ansiedad

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Narra Mal

No le he querido decir a Ben pero, desde hace tiempo tengo ataques de ansiedad muy fuertes, no lo quiero molestar con mis problemas pero cada vez se vuelve más difícil controlarme e incluso he comenzado a hacerme daño a mi misma durante mis ataques de ansiedad.

Estaba en mi vestidor viendo mi reflejo e insultando cada parte de mi cuerpo.

Mal: Mírate, eres horrible, gorda, eres una tonta, ¿Cómo puedes creer que Ben te sigue amando? Es obvio que solo te tiene lástima, mira, tú cabello está quebrado, tu piel es horrible, ¿Cómo puedes creer que le sigues pareciendo atractiva?

Lo que me decía a mi misma, los pensamientos, las emociones, los recuerdos, todo me está volviendo loca, no puedo controlar mis impulsos y rompí el espejo con mis propias manos, me senté en el piso en una esquina y encajé mis uñas en mis brazos con tanta fuerza que sentí la sangre en mi piel, no es la primera vez que hago esto y las marcas en mi piel lo demuestran, el dolor era lo único que me tranquilizaba, sentía que eso merecía por no ser suficiente, causarme dolor era mi único escape, y, lo peor era que no le he contado a nadie de esto y lidiar con esto sola es muy doloroso, estoy cayendo en un círculo vicioso y no sé que hacer para salir, ya no veo la luz al final del túnel, solo veo oscuridad y me estoy perdiendo en ella.

Narra Ben.

Estaba buscando a Mal y me dijeron que seguía en la habitación así que fuí a verla, no sé por qué pero siento que me oculta algo, siento que aún no me ha dicho todo lo que siente y me preocupa no poder ayudarla, me preocupa que esté sola de nuevo y yo ni siquiera lo sepa.
Al entrar en la habitación escuché que algo se quebraba dentro del vestidor y preocupado abrí la puerta, vi a Mal en el suelo, el espejo roto y sus brazos cubiertos de sangre, me preocupé al  verla así, pero no sé que hacer, tal vez acercarme sea contraproducente, está susurrando cosas sobre su apariencia física y sobre que le estoy mintiendo acerca de que aún me atraé.

No se me ocurrió otra cosa que acercarme sin decir nada y abrazarla, ella no levantó la mirada pero se recargó en mí, con delicadeza retiré sus manos de sus brazos, poco a poco se fué calmando y me abrazó, poco me importaba que estuviera manchando mi camisa de sangre, solo me importaba que ella estuviera bien, cuando estuvo calmada por completo la llevé a la habitación y con un poco de agua y una toalla le limpié las heridas, Mal no dejaba de hacer sonidos de ardor aunque lo intentaba hacer con cuidado.

Ben: Mal, ¿Qué pasa? Dime, mi amor, solo quiero ayudar, déjame ayudarte, te prometí que te protegería siempre, déjame cuidarte.

Mal: Ben, yo, no se ni siquiera que decir

Ben: ¿Desde cuando tienes estos ataques?

Mal: Desde hace dos meses,  no se cómo controlarlo, solo, dejo que pasen, pero desde hace mes y medio me he comenzado a dañar para escapar de los sentimientos.

Ben: Soy un idiota, ¿Cómo no me dí cuenta? Perdón, yo debí estar ahí, perdóname, prometo no dejarte sola de nuevo.

Mal: Ben, no quiero tu lástima, no necesitas estar conmigo cuando no lo deseas.

Nuestra vida Where stories live. Discover now