¿Tú puedes resistirte?

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Ainhoa y Luz se despertaron en la mañana siguiente, cada una con sus pensamientos y emociones entrelazándose en el aire. Mientras Ainhoa desayunaba en la cocina, Luz se acercó silenciosamente, decidida a abrazarla por detrás como una muestra de cariño. Sin embargo, antes de que pudiera siquiera rodearla con sus brazos, Ainhoa la detuvo con un gesto de su mano.

"Espera", dijo Ainhoa en voz baja, su mirada perdida en el horizonte.

Luz se quedó quieta, una expresión de confusión y preocupación dibujada en su rostro. "¿Qué pasa?"

Ainhoa suspiró y finalmente se volvió para enfrentar a Luz. "Luz, lo de anoche... No puede volverse a repetir."

La confesión de Ainhoa dejó a Luz perpleja. Intentó entender lo que Ainhoa estaba tratando de decirle, pero las palabras resonaron en su mente de manera confusa.

"¿Qué quieres decir?" preguntó Luz, su tono cargado de frustración.

Ainhoa bajó la mirada por un momento antes de volver a mirar a Luz. "Lo que intento decir es que... no puedo permitir que esto avance entre nosotras tal y como estoy yo ahora ."

La declaración de Ainhoa golpeó a Luz como una bofetada emocional. No podía creer que Ainhoa estuviera sugiriendo que lo que compartieron había sido un error. La tensión en la habitación aumentó a medida que las palabras se quedaron suspendidas en el aire.

"¿Cómo puedes decir eso?" exclamó Luz, su voz elevándose en un tono de enojo. Alzó sus brazos en señal de frustración, incapaz de contener la tormenta de emociones que la invadía.

Ainhoa la miró a los ojos, su rostro lleno de miedo y de tristeza y determinación.
" No lo ves, no puedo escuchar ni un grito, ni una señal de enfado, no estoy preparada para enfrentarme a esto".

La rabia y el dolor luchaban dentro de Luz mientras procesaba las palabras de Ainhoa. Se sentía abrumada por la sensación de que algo importante estaba escapándosele de las manos. Finalmente, Luz decidió no decir más y continuó desayunando en silencio.

Ainhoa rompió el silencio incómodo. "Dile a Paolo que hoy no necesita venir al hotel, no hay mucho trabajo."

Luz la miró con incredulidad y un dejo de cinismo. "Vale", respondió secamente, levantándose de la mesa y dirigiéndose a la puerta.

Mientras se alejaba, Ainhoa se quedó sola en la cocina, sintiéndose rabiosa y triste por la situación. Quería estar con Luz, pero sus miedos y su historia la mantenían alejada, como si estuviera atrapada en un ciclo de indecisión y autoconservación.

Luz fue a casa de Paolo esa tarde, buscando despejar su mente aunque fuera solo por un momento. Pero mientras estaban juntos, ella se perdió en sus propios pensamientos, dándose cuenta de que Paolo simplemente no podía llenar el vacío que sentía. Después de dar rienda suelta a la pasión , Paolo expresó su satisfacción, pero Luz solo pudo mirar al techo, sintiendo que no estaba donde quería estar.

Esa noche, Paolo fue a la cocina a recoger algunas cosas mientras Luz estaba en casa.
Se encontró con Ainhoa y agradeció por el día libre, bromeando sobre su agotamiento. Sin embargo, Ainhoa sintió una punzada de celos en su pecho, pero optó por guardar silencio.

Ainhoa llegó a la casa de Luz para recoger sus cosas, tratando de evitar la incomodidad de estar bajo el mismo techo que Luz.
Ainhoa está recogiendo sus cosas, visiblemente incómoda y Luz entra en la habitación y se acerca a Ainhoa, poniendo una mano en su cintura "Espera un momento"

Ainhoa se detiene, mirando a Luz con cierta resistencia" Luz, en serio, no quiero que esto sea incómodo".

Luz susurra al oído de Ainhoa "¿Tú puedes resistirte? Porque yo no puedo"

Ainhoa se tensa, sintiendo cómo se acelera su corazón "Luz, por favor..."

Luz con voz suave "No quiero que te vayas, Ainhoa. No podemos simplemente ignorar lo que ha pasado".

"Luz, tienes a Paolo... y yo no quiero... complicar las cosas"

Luz acariciando suavemente el brazo de Ainhoa " No quiero que te vayas, no sé lo que está pasando entre nosotros, pero quiero descubrirlo contigo"

"Voy a irme al hostal Luz, necesito pensar, ¿Vale?" Dice con una mueca intentando tranquilizarla y que no se vayan enfadadas.

Luz asiente, no quiere presionarla y mucho menos agobiarla, y Ainhoa sale por la puerta dirección al hotel.

Emociones dormidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora