Un despertar en ciudad Azul

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"Las nubes aquel día dibujaban formas muy extrañas, en un inmenso firmamento.

¿Y yo me pregunto?, ¿por qué Azul?. Por que no verde o de color amarillo.

Hubiera sido fascinante algo así, pero, ¡hay que tonterías digo!."

Puso sus manos en sus ojos y se los frotó..

"Parece que ya ha amanecido, se escucha el existir de la gente.

Me pregunto. ¿Qué me deparará hoy?".

Theo, recostado en las hierbas de un parque, veía detenidamente el fulgor del sol del amanecer. Las hojas de un árbol cercano, caían cuando una suave brisa pasaba.

Viendo cómo las nubes se arremolinaban al astro solar, dio un suspiro profundo, de una mañana tranquila. El joven, pensativo, se levantó.

Con la ropa algo sucia de una noche vagando y durmiendo en la intemperie de una noche de luna, se sacudió un poco.

Ya la gran ciudad empezaba a cernir su bullicio, cada vez que las horas avanzaban, poco a poco.

Ya las personas de toda índole, salían a trabajar como era costumbre. Atareadas en sus labores y otros abriendo sus puestos de trabajo, el día se volvía concurrido de gente.

Theo vio que las personas iban de un lugar a otro, como si se tratara de un ritual eterno.

Pero él sabía bien que era así en estos tiempos y que era necesario, sobrevivir en la jungla de cemento.

El joven, emprendió su regreso a su casa.

Ciudad azul, era una ciudad cosmopolita, por ello y por el esfuerzo de las personas de muchos tiempos, aquel lugar se había convertido en patrimonio cultural del arte en siglos.

La ciudad azul era una ciudad especial, era el centro del arte y el conocimiento del mundo.

Algunos edificios antiguos todavía se conservaban, mezclados con los avances de la modernidad, y los nuevos edificios con mucha altura y tamaño se mostraban desafiante ante el mundo.

Impuesta en una antigua isla. La ciudad era imponente y hermosa.

El joven caminó un largo trecho de la ciudad pasando por puentes, avenidas y calles.

A él poco le importaba qué lugar era, pues para él era otra ciudad más.

Canturreando en las calles, poco a poco se apartaba de la ciudad.

Como era costumbre de él, caminaba kilómetros hasta su hogar.

Su casa, estaba en una parte de la ciudad, llamada "Palomas", aquel lugar estaba ya alejado del centro del sitio de ciudad Azul, allí mayormente estaba rodeados de edificios antiguos, remodelados para vivienda, y condominios.

Pujando ser un sitio comercial.

Y allí él vivía, entre aquellos departamentos, de un edificio antiguo.

Había muchas palomas, que posadas en los postes de luz, apuntaban bien ante cualquier sospechoso de sus juegos.

Theo tenía que estar observándolas, y sorteando sus heces. Pues la urbanización de Palomas, cómo bien indica su nombre, era un crisol de tales aves.

Así el joven iba acercándose, con un remolino de pensamientos, hacia su cuarto, pero sabía lo que iba a suceder y estaba ya advertido.

Unos ojos, en cierta distancia se cernieron en él.

Una chica de pelo castaño y ojos vivaces, lo veía detenidamente.

Con color de ojos diferentes, uno azul y el otro verde, brillaban dando una mirada alegre al joven. También la chica tenía una doble y largas coletas de pelo, que sin ninguna duda, era característico de ella.

La Guardia SeráficaWhere stories live. Discover now