ᴏᴄʜᴏ

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—Ya cayó la noche, hay que mudarnos a un lugar más alejado. Se nota que el río subirá de nivel en cualquier momento... —Ingrid miró con preocupación a su acompañante qué aun seguía acostado al lado suyo. El silencio se hizo presente. —¿Selena?...

Tal y como dijo la albina, la noche ya llegó y con ello el frío y humedad; igual con la fogata encendida en su máximo esplendor, la temperatura baja aun perduraba en sus cuerpos...

Pero en Celestine era aún peor...

—¿Selena? Ey ¡Selena! —Con desesperación la fémina empezó a sacudir de manera pasivagresiva al hombre que tenía recostado sobre el pastoral húmedo.

—Hm... Carajo dejame dormir.

—¿Eh? ¿Qué dijiste? —Con su mano izquierda azota con fuerza la cabeza de este—¡Tu a mi no me debes responder así! Ya levántate.

—Auch.. Ya voy, ya voy.


Con su rostro pálido, labios agrietados y morados, Celestine se colocó de pie a duras penas. Él estaba totalmente acabado, Ingrid le dolía eso.

Con una sonrisa tranquilizadora, el pelirrojo le dio unas palmadas a la Albina a quien ganaba en altura demostrándole de que todo estaba bien, no había de que preocuparse.

Ingrid miró de reojo al lugar donde estaba su acompañante anteriormente, el lugar de donde reposaba la cabeza se encontraba una mancha rojiza. Eso la angustio aún más de lo que ya estaba, sentía bastante remordimiento dentro suyo. Con agilidad, coloca el antebrazo de Celestine en su hombro para alivianar su carga al caminar.


—Tenemos que ir a un lugar seguro en estos momentos Selena...

—Tranquilícese majestad... Solo debemos mover el campamento... Y...

—Guarda silencio y obedece a mis peticiones.


Y así comenzó la marcha.

Continuaron con el camino río abajo de manera lenta, pues Celestine estaba totalmente debilitado e Ingrid no quería forzarlo al máximo. El sonido qué otorgaba las fuertes corrientes de agua eran abrumadoras, incluyendo la oscuridad total que los rodeaba junto a los frondosos arboles fornidos, era totalmente tétrico; como si de un género de terror se tratase.

Al final lograron llegar hasta el final de la corriente qué era el comienzo de una cascada bastante empinada.

Al ver que Celestine estaba totalmente inconsciente, Ingrid hizo uso de su magia para levitar hasta a un lado del final de la cascada. Estelas violetas y negras empezaron a aparecer al rededor del par alzandolos por encima del agua en la que se reflejaba la luna.
Gracias a ello Ingrid pudo apreciar con claridad la aldea de la que le habló Rivetti, no estaba tan lejos como lo imagino. Eso la alegró bastante.

...

El sonido del interior de la posada era tan silencioso qué lo único que se lograba escuchar era le movimiento hecho por el dueño del local que limpiaba el lugar. Estaba demasiado tranquilo cuando de repente la puerta de la entrada se abrió fuertemente dejando entrar a la albina qué cargaba sobre sus hombros al ya debilitado Celestine. Su rostro ya se estaba poniendo morado.


—¡Necesito ayuda! ¡Por favor! —Gritaba desesperada Ingrid al dueño de la posada. El hombre se acercó a ellos con rapidez alzando entre sus brazos a Celestine como si fuera una mujer para colocarlo sobre una de las mesas qué estaba disponible.—Tuvimos un accidente en el río al venir aquí, ella lastimó su cabeza... ¡Porfavor ayúdala!

« ☼︎ » O ʜ   ɴ ᴏ- ̗̀  ⋯₊˚ˑೄ*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora