Ponerle el delantal

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La mañana siguiente se encontraron las dos en la cocina. La atmósfera era tranquila, pero Ainhoa todavía sentía la tensión de la noche anterior en el fondo de su mente. A pesar de su deseo de confiar plenamente en Luz, no estaba segura de si estaba lista para compartir su oscuro pasado.

Luz le sirvió un desayuno recién hecho a Ainhoa, y esta última no pudo evitar sentirse abrumada por su amabilidad. Nadie nunca le había hecho el desayuno antes, y el gesto la hizo sonreír genuinamente.

Sin embargo, Luz parecía preocupada. "Ainhoa, sé que me dijiste que solo fue una pesadilla anoche, pero... no puedo evitar pensar que hay algo más detrás de eso."

Ainhoa bajó la mirada, sintiéndose atrapada entre su deseo de confiar en Luz y su miedo a revelar su pasado oscuro. "Luz, de verdad, no es nada importante. Solo una tontería."

Luz la miró con cierta incredulidad, pero no quería presionarla. "Si alguna vez decides hablar de ello, estaré aquí para escucharte, ¿de acuerdo?"

Ainhoa asintió, sintiendo gratitud por la comprensión de Luz. "Gracias, Luz."

Justo en ese momento, Jon entró en la cocina, aún medio adormilado. Al ver a Ainhoa, sus ojos se abrieron de par en par. "¿Quién es ella?"

Luz sonrió, respondiendo antes de que Ainhoa tuviera la oportunidad. "Ella es Ainhoa, una amiga y la nueva chef del hotel. Se quedará aquí unos días."

Jon miró a Ainhoa con curiosidad, y Ainhoa le devolvió la mirada, riendo suavemente. "Hola, soy Ainhoa."

Jon parecía un poco desconcertado, pero finalmente asintió. "Hola, yo yo soy soy  Jon."Dijo tartamudeando el hermano.

Luz se rió y se apresuró a despachar a Jon para que fuera al instituto. Ainhoa no pudo evitar reírse cuando Jon se fue. "Tu hermano parece contento de verme aquí." Comentó riendo

Luz suspiró, con una expresión cómica. "Lo único malo de estar en casa es tener un hermano adolescente que va a andar babeando cada vez que te ve."

Ainhoa soltó una carcajada. "Ay, hija, ni que fuese yo Angelina Jolie."

Luz rió y rodó los ojos en señal de exasperación.

La risa y la complicidad llenaron la cocina mientras compartían ese momento ligero. Ainhoa comenzó a sentir que estaba comenzando a sentirse cómoda en la casa de Luz, y eso era algo nuevo y emocionante para ella. Aunque su pasado seguía siendo un peso en su mente, la presencia de Luz le daba la fuerza para enfrentarlo y superarlo.



Sabiendo que tenían tiempo antes de tener que dirigirse al hotel para trabajar, Luz y Ainhoa decidieron hacer algo juntas. Ainhoa sugirió hacer un bizcocho, y esta vez, ella sería la profesora, enseñándole a Luz algunos trucos en la cocina.

Luz aceptó la propuesta con entusiasmo y se levantó para buscar dos delantales. Atándose el suyo, Ainhoa intentó hacer lo mismo con el suyo, pero parecía tener dificultades para atar los lazos correctamente.

Viendo su lucha, Luz no pudo evitar reírse suavemente. "¿Necesitas ayuda?"

Ainhoa se giró hacia ella, sus mejillas ligeramente sonrojadas. "Sí, por favor."
Aunque estaba acostumbrada a hacer eso todos los días de su vida, su nerviosismo hacia que sus manos dejasen de funcionar correctamente.

Luz se acercó, quedando detrás de Ainhoa. Lentamente, comenzó a atar los lazos del delantal alrededor de la cintura de Ainhoa. Ainhoa agarró la encimera con las manos, mientras Luz se acercaba, o si no, perdería el equilibrio.

A medida que Luz ataba los lazos, su piel rozaba sutilmente la espalda de Ainhoa, creando una sensación eléctrica que recorrió el cuerpo de Ainhoa. Se sintió atrapada en el momento, incapaz de moverse mientras experimentaba la cercanía entre ellas.

Finalmente, Luz terminó de atar el delantal y se apartó un poco. "Listo."

Ainhoa carraspeó, liberando un suspiro involuntario. Rápidamente se apartó de la encimera y se recompuso. "Gracias."

Luz sonrió y se rió suavemente. "No fue nada."

Después de ese breve momento de tensión, Luz fue a buscar los ingredientes y utensilios necesarios para el bizcocho, dándole a Ainhoa un momento para recuperarse. Ainhoa se sentía confundida por su reacción, pero estaba decidida a no dejar que sus emociones se salieran de control.

Mientras mezclaban los ingredientes y preparaban la masa, la conversación fluía de manera natural entre ellas. Ainhoa explicaba con paciencia los pasos a Luz, mientras que Luz hacía preguntas curiosas y trataba de entender los detalles.

Después de un rato, mientras la masa descansaba en el molde, Luz tomó un respiro y se giró hacia Ainhoa. "Sabes, ayer me lo pasé muy bien, aunque no entiendieses nada de los cuadros" río.

Ainhoa sonrió con complicidad. "Es como tratar de entender una receta complicada por primera vez. Requiere práctica y paciencia."

Luz rió. "Sí, supongo que tienes razón".

La atmósfera entre ellas era cómoda y relajada, y Ainhoa comenzaba a sentirse más tranquila a medida que compartían ese momento juntas.

Finalmente, el bizcocho estuvo listo para hornearse, y mientras lo metían en el horno, Ainhoa no pudo evitar pensar en el momento en que Luz había estado tan cerca de ella mientras ataba el delantal.

Emociones dormidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora