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Últimamente bella parecía aún más extraña de lo que era normal para Nef. Enfrascada en un tema del cuál no quería hablar con ella hasta que lo confirmara, o al menos eso le dijo para que dejara de insistir.

El castigo de Charlie consistía básicamente en ser chófer de bella y llevarla y buscarla a cualquier sitio.

Sumando a eso, ahora no podría verse con sus amigos de la reserva, solo Jacob era más que bienvenido a casa. Talvez el hecho de que a Charlie le agradaba.

Lo último lo añadió cuándo se enteró que Edward Cullen había traído a casa a su hija menor la noche anterior y Nefera se había quedado toda la tarde viendo series y películas hasta quedarse dormida en el sillón de la sala.

Se preparó para hacer de chófer y luego de estar lista bajo a desayunar con los otros dos.

— Buenos días.— saludo cuando ya estuvo en la silla frente a su desayuno.

— Buenos días, Nef. Recuerda pasar por bella luego del colegio.

— Lo recuerdo perfectamente. No puedo hacer nada más, y eso incluye hablar con personas externas a esta casa.

Cuando bella termino su desayuno, se despidieron del jefe y salieron hasta la camioneta de la menor. Nefera se acomodó en el asiento de piloto y luego de pelear un poco con la chatarra emprendieron rumbo al instituto.

— Creo que descubrí el secreto de los Cullen.

La morena la mira confundida antes de centrarse de nuevo en la carretera.— Bueno, si eso cierto no deberías contarme lo, ¿O si?.

— Son vampiros, nef.— Soltó sin más.

El freno brusco de la morena las impulso hacia delante de golpe. Se giró a la castaña y con mucha más confusión y sorpresa habló.

—¡¿Que?! Por Dios, bella. Una cosa es creer que eres un súper detective que anda tras un chico y su familia y otra totalmente diferente es insinuar en que son criaturas bebedoras de sangre.

— Se que suena absurdo...

— descabellado diría yo.— Habló comenzando de nuevo el viaje.

— Escucha, compre un libro de leyendas que cuentan en la reserva. Describe algo sobre descendientes de los lobos y criaturas llamadas fríos.— trataba de convencer a su hermana de lo que ella creía.— Cuando hace buen clima no aparecen, no se relacionan con personas que no sean ellos mismos. Estoy segura de que son vampiros.

— Bella, si lo que dices es cierto, lo cuál me parece extremadamente raro y paranoico, ¿como explicas que el increíblemente guapo padre de Edward trabaje como doctor?

— No lo sé, hablaré con él, lo enfrentaré y diré que sabemos la verdad.

— Wow, wow, wow, alto ahí, bella. Tu descubriste su secreto, tu hazte responsable de esto, yo ni siquiera he hablado con ellos.

La conversación murió allí, luego de ignorar las súplicas por partes de la castaña que le pedían dejar que Edward supiera que ambas estaban enteradas de su secreto. La dejó en la entrada del estacionamiento de su colegio.

Volvió a casa y fue directo a la cocina para sacar un envase de chocolate y untar en cualquier cosa que se encontrase. Sin duda el tema la había dejado ansiosa, si bella la metía en todo esto terminaría metida en asuntos que nunca le interesaron saber por su indecente hermana.

[...]

Cuando se hizo la hora de buscar a bella, salió apresurada de casa, se le había pasado la hora y seguro que a Charlie no le haría gracia aquello.

—¡Nefera!

Se dió media vuelta parada a un lado de la puerta de la camioneta para ver a Paul caminar hacia ella.

—¿Paul? No deberías estar aqui.

— Lo sé, solo quería venir a ver cómo estabas.— Observó como llevó su mano a su nuca y rascaba está con nerviosismo.

— Estoy bien, gracias. Ahora, ¿Podrías decirme la verdadera razón para que estés aqui?.

— Yo quería... tal vez querrías ir conmigo a...— Paul soltó un suspiro frustrado y empezó a caminar de nuevo por dónde vino.— Olvídalo, solo venía a saludar porque estaba de paso. Adiós, morena Swan.

— Adiós, lahote.— Murmuró extrañada.— La gente está muy loca.

[...]

Bella le había avisado a Nefera que Edward las llevaría a su casa.

No quería ir, en realidad le importaba tres guisantes lo que sucediera entre ella y la familia chupasangre. Pero bella había hablado con Charlie para pedir permiso por ambas, consecuencia del castigo de Charlie.

Así que allí se encontraba, en la sala de aquella casa con seis pares dorados de ojos sobre ella.

— Nefera, Edward nos contó que bella y tú descubrieron nuestro secreto.— Comenzó el patriarca de la familia.

— En realidad bella lo descubrió, yo solo soy una coartada para que pueda salir con su muchacho.

La rubia despampanante, Rosalie, soltó una risa seca y sin gracia.— solo lo sabe por Isabella, seguramente no tendría cerebro para resolverlo.

— Para tu información, rubia teñida, no lo supe antes simplemente porque no me interesaba su vida. Es descortés hurgar en la vida de los demás como si fuera una venta de ropa de segunda mano.

Antes de que la discusión escalará a otro nivel, Alice las interrumpió colocándose frente a la morena.

— Soy alice.— Se presentó risueña.— Él es jasper, mi pareja, seguramente nos llevaremos bien.

— Bueno, Alice. Si eres menos como la rubia seguramente nos llevaremos genial.— Vocifero mirando a la rubia detrás de ella, a un lado del más fuerte y musculoso de la familia.

— Yo soy emmet, soy el más guapo de la familia...

— Y puro músculo, seguramente.— Terminó Nefera por él.

El solo le dió una sonrisa y Esme habló.

— Es un placer tenerte en casa, a ti y a bella. Siempre serán bien recibidas con nosotros.

— Usted es como la madre que a cualquiera le gustaría tener, señora.

El resto de la tarde paso entre platicas más que nada entre Alice y Nefera. Esme sirvió un poco de comida de la que habían preparado para ambas y en verdad era una delicia, ambos rubios se mantuvieron al margen y emmet solo decía chistes malos que en cierto punto llegaron a relajar a la morena y termino cuando Edward y bella llegaron para anunciar que ya se harían.

Lobo || Paul lahote ||Where stories live. Discover now