-Seguramente subir a eso debe ser una experiencia...

Dinah se coloco a mi lado y ambas miramos como una persona fue elevada al cielo con un paracaídas sujeto a una lancha a gran velocidad.

-¿Deseas hacerlo, Dinah?

Cuestione curiosa.

-Justo ahora no puedo, este vestido es el elegido para la cena. Y, tú, debes ir a vestirte. Lauren debe estar buscándote.

-Tal vez, aún este dormida.

Ella sonrío antes de mirar atrás de mí, mire a la misma dirección notando que Lauren se acercaba con pasos relajados y unos lentes de sol puestos en sus ojos. Suspiré al verla caminar como para alguna pasarela. Ella debía ser modelo.

-¿Ustedes dos juntas? No deben estar planeando nada bueno.

Comento cruzándose de brazos a unos metros de ambas. Sonreí y me acerqué para descruzar sus brazos y obligarla a abrazarme por mi cintura.

-No quise despertarte, Lern.

Hizo un sonido de aceptación y luego habló hacia Dinah.

-¿Y tu futura esposa, Jane?

-Nos han separado.

Reí y me giré en los brazos de Lauren para darle mi atención de igual manera.

-¿Separado para...?

Dinah se encogió de hombros. Para nadie era un secreto que ellas ya habían hecho de todo juntas. Me parecía que solo lo hacían por tradición.

-Mis padres han estado preguntando por el tuyo, Lau.

-Debe estar en camino o tal vez llegue mañana.

Asintió y empezó a caminar hacia donde estaba el hotel.

-Debo regresar. Sería un buen momento para que se cambiaran, la cena no tardara mucho.

Lauren apoyo su mentón sobre mi hombro y permanecimos en esa posición durante unos minutos, apreciando todo.

Luego, me separé solo para guiarla de vuelta a nuestra cabaña privada.

-¿En serio debemos ir? Podemos quedarnos aquí y pedir comida solo para nosotras...

-Es un momento especial para Dinah, cielo. Eres su mejor amiga, se alegrara mucho de verte allí a su lado en un momento especial como este.

Suspiró audiblemente, se sentó sobre la cama con sus brazo cruzados y la mirada puesta en el horizonte que nos proporcionaba la puerta corrediza de vidrio.

Quise reír al verla hacer esa clase de berrinche. Parecía una niña de quince años cuando le negaban poder hacerse una perforación en la nariz.

Preferí ignorarla y ir en dirección al armario donde se encontraban nuestros atuendos para cada día y evento especial. Saqué ambas envolturas donde venían nuestros trajes y los puse sobre la cama. Ella miró todo con poco humor.

-¿Vas al baño primero?

Sugerí. Ella infló sus mejillas y me miró fijamente.

-Podemos ir juntas.

Entrecerre los ojos, mirándola sospechosamente. Sería una mentira decirle que sí y esperar a salir en menos de quince minutos.

-Cuando volvamos, ¿sí? Ahorita tenemos prisas.

Zapateo y negó. Tomé una bocanada de aire y me acerqué. Apoye mis manos en sus muslos y me incline sobre ella.

-¿Tendré que obligarte, niña mimada?

MonógamaWhere stories live. Discover now