13- La fiesta de cumpleaños

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–¿De verdad piensas ponerte esto? –preguntó Draco, sosteniendo el rígido corsé.

Kali les había preparado la ropa que se iban a poner, y él no había podido evitar fijarse en la cantidad de prendas que Astoria debía llevar debajo de su vestido. Ella cogió el corsé, y lo miró por ambos lados.

–No lo sé, jamás he llevado ninguno –dijo, dando vueltas a la estructura.

–Mi madre los usa todo el tiempo cuando se viste de gala–comentó Draco–. Pero ¿de verdad es necesario que te lo pongas? Una fiesta de cumpleaños no es un evento tan formal –añadió frunciendo el ceño.

–Es por la seguridad de la señorita Astoria –intervino Kali.

–¿Vas a engalanarme como un árbol de navidad por mi seguridad? –preguntó ella, incrédula.

–El corsé de la señorita Astoria está reforzado mágicamente. Si alguien trata de atacar a la señorita Astoria, el corsé lo parará.

–¿Quién va a querer atacarla? –preguntó Draco, con una sonrisa burlona.

–El señor Malfoy tiene motivos para desconfiar de ciertos invitados –le recordó la elfina.

–¿Te refieres a los Parkinson? ¡No creo que se atreviesen a hacerle algo a Astoria! –se rio, aunque la sonrisa se le borró al ver la cara que ponía Astoria–. ¿Crees que se atreverían?

–¿Cómo de furiosa decías que estaba Pansy la última vez que la viste?

–Bastante –recordó él–. ¡Pero no creo...! Ella no... – titubeó. La mirada asesina de Pansy aún no se le había borrado de la mente–. Está bien, llévalo por si acaso –cedió.

Como si alguien se lo hubiese ordenado, Kali acudió junto a su señora para ayudarla a desvestirse. Astoria y Draco cruzaron una mirada. Cuando la bata que la cubría cayó al suelo, ella se ruborizó y él se dio la vuelta automáticamente, para no mirar.

–El señor Malfoy no debería avergonzarse de mirar a su esposa –dijo la elfina, como si tal cosa. Pero Astoria también se sentía incómoda, y cogiendo su ropa, se encerró en el baño para cambiarse.

–No se te ocurra volver a decir una cosa así –amenazó el rubio, mirando a la elfina con rabia.

–Pero el señor Malfoy ya ha visto a su esposa sin ropa antes.

–¡No es lo mismo! Estaba enferma –siseó, enfadado. Cogió su ropa con violencia y comenzó a cambiarse.

–Kali sólo le recordaba al señor Malfoy que puede tener intimidad con su esposa. Los recién casados deben tenerla –Draco se sobresaltó de tal manera que estuvo a punto de romper los pantalones al ponérselos.

–¿Qué tonterías dices? Si ella y yo no... tú sabes que no... –Draco se detuvo, azorado ¿Por qué tenía que darle explicaciones a una vulgar elfina?–. Eso es asunto nuestro –masculló con brusquedad, cambiándose la camisa de dormir por la de gala.

Durante unos segundos, la elfina y él permanecieron en silencio, aunque los movimientos de Draco seguían siendo bruscos.

–Kali sabe que el señor Malfoy está buscando un regalo para el cumpleaños de la señorita Astoria –comentó la elfina, con suavidad. Draco la miró, desconfiado–. La solución es muy simple, señor Malfoy –dijo, mirándole fijamente. El significado de esa mirada era tan claro que a Draco se le pusieron las orejas rojas. Jamás habría imaginado que una elfina doméstica le hablase de esa manera ¡Y de esos asuntos!

–¿Cómo se te ocurre decir eso? –preguntó, acalorado. Entonces, por su mente paso una respuesta que le hizo ponerse más nervioso aun–. ¿Ha sido Astoria? ¿Te ha dicho ella que quiere...?

Matrimonio de conveniencia (Draco x Astoria)Where stories live. Discover now