Capítulo 2

27 9 0
                                    

Indara.

—Mierda.

Lo primero que digo cuando el culpable de que esté tirada en el suelo se levanta.

—Lo siento —miro hacia arriba para ver quién es el proveniente de esa voz, el chico de ojos celestes.

—¡¿Qué intentabas hacer?! —grito furiosa.

Trato de sentarme, pero un dolor fuerte hace que me quede tirada.

Mis amigas vienen corriendo hacia donde estamos, Dalia se queda quieta abruptamente cuando ve mí pierna.

—Ay Indi —dice y se tapa la boca.

—No puede ser, hay que llevarla al hospital —habla Hannah, que se queda parada junto a ella.

—Solo tengo un poco de dolor de cabeza y pierna, no es nada, que exageradas son —les digo.

Por las expresiones que tienen todos en sus caras, intuyó que algo más grave está pasando.

—Hay que llamar a un taxi —dice Dalia.

—No, hay llevarla en brazos hasta su coche —le contradice Hannah.

—¿Y si se muere? —Romeo se tapa la cara apenado.

—No le pasará nada —Dalia le responde.

Hablan todos junto y tan rápido que me cuesta entender que está pasando realmente, trato de hablar varía veces, pero alguno siempre me interrumpe y no me escuchan.

—¡Cierren la maldita boca! —les grito. Todos se callan y me miran asombrados. —¿Qué está pasando? —pregunto y lo único que hacen es mirarse los unos a los otros, sin decir ni una palabra.

El chico de ojos celestes se acerca a mí y me dice...

—Tu pierna —lo miro y después miro mí pierna.

—¡Me rompiste la maldita pierna! —trato de levantarme, pero siento dolor por el esfuerzo que hago, me mareo y vuelvo a acostarme.

Todos a mí alrededor están desesperados por buscar una solución, pero nadie hace nada. Solo están dando vueltas en su lugar, ya me desesperan. Los miro y trató de pensar, aunque con el dolor se me hace un poco difícil.

—Mi coche está estacionado, traten de llevarme hasta allí así me voy al hospital —digo y todos me miran con cara de confundidos —¡Ahora! —grito.

El chico de ojos celeste se acerca a mí, pero antes de que pueda hacer contacto físico conmigo le digo...

—Ni se te ocurra —se aleja —lo único que falta es que me tires al suelo de nuevo —estoy muy enojada como para tener que aguantar más cosas, tengo ganas de llorar y de golpear a alguien —Hannah, ayudame —me mira con cara de horror.

—Estoy muy nerviosa como para ayudarte —me dice.

—¿Dalia? —la miro, pero tan solo ver su cara me doy cuenta que en cualquier momento vomita.

Vamos, tan mal no está mí pierna.

Miro a todos, pero solo se que una persona está dispuesta a ayudarme.

El chico de ojos claros.

¿Cómo se llamará?.

—Bien, tú —lo apunto con mí dedo. —llevame al hospital.

Pasa un brazo por mí espalda y el otro por mis piernas. Me quedo confundida al ver qué me trata con tanta delicadeza.

Bueno, él tiene la culpa de que ahora este así, delicadeza es lo mínimo que tiene que tener.

Ahora O NuncaWhere stories live. Discover now