capitulo 2

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Su respiración era lenta, cálida, la sentía contra su piel adolorida, enrojecida y palpitante. Su padre lo había golpeado después de casi un año entero de no haberlo hecho. Jun sentía que le ardía no solo la piel, sino también el alma, sentía impotencia. Su padre había regresado borracho a media noche, decidido a desquitarse con cualquiera que se le atravesará, Junhyeok.

Claro está que todo ese enojo fue recibido por Junhui, tratando de proteger a su hermanito de ese dolor, el dolor que Jun sentía y no quería causarle al pequeño. Era usual que su padre bebiera mucho, pero siempre que eso pasaba cerraban las puertas con llave para evitar esos problemas, desafortunadamente está vez no fue así. El hombre llegó haciendo un espectáculo, gritando el nombre de su hijo menor; el cuál fue a su llamado, al igual que Jun, pues eran estos momentos en los que debía estar alerta, en los que su ansiedad lo hacía sentir en un campo de guerra, en donde podría morir en cualquier segundo sin siquiera notarlo. Cuando notó el cambio en su voz, se dió cuenta de las verdaderas intenciones de su padre y no tardó en llevar a Hyeok detrás de él para recibir el golpe en su lugar. Uno, dos, tres, cuatro... El hombre estuvo más de una hora golpeandolo, hasta que se cansó y retomó su camino hacia el cuarto.

Jun pasó toda la noche en el suelo, sus lágrimas mojaban la madera, sentía la mano de su hermano en su hombro, ni siquiera podía voltear a verlo. No sentía el rostro, todo su cuerpo estaba entumecido, estático, a excepción de su cabeza y torso que se movían para permitir el llanto, Jun se sentía vacío, sentía que todos sus sueños se deshacían como castillos de arena con las olas, nada importaba en sus planes si todo lo que recibía era dolor, sin importar que hiciera, sus padres le causaban sufrimiento incesante, sin poder escapar, o gritar, ni detenerlo, debía proteger a su hermano, incluso si él debía pasar por el infierno no sola una, mil veces, lo haría, solo por Junhyeok, la única luz en su vida, la única razón para salir de ahí, para tener sueños, su única razón para seguir vivo en ese lugar.

(...)

Sentía los rayos solares que se filtraban por la ventana; estaba amaneciendo. El entumecimiento había pasado, abriendo camino para el dolor, desgarraba sus músculos por dentro y por fuera a penas despertaba, no podía siquiera ponerse de pie, estaba a punto de llorar de nuevo, hasta que recordó a su hermano anoche, abrazando su espalda al dormir pues no quería dejarlo solo. Sus piernas se doblaron tratando de conseguir fuerza para ponerse de pie, consiguiéndolo en su tercer intento, así fue como logró ir al baño a darse una ducha, mezclando sus lágrimas con el agua, tratando de reponerse en ese pequeño lapso. Cuando salió ya vestido, tomó su mochila y a Junhyeok antes de que sus padres despertarán, y se fue.

 Cuando salió ya vestido, tomó su mochila y a Junhyeok antes de que sus padres despertarán, y se fue

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