Cap 1: Templo Ming Gong

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Era media noche y la lluvia caía a cántaros.

La niebla se extendía entre las crestas de las montañas, donde una procesión de personas avanzaba bajo la lluvia. El que iba a la cabeza, era delgado, estaba cansado y se tambaleaba de forma inestable como una figura recortada en papel que no podía resistir las fuerzas exteriores. Dicha figura de papel recortado sostenía una linterna de papel blanco, cuya tenue luz iluminaba su rustro, revelando sus ojos y cejas, largas y delgadas, además de dos mejillas pintadas de colorete rojo. Él estaba vestido como un casamentero.

"Es una boda, no un funeral. ¿Por qué hay tantas caras tristes?". El casamentero estaba disgustado. "Es una ocasión feliz, ¡así que sonrían!".

Cada uno de los portadores del sedán que iba detrás parecía haber perdido a sus padres; más que una procesión nupcial, se parecía más a una procesión fúnebre. Pero no se atrevieron a desobedecer las instrucciones del casamentero, por lo que el grupo puso una sonrisa forzada, mostrando una imagen extraña bajo la lluvia.

Estar empapado bajo la lluvia puso al casamentero de mal humor. Al ver lo horribles que se veían sonriendo, él se burló: "¿Cuántas personas han muerto durante la sequía estos años? Le supliqué al Cielo y a la Tierra por ustedes, inclinándome y, finalmente, logré que Ming Gong nos ayudara a salir de esta situación y otorgarnos está lluvia torrencial. Todo lo que se les pide ahora es que le ofrezcan una novia, y quieren hacerme muecas. Ese es el temperamento que tienen ustedes allí.

(Ming Gong es el dios del mar / inframundo)

Entre la procesión había un anciano con un bastón, jadeando por respirar. Al escuchar al casamentero, rápidamente intentó apaciguarlo. "Benefactor, por favor tranquilízate. Si no fuera por usted, no tendríamos esta lluvia para salvar nuestras vidas. Nunca olvidaremos su gran amabilidad". Dicho esto, se volvió para reprender al escuadrón de la procesión y luego sonrió apaciguadoramente al casamentero. "Todavía hay una mesa llena de buen vino y platos esperándonos cuando volvamos más tarde...".

Este anciano era viejo y débil, solo piel y huesos. Bajo una lluvia tan intensa, todavía llevaba un par de zapatos viejos y andrajosos de tela común debajo de su prenda corta. Para empezar, estos zapatos ya estaban desgastados y al estar empapados en agua durante todo el camino hasta aquí los había arruinado por completo hasta quedar irreconocibles. Por alguna razón desconocida, el anciano, a pesar de su vejez, todavía tenía que seguir al casamentero, tartamudeando mientras lo adulaba.

El casamentero no estaba en lo más mínimo dispuesto a darle cara. "Oh vamos. ¿Qué tipo de buenos vinos y platos puede tener este lugar árido? Una vez que haya enviado a la novia dentro del tiempo, mi trabajo estará hecho. No podría importarme menos quedarme aquí más de lo necesario".

El anciano necesitaba su ayuda, por lo que sólo podía hacer repetidos ruidos de acuerdo. Afortunadamente, el resto del viaje fue corto. Después de un rato, vieron un monumento de piedra de la mitad de la altura de una persona erguido al costado del camino. El casamentero avanzó unos pasos y alumbró con su linterna el camino que tenía delante.

"Hemos llegado a su templo".

El anciano había sido una vez un compañero de estudio en su juventud y por eso podía leer algunas palabras, pero cuando se acercó al monumento de piedra para verlo más de cerca, se dio cuenta de que todas las inscripciones estaban en 'el lenguaje de los dioses'. Este tipo de lenguaje divino también se conocía como el 'lenguaje del decreto del destino'. Era un tipo de lenguaje utilizado para convocar y enviar deidades y sólo los funcionarios de la Academia del Mandato del Cielo podían aprenderlo; rara vez la gente común tendría la oportunidad de verlo. El anciano lo había visto una vez mientras servía como compañero de estudio de su maestro, pero sólo sabía que era un lenguaje divino y no lo que significaba.

Cruzar Las Puertas Celestiales [T97]Where stories live. Discover now