Quackity, como antes se a mencionado, trabaja en una hermosa florería, donde vende a sus sagradas rosas.
Usualmente suelen venir mujeres, o gente de mayor edad, nada muy raro o peligroso para el y sus amigos.
Nada.
No es peligroso.
Al menos hasta cuando tus amigos te traicionan, por qué el dinero siempre moverá a las personas.
Tal vez, no siempre es un privilegio ser atractivo o amable, aveces hay que saber decir "No".
Quackity siempre a sido una persona, en si tímida, debido a que en su niñez tenía severos problemas para hacer amigos, por lo que al acostumbrarse no sentía aquella importante necesidad.
Nunca fue capaz de decirle "No" a una persona. Pero bueno, ese no es el tema.
Eran las 7:40pm, faltaban 20 minutos para que la tienda cerrará y 10 para que su turno acabará.
Un gran hombre junto con lo que parecían ser sus amigos, hablaron con roier.
Parecían ser brasileños, por su acento algo cantado. Roier por un momento lo señaló, mirándolo con algo de pena, aún así siguió con su charla, Quackity no comprendía ni lo más mínimo de lo que estuviesen hablando, por lo que no se le cruzo en la cabeza que fuese algo malo, total eran amigos ¿No?
Al irse del lugar, sintió como era perseguido por una mirada, no tenía miedo, ya que era un hombre, tal vez si fuese mujer ubiera salido corriendo desde un inicio
Abrio la puerta de su hogar, y apenas puso un pie en esta sentio que lo sujetaban por su abdomen con fuerza dejándole sin aire, quiso gritar pero antes de poder hacer algo su boca ya era tapada por una mano con un guante negro de lana.
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Veía como una persona, cuál desconocía su nombre, era torturada, le estaban cortando varias partes del cuerpo, como sus orejas, manos/dedos, entre más partes de su cuerpo.
Tenía mucho miedo, no sabía exactamente por qué estaba susediendo esto, que el recuerde no a echo nada malo para que le pasen estas cosas. Le dolían demaciado aquellas ataduras en sus muñecas y tobillos, no quería estar en ese lugar.
Al ver que terminaron de ¿Despedazar? a aquella persona, con lágrimas en sus ojos forazados para seguir viendo, sollozo, estaba llorando.
Cerro los ojos con fuerza al sentir que la persona cuál lo obligaba a ver soltó sus párpados por fin.
—¿Que quieren de mi?- pregunto sollozando.
—Silencio.- Hablo un hombre encapuchado, lo miro serio con sus ojos carmines, le recordaba a Wilbur por alguna razón.
—Por favor...Piedad-
—SILENCIO!- grito un híbrido oso, por su acento se notaba que no hablaba inglés.
Volteo su cabeza para mirar al híbrido oso, cuando cruzaron no pudo evitar sentirse humillado, bajo su mirada viendo sus muñecas rojas e inchadas por la fuerza de las cuerdas en ellas.
Su cabeza dolía por el golpe que antes le habían dado.
—¿Puedes pararte?- pregunto el de ojos carmín.
—No..duele..- hablo refiriéndose a sus heridas, tenía moretones desde su abdomen hasta sus rodillas por los golpes del híbrido oso que ocupo para desmayarlo.
—Que te dije Iván, ahora ni caminar puede, no tuviste que ser tan brusco, gilipollas-
—¿Lo siento?, El fue el que se hacía el fuerte, boludito.-
—Ugh, por estúpido lo cargas tu-
—Bien..- Gruño
Cargo a Quackity sobre su espalda, al parecer este estaba durmiendo en el hombro del mayor, el oso sentía algo de "asco", en si no le gustaba que le tocaran, en este caso menos.
Llegaron a un tipo de guarida abajo de una casa abandonada, en el transcurso el gorro que llevaba Quackity se cayó y su par algunas cosas más.
—Spreen, ¿acaso se durmió?- soltó una risa
—Si, ya vez por que no me gusta hacer estás cosas?- Hablo algo enojado.
—No importa, ahora solo déjalo en el suelo y atalo separado a los demás, nos pagarán muy bien por esto.-
—Esta bien-
—Por cierto, Luzu dónde esque estaba el otro mexicano, roigier... Royer?-
—Roier, se lo llevaron los brasileños, creo que estaba con cellbit-
—Es cierto que el dinero mueve a la gente, aún no me creo que ellos dos eran mejores amigos.-
—Asi es la vida, pobre chico, cuando se entere de quién fue la culpa.-
—Listo, vámonos.-
Ambos jóvenes se fueron, cerrando con fuerza la puerta con sus pestillos y cerraduras.
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Tengo una propuesta Para ustedes
Hay tres finales dos malos y uno bueno eligan con sabiduría.
