Bajo el mismo techo

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Jade:

Abro los ojos como si fuera la tortura más grande de mi vida y aquella luz de la ventana hace que mis ojos se sientan atacados. No tenía muchas ganas de levantarme pero aún así tenía que hacerlo.

Trabajo en una editorial de romance que me hace madrugar demasiado temprano para mi gusto. Amo mi trabajo, pero a veces suele ser un poco agotador el tener que forzar la mente para que escriba una simple oración solo porque tienes el tiempo contado. Observó mi despertador y la hora marca un poco más de las cinco y media. Sí, es una tortura horrible. Bufo con sueño y meditó unos cinco segundos si es necesario quedarme al menos unos tres minutos más en la cama.

Mi subconsciente me grita que me levante y en cuanto lo hago me dirijo al baño donde hago mis necesidades y me baño de una vez. Siempre las mañanas eran iguales de aburridas y iguales. Se suponía que debía hacer ejercicios por la mañana pero esta mañana no había amanecido con ganas, miré las pesas y supe que aunque me obligara, me rendiría en menos de dos segundos, así que fui directo a vestirme y ponerme algo más formal. Y cuando digo formal es ropa formal para estar de siete de la mañana hasta las cinco de la tarde porque me quedo haciendo horas extras.

Sí, por gusto.

Para cuando ya estoy lista, voy a la cocina a hacerme un desayuno, el cuál me comeré en el auto porque no tendré tiempo. Tomé las cartas en lo que esperaba a que esté lista la comida. Paso de una en una hasta que llego a la que realmente estaba esperando: la carta del abogado.

Y se preguntarán: "¿Jade, porque te envía cartas en vez de mejor escribirte un mensaje o un correo?"

No lo sé, quizás es de esos abogados antiguos que no les gusta la tecnología, pero fue el mejor que pude conseguir y que mi salario pudo alcanzar.

"Señora Castillo (Estaba loca por quitarme ese apellido), un cordial saludo y espero que este bien de salud.

Por este medio, anuncio que la fecha final del juicio de su divorcio con el señor Christopher Castillo (Maldito bastardo, idiota, mal..., bueno ya entendieron) será extendida y reprogramada para fines de año ya que solo para esa fecha pude tener una cita con el juzgado. De ser así, la repartición de bienes como ya hemos hablado, el juez ha decidido mantenerla para la fecha del juicio.

He conversado con el abogado de su esposo (ex) y hemos llegado a la conclusión que sería mejor que ambos se quedaran en una misma casa ya que el señor Castillo no tiene donde quedarse ahora y según lo que me dijo su abogado, la casa en donde se esta quedando ya no tiene espacio para él, así que lo más recomendable es que se quede en su casa hasta la fecha del juicio.

Para más noticias, me comunicaré con usted,

Albert Camilla."

No... me... lo... puedo... ¡Creer!

Me negaba rotundamente a tener ese bastardo en mi casa, no quería saber de él. Me negaba a que el viviera en el mismo techo que yo, ¿no es más fácil que se quede en un hotel o que rente un departamento? Porque lo sentía por él pero no se iba a quedar conmigo, me negaba a quedarme con él.

Mis pensamientos fueron totalmente interrumpidos por un olor a quemado. ¡Ahhhhhh! ¡La comida! Corrí hacia la cocina y en cuanto me di cuenta de que la comida estaba votando humo corrí apagarla. Demasiado tarde, ya estaba quemada y eran las seis y media como para poder hacer otro desayuno, así que con la prisa tuve que ir a votarla y tomar una manzana y una gua para irme de una vez.

El trabajo me quedaba a unos diez minutos pero contando con el trafico horrible de Nueva York pera mejor no salir tarde.

Y si el día había empezado mal, se podría peor.