Extra VI: Cita con papá | pt 3.

2.3K 205 31
                                    

Christopher.

Le termino de acomodar el cabello en dos trenzas a Olivia, me da los listones que le coloco y le pongo los zapatos dorados que me señala, aunque tomo un par extra, por qué si algo le pasa a esos zapatos, seguro me deja de hablar.

Rachel se fue a hacer unos pendientes, por lo general, es quien siempre arregla a sus hijos, pero está vez me tocó hacerlo a mi con todos antes de llevarlos a la academia.

Solo Rochelle estuvo conmigo hasta que salieron sus hermanos, después se los llevaron Alex y Sara, por lo que escuche, al una feria, pero Olivia se quiso quedar conmigo hoy.

Olivia está más que encantada de pasar el día conmigo, aunque se nota que ya extraña a su madre y a sus hermanos, aún así, se queda conmigo todo el rato que estoy en el comando, aunque claro que la pongo a estudiar, por qué el que no haya tenido clases hoy, no significa que no va a estudiar.

Me hace muecas mientras le doy las hojas de actividades, pero después se pone a resolverlas en sofá, pone música y no me queda más que tragarme el reproche, por qué si no se va a enojar.

Sigo con mis cosas, pero cuando dan las 2:30 me acerco a mi hija, desde hace rato está mordiendo la goma del lápiz, pero nunca se acercó a preguntar.

—¿Necesitas ayuda? —me siento a su lado. Ella en seguida se pega a mi costado, señalando el ejercicio.

Paso el brazo alrededor de ella, levanto las hojas y analizo el problema que no pudo resolver. La lista puede resolver ya divisiones, multiplicaciones y sumas a sus casi cinco años, pero sumar fracciones parece su infierno. Aunque ella se empeña en intentar.

A pesar de que le explicó, no lo entiende, lo que la frustra, se lleva más manos a la cabeza y suelta un bufido de molestia.

—Olivia, no tienes que saber hacer todo a los cuatro años, la mayoría de niños de tu edad apenas comienzan a saber escribir —dejo las hojas de lado, llevándola a mi regazo—, vas muy adelantada a tu edad, muchísimo…

—Mis hermanos ya sabían hacer esto a mi edad —reprocha.

Suspiro.

—El par de revoltosos de tus hermanos estaban aprendiendo a hacer eso —corrijo—, no eran expertos en el tema y no tenían que serlo, y tú tampoco, eres una niña, Olivia, deberías de preocuparte más por tus pinturas que por esto, que esto te lo van a enseñar en la academia hasta dentro de otros cuatro o cinco años.

Cruza los brazos, enfurruñada, pero le deshago el agarre y le elevó el mentón.

—Deja de preocuparte por estás cosas.

Suspira, lanzando la cabeza contra mi pecho.

—Quiero aprender —susurra.

—Y lo estás haciendo bien —mascullo—, eres una niña muy lista, en fin de semana si quieres volvemos a intentarlo —asiente—. Vamos, te llevaré a un lugar.

Eso la entusiasma en seguida.

Se levanta de mi regazo, recogiendo sus lápices y echándolos dentro de su mochila, toma mi mano mientras avanzamos a el estacionamiento. Pregunta un sinfín de veces que a dónde vamos, pero no le contesto.

Primero la llevo a comer, por que en la mañana y en la tarde no comió bien, la dejo comer sus chucherías, aunque solo la miro, por qué de nuevo, lo que hay en sus plato me da asco. Aunque tengo que aceptar la papa frita con helado, por qué hace muecas y pucheros hasta que acepto la misma.

Raramente, ahora no me sabe mal, suelto un bufido, ella me sonríe y sigue obligándome a comer mientras ella pasa el pollo frito con sus aderezos.

Cuando termina, pago y salimos de nuevo, conduzco hasta el centro comercial, recordando el vestido que me enseñó hace dos días.

Si Rachel no hubiera ido con Stefan.Where stories live. Discover now