La Escalera del Caracol

9 1 0
                                    

Paso a paso se daban por las calles vacías de California que eran cubiertas por una oscuridad profundamente llana, en donde apenas los edificios con poca luz eran notables a simple vista, en donde los faroles tintineaban de un lado a otro, prendiendo se y apagándose en un sonar casi melodioso

En esas profundas calles se oían pisadas que iban creciendo estrepitosamente acompañados de las gotas de lluvia que caían al resonar de  estos que con el acompañamiento adecuado de las luces de los faros hacían una sintonía de sonidos demasiado melodiosa para el oído humano

Más con los sonidos de las nubes que tronaban y relampagueaban con mucha fuerza voraz

En medio de esos sonidos una asustada y confundida Dina salía corriendo mientras arrastraba una espada cubierta de un desconocido líquido carmesí
Que brotaba de todas las direcciones siendo más específicos desde la punta al mango en dónde las gotas se pegaban al piso acompañados de las gotas de lluvia que las hacían  desaparecer a cada *Splash* que daban desde el cielo

La chica tenía un rostro confundido con grandes muestras de estrés que cargaba en sus dos ojos negros que amenazaban en estallar en llanto

Pero no lo harían por una emoción de tristeza o de melancolía, si no por la impotencia de aquella situación que acababa de vivir hace un par de minutos

La chica siguió corriendo a toda velocidad, sin ningún rumbo específico arrastrando sus pies a una velocidad tan potente que dejaría en visto a cualquier tren bala que existiera en el continente asiático

Ella corrió y corrió sin querer detenerse, en medio de la oscuridad que la perseguía como a una bestia cazando a su presa

Ya eran más de las 8 de la noche y ya no había nadie quien la pudiera socorrer, y más que una tormenta se aproximaba a la vuelta de la esquina

Era obvio que nadie la podría ayudar y más si era en las partes más oscuras de la ciudad donde apenas  uno que otro vagabundo o perro de la calle estaría pasando por esos rumbos apartados del centro

La niña Rubia siguió con su camino aún con las gotas de lluvia y las aguas acumuladas por todas las calles de California ella no se detendría jamás

Tenía que buscar un refugio, tenía que escapar de aquella oscuridad que la invadía

Y aún ningún plan en mente o rasgo de cordura emocional ella se en camino al centro de la ciudad, en donde las luces eran más fuertes y sus posibilidades de esconderse eran aún mayores

Los minutos pasaron y las gotas de lluvia se desvanecieron, el camino de la joven ya había tomado un rumbo distinto la chica al fin podía tomarse un descanso de la gran corrida que se había aventado

Ella estaba exhausta pero aún así no pararía hasta llegar a su destino

La iglesia del centro brillaba por sus grandes faros y por sus grandes candelabros de su interior

Ella al fin había llegado y tenía que ocultarse lo más rápido posible antes que la oscuridad la encuentre

Caminando por los escalones subió hasta la puerta en donde su cerradura era adornada por una gárgola de acero que se asomaba en la punta de la mirilla, algo particular para la puerta de una iglesia de la actualidad

Ella llevo su mano a la perilla y automáticamente la puerta se abrió en dos; la chica tuvo una expresión de extrañes ya que ella ni siquiera había apretado la manija y ya tenía toda la puerta abierta en dos

Mirando sobre su espalda se pregunto si había sido lo que acababa de pensar, pero al ver la soledad de la calle y del Parke ella solo no negó con rapidez y solo se dedicó a cerrar la puerta para que nadie entrara de ser necesario

THE KILLER PAST Where stories live. Discover now