Treinta

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         Hace exactamente cinco días que se fue Otto, y a pesar de que hablamos casi todo el día por videollamada, lo extraño demasiado, siento que una parte de mí se fue con él

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         Hace exactamente cinco días que se fue Otto, y a pesar de que hablamos casi todo el día por videollamada, lo extraño demasiado, siento que una parte de mí se fue con él. Todos estos días me he dedicado de lleno a solucionar cosas de mi clan y a perfeccionar el tratado de paz con la manada White Moon.

Por suerte todos los asuntos de clan están encaminados y hoy mismo me iré a la manada, para ver a mi Alma. Por eso el día de hoy me desperté con una gigante sonrisa en mi cara, lo que hizo que Rosa me tome el pelo durante varios minutos.

A media mañana con una mochila en mi espalda parto hacia la manada, no sin antes avisarle a Aitana para que le avise a los guardias. Ella no dudó en decirme lo feliz que se sentirían de recibirme y también me prometió no decirle a Otto que iría, se emocionó mucho con la sorpresa que pensaba darle.

Corro lo más rápido que puedo, la ansiedad corriendo por mi cuerpo, nunca he extrañado tanto a alguien como lo he extrañado a Otto en estos días, y me parece algo sumamente extraño, nunca he dependido de alguien. El camino se me hace eterno, aunque sé que lo hago en tiempo record. Cuando veo los límites de la manada freno mi corrida para poder saludar a los guardias.

-Condesa Arinka – me saluda uno de ellos y yo asiento con mi cabeza – La acompañamos.

-Buenos días, gracias – y comienzo a caminar hacia la mansión, con dos lobos siguiéndome.

Enseguida el olor a lobo inunda mi nariz e intento reconocer el olor de mi lobo, el cual no tardo en sentir, inspiro familiarizándome con ese olor y sintiéndolo cada vez más cerca, sé que está viniendo a mí y sonrío.

-¿Ari? – me dice cuando me ve, sin dejar de caminar de forma rápida, detrás de él veo a Anoki y Einar, yo suelto una pequeña carcajada al ver su cara desencajada. Enseguida sus brazos me envuelven y yo suspiro, sintiéndome en casa – Estás acá.

-Hola – le susurro y me separo un poco para besarlo, él enseguida me aprieta más a su cuerpo y mete su lengua en mi boca, haciendo más intenso el beso. Me separo cuando siento un carraspeo incómodo que creo que viene de Einar.

-Como que hace calor ¿no? – dice Anoki, y estoy segura que si pudiera estaría completamente colorada. Otto mantiene sus manos en mis mejillas, acariciándome suavemente y mirándome con sus ojos grises que solo me transmiten amor.

-¿Por qué no vas con Aila a refrescarte? – le dice Otto sin separarse de mí, yo enseguida me zafo de las manos de Otto y me escondo en su pecho, él rodea con sus brazos mi cuerpo acariciándome suavemente y dejándome un beso en mi cabeza.

-No – escucho a Einar, Anoki bufa y siento la vibración en el pecho de Otto, sé que se está riendo – Hola Arinka, es un placer que nos visites – me separo de Otto con muy pocas ganas y saludo al Alfa.

-Hola Einar, gracias por recibirme – le doy una pequeña sonrisa y me acerco a saludarlo y también a Anoki, todo esto con la mano de Otto en mi cintura de forma firme y posesiva.

Una Vampiresa para el DeltaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora