10

63 42 101
                                    

—Hola, Sergio —comencé diciendo mientras sentía el corazón en la boca—. Primero que nada, perdón por haber tardado en venir contigo.

Al instante que dije eso, hubo un ligero viento que hizo que mi cabello corto se sacudiera por unos segundos.

Para muchos, algo que tuvo coincidencia al instante que dije eso; para mí, una señal de que una parte de mi hermano estaba ahí, escuchándome.

Eso, aparte de ponerme más triste, me animó a seguir.

—Yo... te he escrito una carta con todas las palabras que no te pude decir cuando seguías aquí conmigo. Espero que, donde seas que estés, lleguen contigo.

Desdoblé la hoja y comencé a recitar todas las palabras que escribí ahí.

—El día que te perdí, me perdí a mi misma —dije—. No sabía lo tan importante que eras en mi vida hasta ese día. Lo tan presente que estabas en mi vida. Ojalá lo hubiera entendido en aquel tiempo, cuando podríamos haber cambiado este rumbo que tuvo tu historia.

» Antes que todo, quiero pedirte perdón por haber sido una hermana de mierda contigo, sé que solo estabas cuidándome, dándome lo necesario para que en mi vida no faltara nada. Yo, por mensa y tonta, no entendía que con tenerte a ti era más que suficiente para ser feliz. No comprendo porque te traté tan mal, porque mi actitud hacía contigo cambió cuando tu nunca hiciste nada que me hiciera cambiarla. Perdón por eso y por todo lo demás. Perdón si alguna vez sentiste que no te di el amor que merecerías, perdón si un día te hice sentir que no valía la pena pasar el tiempo contigo. Pero, sobre todo, perdón si alguna vez te hice sentir que eras un mal hermano. Eso jamás lo fuiste. —La voz se me rompió al final y tuve que parar unos segundos para desahogarme.

Pasara el tiempo que pasara, ese sentimiento de culpabilidad nunca se iría.

—En casi todos mis recuerdos de la infancia estás tú. No hay ninguno donde no estés. Desde que era pequeña, siempre te mantuviste cerca de mí y me protegiste de todo aquello que podía herirme aun cuando tu podías salir herido. Si fui feliz la mayor parte de mi vida, era porqué tú la hacías feliz. Lo sé porqué desde el momento donde te perdí, ese sentimiento de felicidad no volvió más. No había más risas hasta que el estomago me doliera; no había más carcajadas por tonterías que solo entendíamos nosotros; no había más sonrisas cómplices por momentos que nos parecían graciosos, pero que no eran para reírse. Dios, nada ha tenido la misma diversión desde que no estás aquí. Lo que una vez tuvo color en mi vida dejó de tenerlo.

» Sé que, si estuvieras aquí, me dirías que debo de intentar superar esto y seguir adelante, pero es tan complicado cuando no tengo a mi hermano mayor para guiarme a ello. No sé que camino tomar sin tener tu mano a mi lado para llevarme por el lugar correcto. No sé como avanzar en esta vida sin ti.

» Me di cuenta de lo tarde que eras en mi vida. Es cierto que dicen que no sabemos disfrutar de lo que tenemos en nuestras vidas hasta que deja de estar ahí.

» Te extraño todos los días, Sergio, como no tienes idea. Extraño nuestras pláticas mañaneras en el auto, cuando peleábamos por quien ponía la música a pesar de que terminaba perdiendo porque era tu coche y yo terminaba de mal humor; extraño cuando me preparabas mi desayuno favorito cuando me sentía mal; extraño que cantaras a todo pulmón durante las noches mientras limpiabas la cocina; extraño escuchar tus llaves a media noche y tu intento de ser sigiloso a pesar que hacías un desastre a tu paso. Extraño poder sentirte a mi lado y poder abrazarte. Extraño cuando me llamabas por ese apodo ridículo, pero tan especial; extraño cuando me ayudabas a que mi tarea de matemáticas estuviera bien hecha, aunque tú eras el que terminaba haciéndola. Extraño despedirme de ti cada mañana después de que me dejaras en la escuela. Extraño todo lo que fuiste y lo que pudiste ser.

» Y más que nada, extraño poder llamarte hermano y ver tu sonrisa. Desde que no tengo esas dos cosas en mi vida, todo se desmoronó.

Hice una pausa para tratar de serenarme. De encontrar la valentía para terminar ese discurso de despedida que estaba doliendo más de lo esperado.

—Ojalá que todo hubiera sido lo mismo que años atrás, pero es claro que nada perdura para siempre.

» Creo que es todo lo que diré. Y en caso de que algo me haga falta, haré otra carta. Mi terapeuta me recomendó que no dijera todo en una misma carta, así de esa manera podía sacarlo todo en distintos lapsos de tiempo. Y sí, estoy yendo a terapia porque tu partida me dejó como una mierda. Pero no te preocupes, hermanito, que ahora, después de ir ya varios meses, me he comenzado a sentir mejor, a regresar una pequeña parte de lo que era contigo. Es un proceso lento, complicado que tiene sus bajas y sus buenas, pero estoy intentando salir porque sé que tu me animarías a hacerlo y seguir con mi vida.

» Gracias por permitirme ser tu hermana y por poder llamarte a ti hermano. Créeme que te recordaré toda la vida, que te querré toda la vida y que nunca, jamás, nadie ocupará tu lugar.

» Si la vida me puede dar otra oportunidad, desearé ser tu hermana nuevamente, esta vez donde podamos ser esos buenos amigos que fuimos años atrás y que nada nos rompa. No hay ninguna otra cosa que desee más que esa.

Otra pausa. Tomé airé y dije lo último que estaba escrito en esa hoja.

—Nos veremos luego, Sergio. Te quiero de aquí hasta al infinito.

Me despedí con esas palabras tan inusuales que usábamos solo nosotros dos. Una que nos pertenecía y que ahora eran solo mías.

Toqué su lápida una vez más antes de irme y ese viento que me erizó la piel se hizo presente nuevamente.

Mis lágrimas ya caían por mis mejillas y el sollozo estaba apunto de escapar de mi garganta.

Nunca supe cual era la manera correcta de despedirme de mi hermano ya que no tuve manera de hacerlo.

Es triste saber que mis "te quiero" jamás volverán a ser respondidos. Que solo quedarán sobre el viento y este se los llevará a donde sea que vaya.

La vida no me bastará para sacar este dolor que siento.

Donde sea que estés, Sergio, ojalá que mis palabras te hayan llegado.


Fin.

Palabras que nunca te dijeWhere stories live. Discover now