Confío en ti

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La mañana siguiente, los primeros rayos de sol entraban por la ventana, iluminando la habitación donde Luz y Ainhoa dormían. A medida que despertaban, se giraron en la cama hasta quedar cara a cara. Los ojos de Luz buscaban los de Ainhoa en busca de una explicación. Ainhoa asintió levemente y, sin decir nada, se levantó y comenzó a prepararse para el día.

Mientras esperaba en la cama, Luz comenzó a dibujar en su libreta, tratando de mantenerse ocupada mientras daba a Ainhoa espacio.

Finalmente, Ainhoa regresó a la habitación, un cigarro en la mano. Se sentó junto a Luz en la cama y comenzó a hablar con voz suave y cargada de emociones. "Necesito explicarte todo, Luz. Por lo de anoche, por todo. Por llegar al hotel cansada, por las pesadillas, por las borracheras... Lo siento por todo eso."

Luz dejó de dibujar y miró a Ainhoa, asintiendo en señal de comprensión. "Toma tu tiempo, Ainhoa. Estoy aquí para escucharte."

Ainhoa tomó una larga calada de su cigarro antes de continuar. "Hugo es mi marido. Nos conocimos cuando éramos jóvenes, teníamos 20 años. En ese entonces, todo parecía perfecto. Pero después de casarnos, cambió todo. Empezó a controlarme, a menospreciarme, a tratarme como si fuera su propiedad."

El peso de esos recuerdos parecía ejercer una presión sobre su pecho mientras continuaba. "Me aisló de todas las personas que quería. Amigos, familia... me alejó de todos ellos. Y lo peor es que, desde el exterior, éramos un matrimonio perfecto."

La voz de Ainhoa temblaba mientras relataba su historia, rememorando los oscuros capítulos de su vida. "Luego llegaron los empujones, los agarrones, los golpes, los perdones... lo que más me dolió no fueron los golpes físicos. Fue lo que hizo conmigo, cómo destrozó mi autoestima y me hizo sentir que no merecía existir."

Luz la miraba con los ojos llenos de tristeza y compasión, sintiendo cada palabra de Ainhoa como un puñetazo en el corazón.Se mantuvo callada durante todo el tiempo, Ainhoa había conseguido confiar en ella, e iba a aprovechar al máximo para poder entrar en esa coraza. Ainhoa continuó, su voz cargada de dolor. "Pensaba que no había escapatoria. Que nunca encontraría el coraje para dejarlo atrás."

El eco del sufrimiento de Ainhoa resonaba en la habitación mientras compartía su lucha interna. "Pero luego, cuando todo parecía perdido, alguien entró en mi vida y me mostró lo que era el amor verdadero, el respeto y la dignidad."

Luz apretó los puños con rabia contenida, sintiendo una mezcla de enojo y tristeza por lo que Ainhoa había pasado. Su voz tembló cuando habló. "Ainhoa, siento tanto que hayas tenido que pasar por eso..."

Ainhoa le sonrió con gratitud a través de las lágrimas. "Pero sabes, lo que más lamento es no haber sabido valorar lo que tenía en ese momento. Perdí lo que era más importante para mí, esa persona no se merecía que la apartara de mi vida".

Las lágrimas resplandecieron en los ojos de Luz mientras sintonizaba con el dolor de Ainhoa. "Ainhoa, esas decisiones no las tomaste tú sola. Estabas en una situación imposible. No te culpes."

Ainhoa continuó, su voz temblando ligeramente. "Supongo... sabes para 'arreglar' las cosas, él siempre insistía en que bebiéramos juntos, que lo pasaríamos bien, y yo no quería estar consciente cuando estaba a su lado, así que ahí empezó todo, rechace tu copa de vino porque no puedo oler el alchol Luz, empiezo y no paro, soy alcholica, y lo acepto, estoy intentando dejarlo pero cuando oigo su voz, lo necesito, no sé cómo pedir ayuda. Siento que arruino todo lo que toco."

Luz apagó suavemente el cigarro que Ainhoa sostenía y le extendió la mano, acariciándola con ternura. "Ainhoa, de momento te quedas aquí esta semana. Hablaré con mi madre para que te asignen una habitación lo antes posible. Y vas a llamarme cada vez que sientas la necesidad de beber, cuando tengas ansiedad o simplemente necesites un abrazo. ¿Vale?"

Ainhoa asintió con gratitud en sus ojos. "Luz, si no fuera por ti, juro que ya me habría ido de Vera. En el hotel me odian."

Luz sonrió suavemente. "Eso es porque no saben lo increíble que eres, Ainhoa."

Ainhoa no pudo evitar sonreír también, aliviada por haber contado parte de su historia a la única persona que le hacía sonreír.

Emociones dormidasWhere stories live. Discover now