38. OPEN YOUR EYES

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Tenía su mirada perdida
Perdida en los huevos y desniveles de la roca manchada con la sangre de su enamorada, en dónde yacía su cuerpo sin vida

¿Que fue lo que ella hizo?
¿Que fue lo que te hizo pensar que ella estaría mejor contigo?

¿Por qué, Eywa?
¿Por qué me la quitaste?

Sabía que sus preguntas no podían ser respondidas, porque sabía que no había forma de concentrarse en ese momento.
Varios pensamientos vinieron a su cabeza, era como si ella estuviera observando, hablando con ella.

Por un momento juró ver a Grace y Kennay frente a ella; pero su mirada seguía en el suelo, no le importó en lo absoluto.
Se la habían quitado, le habían quitado a el amor de su vida.

-Que ganó yo con esto?

Las palabras salieron de su boca en voz baja, sin embargo fueron escuchadas por los tres chicos en el lugar.
El mayor ni siquiera podía mirarla, porque cuando lo hacía recordaba la sonrisa de su Azay al hablar de la chica que le gustaba.

Podía sentir como si le hubiesen abierto el pecho mientras estrujaban fuertemente su corazón, podía sentir su garganta hecha pedazos, y podía sentir la ausencia de Azay.
Su cuerpo estaba aquí pero no estaba ella

Estás tan cerca y tan lejos

Pensó el chico, era como si le hubiesen quitado a su hermana. Y supo lo que ella sintió al perder a Kennay.

El ni siquiera pude despedirse de su amiga, su hermana. Ni siquiera tuvo la oportunidad de abrazarla, besar su frente.
No tuvo la oportunidad de decirle cuánto la amaba, de lo esencial que era ella en su vida. Ahora había perdido a su alma gemela.

La menor comenzó a respirar pesadamente, se la hacia difícil controlar sus respiración es.

La imagen de su amor imposible seguía en su cabeza, podía ver su sonrisa, escuchar su voz. Podía sentirla, pero a la vez no.
Recordaba su cabeza en su pecho, recordaba como ella pintaba el cielo de colores, de esos que te llaman la atención, como el atardecer.
Podía recordar esa noche en la que estuvieron más juntas que nunca, sus rostros levemente oscurecidos debido a el calor que sus pieles emanaban, sus narices rojas y sus sonrisas enormes cada vez que soltaban cumplidos.
Ese día en que las castigaron cuando no volvieron hasta el otro día... Se habían divertido tanto.
Todos los cumplidos, las palabras, conversaciones, risas... Se habían ido con ella.

Ya no le quedaba nada

Sintió las manos de alguien en sus hombros, oía las voces de los chicos a su alrededor.
Distinguía sus palabras pero no podía entenderlos, solo estaba concentrada en su respiración, no podía controlarla.
La había perdido, su cable a tierra, su esperanza, la piedra de su anillo, había perdido a su ancla. Había perdido lo único que la hacía sentir ella, lo que la mantenía con calma.

-Kiri, controlate, respira! -Spider intentaba incorporarla

Pero ella se negaba a soltarla.

-No puedo... -Llevó una de sus manos a su garganta, manchandola de sangre.

Miró su mano al sentir su cuello húmedo, su mano estaba mojada en la sangre de Azay. Y con eso su mente se llenó de pensamientos negativos

-Fue-fue mi culpa -Las palabras apenas eran formuladas -Volvió por mí

-No, no fue tu culpa -Intentaba calmarla el humano -Volvió para salvarte, ella tenía un plan. No fue tu culpa

Intentó llevar su otra vano a su garganta, pero no quería soltarla, dejar de sentir a su amada. Su mano sangrienta cayó en el pecho de Azay, dejando su huella roja en ella.

𝐌𝐄𝐓𝐊𝐀𝐘𝐈𝐍𝐀ᵏˢWhere stories live. Discover now