de la vida de un Omega, y no exagero si digo que la preparación de una boda es, por mucho, estrictamente planificada para que sea inolvidable. 

Yo mismo he acudido a algunas bosas, incluso de niño, y a día de hoy no puedo olvidarme de ninguna. Son tantas las razones de rememorarlas en su momento que, en cierto modo, llegan a tu mente de manera inmediata y natural.

—Sigo insistiendo que esto es un error.

—No hagas como tu tío Boston —me advierte, guardando la cajita del objeto dentro de una bolsa, seguido de alguna bolsita de tela con maquillaje—. Él tomó ese error al salirse de la familia, aceptar a otra como la suya propia, y no volver a contactarnos con ninguno de nosotros.

—Los Ancianos estipularon que los extranjeros no tienen derecho a intervenir en Hayu.

—Era lo correcto —espeta, volteándose del todo—. Sin embargo, tú eres un Omega y la historia es totalmente distinta, cariño. —Una sonrisa aparece en sus labios, consiguiendo que genere un gruño hosco—. No tienes trabajo, a duras penas tienes ahorros para pagar tu tonto pasatiempo que no es un lugar correcto para un omega, vives conmigo porque soy una madre maravillosa y sabes que lo correcto para escapar de mis manos es que te cases con Etherion; así podrás vivir afuera de los muros si te gusta exponerte a esos salvajes descerebrados, o a la calma de dentro de los muros.

Mi madre se refiere a Los Solitarios cuando habla de los "salvajes descerebrados" porque, como mucha gente dice, la mayoría de ellos son animales con cuerpos de hombres que sólo piensan en comer, dormir, pelearse entre ellos para ver quién es más fuerte y violar Omegas para generar más bebés salvajes. Eso es lo que se dicen de ellos, pero yo nunca he visto uno en realidad. Los libros de historia de Hayu a duras penas envían información relevante sobre ellos, por lo que en cierto modo eso hace complicado no tener un pensamiento sesgado.

Obviamente también les pregunté a los guardias sobre ellos, y con una sonrisa arrogante me dijeron "¿Esos perros? Son unos piojosos que se pasan todo el día desnudos, intentando tirar carretas fuera de las carreteras, violando Omegas una vez los raptan, y robando". ¿Los vieron? No. Ellos repitieron lo mismo que escuchaban de afuera.