5. Un oscuro secreto familiar.

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Elizabeth se encontraba escribiendo su poema diario desde temprano, era un domingo a las 7:00 am, estaba despierta desde hace un rato intentando escribir un buen poema, no podía conformarse con uno "decente". No había podido dormir en casi toda la noche, requería 10 horas de sueño para funcionar a su 100% y solo pudo dormir unas 6-7 horas, lo cual no la afectaba mucho pero la limitaba lo suficiente para hacer que se frustre demasiado, además de tener que escribir fuera de su zona de confort la cual era su tétrico y oscuro cuarto como si fuera la cueva del virgen versión femcel, en cambio tenía que escribir en un cuarto compartido con apariencia de asilo bien cuidado, lo cual no existía.

~ Un buen escritor podría escribir bajo todas las condiciones posibles, excepto por Gabriel García Márquez, el cual no puede escribir con frío. Vaya que no soy capaz de hacer algo de mi talla bajo esta condición de falta de unas horas de sueño ~ Elizabeth estaba haciendo un leve ruido con su lápiz sobre el papel al tratar de escribir un buen poema. Elizabeth no botaba los malos poemas o los que no cumplieran sus expectativas, separaba en dos todos los poemas a medio perfeccionar que escribía, una pila para "malos poemas" y otra para "poemas pasables". Elizabeth no trataba de aprender de sus poemas buenos y replicarlos, sino de analizar los malos y no cometer los mismos errores. ~ Tal vez debería de seguir durmiendo, pero ahora que estoy despierta no tengo tiempo para esto, necesito priorizar mi mínimo por día y luego podré seguir con el mismo ~

Los minutos pasaban, y aunque parecieran horas para alguien con un bloqueo creativo, en realidad solo pasaron dos horas. Eran más 8:00 am de aquel domingo, Elizabeth no podía concentrarse del todo, y dejó todo ese lío de hacer el poema perfecto al finalmente poder hacer uno con el poder trabajar cuando tenga tiempo e ideas frescas. Elizabeth se levanta de la silla cerca del escritorio que estaba a un lado de su cama, se va al baño con un par de sus prendas, una camisa blanca demasiado formal, un Jean negro largo, unos converse poco formales y más casuales, y un chaleco por si el clima estuviera húmedo allá afuera. Elizabeth sabe que el clima de esta región puede ser muy ambiguo, tomó el dato de la pareja en el aeropuerto, sabía que no eran padre e hija pero prefirió creer que alguien tan joven no se estaba aprovechando de un viejo cualquiera.

A la media hora de arreglarse y finalmente estar tan impecable como siempre, al salir del baño se topa con una Kristen demasiado enérgica y desesperada por ir al baño. - ¿¡Te estabas tocando o qué que tardas tantísimo?! - Elizabeth no tuvo mucho tiempo para reaccionar, solo le abrió paso a Kristen para que esta no la empujara y vio como la puerta se cerraba de forma violenta contra ella. - Y luego soy yo la que no tiene modales... Te daría los buenos días para creerme mejor, pero realmente sí soy la que no tiene modales. - Elizabeth no se mutó en lo más mínimo ante esto, estaba tranquila simplemente por el hecho de que "es muy temprano para pelear".

Elizabeth se acerca hacia su escritorio y nota que de la nada, ambas pilas de poemas están algo desordenadas, y el poema con el que Elizabeth iba a trabajar luego estaba en el piso. Rápidamente se pone en alerta como si estuvieran robando su casa, de inmediato pensó que Kristen había invadido su privacidad y leyó aquellos poemas que estaban escritos sobre el escritorio. Elizabeth intentó no enfurecerse y tumbar la puerta para someter a Kristen, trató de respirar para calmarse y en un tono que expresaba esa ira mal reprimida.

- ¿Kristen... Has tocado mis... Escritos?... - entre cada larga pausa Elizabeth tenía un pequeño tic por andar reprimiendo su furia. Kristen nota el tono furioso de Elizabeth, se escuchó cómo le pasó seguro a la puerta del baño y luego procedió a responderle a Elizabeth. - Eso ya estaba así cuando lo encontré, te lo juro. -

Kristen hablaba rápido notándose nerviosa. - ¿Así cómo? - Tras la puerta del baño se escucha un leve golpe como si alguien hubiera apoyado su cabeza en la puerta, después de unos breves momentos en silencio Kristen solo se digna a responder. - ¡Elizabeth! Estoy en el baño, déjame en paz. - Elizabeth suspira de manera violenta, recoge el poema del piso y ordena ambas pilas para ponerlas dentro de dos libretas diferentes, que estaban marcadas con las mismas etiquetas de "malos poemas", "poemas pasables".

La Academia SerenidadWhere stories live. Discover now