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Pasó un año. Mi estado estaba en decadencia.

Estaba a nada de terminar la preparatoria y solo me entristecía el hecho de saber que Sergio nunca me vería en mi graduación o entrando a la universidad.

Es que de verdad no logré superar su muerte. No durante ese lapso de tiempo.

Nunca nadie me preparó para ese momento. Para perder a mi hermano. Para perder a mi mejor amigo y mejor compañía en este mundo.

Nadie me preparó para el dolor, para la culpa, para la tristeza que sobrelleva la muerte de un familiar.

Ojalá la vida viniese con algún manual sobre cómo superar a alguien que perdemos y como sobrellevar todos los sentimientos que viene con ello.

Probablemente, muchos, en esto que llamamos vida, podríamos haber cambiado el camino que tomamos.

Para mi último semestre en la preparatoria, era una chica sin amigos y sola en el salón. Me había alejado de todos, incluso de Kiara. Me bloqueé y no acepté la ayuda de nadie.

Con mi familia era igual, mis papás, que después de meses se dieron cuenta de mi estado, intentaron ayudarme para aliviar el dolor; pero negué todo apoyo de su estado. ¿Por qué recién se fijaban en eso cuándo ya había pasado un tiempo desde entonces? No eran ellos el mejor lugar donde acudir por ayuda.

Salí del salón en el segundo en el que el profesor nos permitió salir de la clase y me fui corriendo de ahí. No soportaba estar en esas cuatro paredes que me rodeaban, necesitaba tomar aire para dejar salir todo lo que comenzaba a invadirme.

Fui al área verde de la prepa y me senté en una esquina, apartada de todos los demás como había acostumbrado a hacer desde hacía un año.

Me coloqué mis audífonos y me sumergí en ese mundo de la música que últimamente me había ayudado a escapar de esta realidad.

Con la música, no me sentía sola como la mayor parte del día.

✧✧✧

Llegué a casa caminando y cerré la puerta detrás de mí.

El silencio invadió mis oídos.

Aventé mis cosas por ahí y me fui a la cocina, lugar donde me quedé parada e imaginando que estaría haciendo Sergio en ese momento.

Quizás preparando nuestra comida y entonces se estaría preparando para ir a trabajar hasta la noche. O quizás se tomaría el día libre, al fin y al cabo, el papá de su mejor amigo era su jefe, y se hubiera quedado en casa insistiéndome en ver una película o salir a alguna plaza.

Cuanto daría por volver a esas tardes que pensaba que me enfadaban, pero que ahora extrañaba más que nada en ese mundo.

Me senté en uno de los sillones, sin ganas de almorzar, y divagué un largo rato.

✧✧✧

Una tarde, durante uno de los descansos en la prepa, un alumno que no conocía se acercó a mí.

Lo miré con cara de pocos amigos, tratando de que con solo eso se alejara, pero en cambio, me sonrió y se sentó frente a mí.

Estuve a punto de abrir la boca para pedirle que se fuera, cuando él me ganó la palabra.

—No me conoces, pero yo sí a ti —comenzó—. Eres la chica que perdió a su hermano y se alejó de todo el mundo.

Resultó ser que, la muerte de Sergio se dio a conocer por toda la preparatoria —sin tener idea de como— y que ahora yo era la solitaria de la escuela por lo mismo.

Palabras que nunca te dijeWhere stories live. Discover now