CAPÍTULO 2

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Así comenzó todo.
Aquellas cinco palabras salientes de la boca de Leah me causaron un verdadero y profundo terror.

Tu hermano está en peligro.

El comunicado de Leah había retumbado en mi cabeza una y otra vez. Era como si estuviera en un túnel largo y solitario, en donde solo coexistían el eco y su voz.

No podría imaginarme una vida sin Delayn. Él es mi única familia de sangre y debía ayudarlo, pero primero tenía que ocuparme de Leah.

Aun recuerdo aquella mañana cuando Delayn la trajo por primera vez a Boucro. Leah estaba desmayada y no tenía buen aspecto: su rostro permanecía pálido y sus labios carnosos se encontraban resecos a causa de la deshidratación.
Cuando la pelirroja despertó, enseguida comenzó a llorar; suplicaba para que no le hicieramos daño. De hecho, intentó atacarnos y procuró escaparse, pero Delayn la detuvo y le explicó que simplemente queríamos ayudarla. Además, le indicó que podía irse cuando ella quisiera ya que nuestra intención no era mantenerla como una prisionera.

Leah permaneció dos días en casa y luego desapareció. A pesar de ello, los eventos pertubadores surgidos en el bosque fueron lo suficientemente aterradores para que la pelirroja decidiera volver a Boucro, y quedarse allí para siempre.

Hasta el día de hoy nadie sabe de qué o quién escapaba Leah.

Han pasado cinco años desde aquel momento. Podría decirse que desde ese entonces, Leah vive bajo el mismo techo que el mío y que mi hermano se dispuso a protegerla de todo mal. Sin embargo, con el paso del tiempo, la pelirroja aprendió a defenderse. Ahora es una persona completamente diferente, siempre actúa con decisión y firmeza haciendo frente a sus miedos. Quizás así debía comportarse. Ser la pretendiente del Líder de Boucro no debe ser para nada fácil. No obstante, esta era la primera vez en mucho tiempo que la veía aterrada.

En este instante me encontraba en una reunión entre los Veteranos y el Colíder, o sea yo.

Cuando nuestro pueblo carece de la asistencia del Líder, una reunión se hace presente para acordar las reglas de convivencia. El rol principal lo pasa a tener el Colíder y, sucesivamente, los Veteranos. Este último puesto lo tenían Javern y dos chicos más: Ewald y Nethe. Sin embargo, Leah también estaba en la reunión ya que necesitabamos a un número impar de personas para poder tomar una decisión por votos, y que mejor elección que la futura esposa del Líder de Boucro.

La sala en donde nos situabamos era oscura y las antorchas apenas iluminaban el lugar. Había una mesa grande y redonda con seis sillas pero solo cinco estaban ocupadas, pues la restante le pertenecía a Delayn.

Ahora bien, sobre la mesa se dejaba a la vista el mapa del bosque, el cual aún no estaba completo pero que de todos modos seguía siendo de gran ayuda.

Javern estaba sentado junto a Leah. No dejaba de morderse sus uñas, pues lo que Leah comenzó a relatar lo tenía muy ansioso:

—Delayn y yo habíamos salido a examinar el bosque pero nos vimos interrumpidos cuando dos guerreros del Valle Contver nos encontraron —empezó a explicar un tanto nerviosa. No la juzgo, volver a recapítular esas escenas debe ser bastante díficil—. Obviamente intentamos escapar pero nuestros enemigos nos siguieron. En ese momento, Delayn tuvo una idea: Tomar un atajo y distraer a los guerreros para que yo pudiese ir por ayuda.

Poco a poco, la voz de Leah se hacía nula para mis oídos, puesto que mi consciencia me impedía centrarme en la realidad. Al mismo tiempo, mi mente empezó a sacudirse internamente debido a la búsqueda de posibles respuestas a mis preguntas e, inmediatamente, mi pierna inició a emitir un movimiento involuntario.

De repente, gracias a Javern, volví a la realidad. Noté su mano sobre mi rodilla y con disimulo lo miré: su mirada oscura se posicionaba firmemente sobre aquel mapa incompleto y absurdo.
Mi pierna dejó de moverse y entonces el morocho apartó su mano.

Ocultos en el Bosque Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang