capítulo siete

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Este capítulo es muy especial para mí. Representó un tiempo muy oscuro y feliz en mi vida. Espero que sea, al menos, un poco especial para ti, querido lector.

Dedicado a todas las personas que han perdido a alguien importante y aquellas que aman profundamente.


está bien llorar, está bien sentir

—No puedo creer que digan que soy yo el dramático—replicó Edie, con la vista fija en el punto en donde Maggie desapareció, resopló—. Lady Cath me traicionó, no les diré el motivo y me iré a mitad de la noche sin más que decir, espero que nadie los traicione, blablabla—Imitó en un tono chillón. Ian le dio un empujón, Edie se quejó, le devolvió el golpe y lo sostuvo por el hombro cuando estaba por caerse—. ¿Qué? ¡Es la verdad!—exclamó, apuntando la oscuridad—. ¡Esa duquesa aparece de la nada, te habla tonterías! ¡Es vieja amiga de tu padre! ¡"Traicionó" a Margaret! ¿Te parece normal? Es una situación disfuncional, veas donde lo veas, Ian.

—Sí, por supuesto que es raro—Ian abrió la puerta y Edie apretó el interruptor, mientras dejaba la corona de Ian sobre el escritorio, se giró en su dirección y lo ayudó a quitarse la túnica larga, Ian le sonrió por el gesto—. No estoy diciendo que es una situación que no sea... natural, Edie.

—Lo que no puedo entender—siguió Edie, sentado en la cama—, es como Iana se mostró amable, muy amable. Por lo que descubrimos, la duquesa no se muestra muy contenta con las reformas antihumanas.

—¿Y quién no?—soltó, con horror—, en el reino parecen buscar cualquier vacío para dañar a humanos, Edie.

Edie sonrió, de esa forma sarcástica, para nada agradable.

—Estás complicaciones se evitarían si se quedaran en sus reinos—replicó Edie, en tono desaprobatorio.

Ian bufó desde adentro del armario, Edie lo miró quitarse la camisa de golpe, un poco tambaleante, y agarrando otra camisa salió del armario, sin pantalones, con medias puestas y la camisa sin desabrochar, le apuntó, amenazante, Edie creía, y sabía, que no era una imagen muy intimidante. Para nada.

—¡No tenemos que ejecutar a cualquier extranjero solo porque está en nuestro reino, Edie!

—Digo que los tres reinos absolutos se crearon para mantener esas distancias.

—¡No es una manera prudente de pensar, Edie! Podría ir a cualquier país de, yo qué sé, Europa, y no tendría estos problemas...

—De hecho—comenzó a decir, Ian bufó, otra vez, y tomó el pantalón de pijama y se lo puso, mientras entraba al baño y se lavaba la cara—. Europa representó un montón de problemas a lo largo de la vida...

—¿Ah, sí?—espetó Ian, irónico—, ¿Podrías decirme cuáles, por favor?

Ian sabía de antemano que se iba a arrepentir, así que, comenzó a cepillarse los dientes, al tiempo en que la respuesta llegaba:

—Esclavitud, invasión, guerras, ideologías de derecha, radicales y dictatoriales: nazismo, fascismo...

Edie...

—Racismo, por supuesto. Se dice que hay lugares en que existe este concepto de la "supremacía de la raza blanca sobre las otras razas" ¿Estás escuchándome? ¡Y han tenido guerras por causas de territorios!

—Como si nosotros no—soltó Ian con amargura volviendo a la habitación.

Edie soltó un chillido, indignado.

Un trono vacíoWhere stories live. Discover now