Pilladas

797 68 3
                                    

Ainhoa se encontraba en su habitación, un nudo en el estómago por la tensión que sentía. El cumpleaños de Luz era hoy y con él, el momento en que Luz planeaba contarles a su familia sobre su relación. Los nervios la recorrían de arriba a abajo. Estaba especialmente preocupada porque, además de los padres de Luz, estarían presentes primas, tías, el hermano y, lo que más le inquietaba, la abuela de Luz. La idea de enfrentar a toda la familia en una sola ocasión la ponía en un estado de ansiedad constante.

Mientras tanto, Luz se dirigía al hotel con una sonrisa radiante. Había elegido un vestido elegante que realzaba aún más su belleza. Cuando Ainhoa abrió la puerta y se encontró con Luz, no pudo evitar halagarla con admiración.

Ainhoa: "Feliz cumpleaños pequeñaja, estás preciosa"

Luz devolvió el cumplido con una sonrisa deslumbrante.

Luz: "¿Qué es eso de pequeñaja? Ya tengo 23 añitos"

Ainhoa:"Mi pequeñaja".

Ambas compartieron un tierno beso antes de partir hacia la celebración. Durante el camino, los nervios las mantenían en un estado de alerta constante, y aunque el amor que sentían era evidente, también sabían que el momento crucial se acercaba rápidamente.

Finalmente, llegaron a la casa de Rita, la abuela de Luz, donde se llevaría a cabo la celebración. Luz las presentó como amigas, lo que hizo que Ainhoa se sintiera un poco fuera de lugar en medio de la familia de Luz. Los parientes felicitaron a Luz y comenzaron a socializar, pero Ainhoa se mantenía reservada debido a la presencia del alcohol en la reunión, lo cual no le hacía sentirse cómoda. Sin quererlo, su mente empezó a divagar y se dio cuenta de la suerte que tenía Luz de tener tanta gente que la quiere, porque seguramente, en su cumpleaños, solo estuviera Luz.

En un momento, Ainhoa mencionó que necesitaba salir a buscar el regalo que había preparado. Luz ofreció acompañarla, pero Ainhoa se negó, argumentando que Luz debía disfrutar de su cumpleaños sin preocupaciones.

Cuando Ainhoa regresó, la puerta estaba entreabierta, y escuchó a Rita hablar con Menchu, la empleada del hogar.

Rita: "Menchu, ¿sabes si la chica tiene novio?"

Menchu: "No señora, además por el pueblo se comenta que dejó a su marido por una mujer."

Rita: "Lo que me faltaba ya, una lesbiana amiga de mi nieta, después del morenito."

Ainhoa escuchó la conversación completa y, aunque debería estar enfadada por los prejuicios de Rita, se sintió más triste por el futuro incierto de Luz con su abuela.

Cuando llegó el momento de los regalos, Ainhoa intentó actuar con normalidad y le entregó la guitarra a Luz. Esta abrió la funda y la miró con una expresión que hacía parecer que no había nadie más en la sala. Ainhoa sonrió incómoda por todas las miradas sobre ellas.

Luz se levantó para decir algo, y Ainhoa la miró con terror y negó con la cabeza, sin comprender bien por qué no quería que lo hiciera. Finalmente, Luz anunció que quería probar la guitarra en una de las habitaciones y se la llevó consigo.

Una vez a solas, Ainhoa explicó su preocupación:

Luz: ¿Por qué no me dejaste decirlo? ¿Qué pasa? ¿No estás segura?".

Ainhoa: "Sí, pero escuché a tu abuela hablar con Menchu, y no le hace ninguna gracia. Que yo, bueno que tú... Que en el pueblo ya se comenta que soy lesbiana, y tu abuela no lo acepta." Dijo finalmente.

Luz: "¿Mi abuela dijo eso? Lo siento mucho que hayas tenido que escucharlo..."

Ainhoa: "No te preocupes, Luz. No es tu culpa. Simplemente no es el momento adecuado. Podemos esperar."

Luz: "Pero Ainhoa, yo necesito gritarlo, estoy harta de no poderte besar cuando me apetezca".

Ainhoa: " Cariño, pero hay que buscar el momento, en tu cumpleaños, con tanta gente, es mucho presión, Almenos para mi".

Luz:"Esperaré, pero lo haré ir ti, porque estoy segura que mi familia me aceptaría".

Ainhoa:"Yo también quiero estar segura de eso, pero pensaba lo mismo de mi familia y mirame ahora".

Luz: "Lo se, lo siento". Dijo dándole un beso.

Luz: "Me has regalado una guitarra."

Ainhoa: "Sí, me dijiste que la otra estaba en mal estado y..."

Luz la interrumpió con un apasionado beso, y Ainhoa respondió con la misma intensidad. Sin embargo, fueron interrumpidas por una voz

Ambas se giraron y vieron a la madre de Luz, quien las había sorprendido en medio de su beso apasionado. La madre de Luz, con una mirada de desconcierto, les pidió a Ainhoa que las dejara a solas por un momento.

Ainhoa asintió y salió hacia el comedor, mientras Luz quedaba en la habitación con el corazón acelerado y la incertidumbre en el aire.

Emociones dormidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora