15. Enfrentando la oscuridad

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El cielo comenzaba a teñirse de tonos suaves y profundos mientras el sol se retiraba lentamente

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El cielo comenzaba a teñirse de tonos suaves y profundos mientras el sol se retiraba lentamente. El grupo de agentes del FA.ES, vestidos de negro y portando sus armamentos, se dirigieron al polígono para perfeccionar sus habilidades de tiro. El sonido ensordecedor de los disparos resonaba en el ambiente mientras practicaban su puntería.

Luego de un par de horas el teléfono móvil de uno de los policías comenzó a sonar, interrumpiéndole el entrenamiento, habían estado tan inmersos en sus prácticas que perdieron la noción del tiempo. Ahora el reloj marcaba las 09:00pm y un informante confiable estaba proporcionado información crucial: el Puma, peligroso jefe de una mafia en el estado Aragua, había sido ubicado. Era una oportunidad que no podían dejar pasar.

John se acercó a Cristopher y Brad para compartir la información que había recibido.

—¡Tenemos al Puma localizado! Está en una discoteca clandestina en las afueras de la ciudad. Es hora de enfrentarlo y poner fin a sus actividades criminales —exclamó John, con voz llena de determinación.

Brad asintió, ajustando su equipo de protección.

—No vamos a permitir que ese maldito siga causando estragos en esta ciudad —añadió Cristopher, con la mirada firme.

Rápidamente, el equipo preparó sus armamentos, y recibiendo las últimas instrucciones de Cristopher, se dirigieron a capturar a los delincuentes.

La adrenalina se desataba en sus venas mientras se enfocaban en la misión que tenían por delante.

Al llegar al lugar, se encontraron con un escenario caótico. La música atronadora y las luces estroboscópicas creaban un ambiente frenético. Los rostros de los criminales se llenaron de pánico al ver a los agentes del FAES irrumpiendo en su guarida.

Cristopher, John y Brad avanzaron decididamente, con su equipo detrás de ellos intercambiando rápidos diálogos mientras buscaban al Puma.

—¡No dejemos que escapen! —gritó Cristopher, su voz fuerte resonaba sobre la música ensordecedora.

—¡Manténganse alerta, cuidado con los delincuentes armados! —advirtió John, mientras se protegía detrás de una columna.

Los disparos comenzaron a resonar en el lugar, mientras Cristopher, John y Brad se movían con precisión y rapidez guiando al resto del grupo, buscando al Puma entre la confusión. Los gritos de los delincuentes y las órdenes de los policías se mezclaban en un caos total, al tiempo que los allí presentes gritaban del pánico.

—¡Ríndanse, no tienen escapatoria! —vociferó Cristopher, apuntando su arma hacia los sicarios del Puma que estaban detrás de una de las puertas de salida.

Los criminales respondieron con amenazas y desafíos.

—¡No saben con quién se meten, policías de mierda! —gritó uno de los sicarios, mientras disparaba a ciegas.

La tensión se palpaba en el aire mientras los disparos se intensificaban. Cristopher, intercambiaba breves comunicaciones con John y Brad para coordinar sus movimientos y asegurarse de cubrirse mutuamente.

Finalmente, entre disparos, se fueron acercando hasta derribar la puerta que los separaba y quedaron todos de frente, en medio de una gran vereda. En ese momento, lograron ubicar al Puma, que se encontraba rodeado de sus sicarios. La mirada de Cristopher se cruzó con la del delincuente, quien soltó una risa irónica, sin apartar los ojos de aquel policía lleno de adrenalina.

Los disparos se hicieron presente una vez más, el enfrentamiento se intensificó, con intercambios de disparos y maniobras tácticas. Las balas silbaban a su alrededor mientras se abrían paso, poniendo en riesgo sus vidas en aras de la justicia.

—¡Es ahora o nunca! —exclamó Cristopher, avanzando audazmente hacia el Puma que corría con sus hombres alejándose de ellos.

—¡No te saldrás con la tuya, maldito criminal! —añadió John, lleno de furia.

La lucha se desataba en un frenesí de acción, mientras los diálogos se perdían entre el estruendo de los disparos. Los policías y los delincuentes se gritaban entre sí, cada uno determinado a imponer su voluntad.

En medio del caos, un estruendoso disparo resonó, haciendo que todos se detuvieran por un momento. Un grito de dolor llenó el aire y fue John quien cayó al suelo, sosteniendo su hombro herido. El Puma aprovechó la oportunidad y escapó corriendo, dejando atrás el tumulto.

Cristopher se arrodilló junto a su compañero herido. Su corazón latía acelerado y su ser era invadido por la preocupación. Apretó la herida de John con fuerza, tratando de detener la sangre que fluía.

—¡John, aguanta! ¡Voy a pedir refuerzos y una ambulancia! —gritó Cristopher, lleno de angustia.

Mientras tanto, los demás policías continuaron con la persecución de los delincuentes restantes. Sus rostros estaban tensos y ellos estaban determinados a atraparlos. La escena se convirtió en un campo de caos y adrenalina, con la vida de John pendiendo de un hilo y la justicia aún por alcanzar.

—Júrame que no descansarás hasta que el Puma esté tras las rejas —dijo John, casi en un susurro.

Cristopher lo miró fijamente, con los ojos vidriosos, pero llenos de resolución. Su respiración agitada se mezclaba con el sonido lejano de sirenas acercándose.

—No tengo por qué hacerlo, hermano, es algo que conseguiremos juntos —respondió Cristopher, con una voz temblorosa, aunque cargada de convicción.

Con John luchando por mantenerse consciente y Cristopher empapado en sudor y dolor, el futuro parecía incierto, pero la determinación ardía en sus ojos. La cacería del Puma aún no había llegado a su fin, y estaba dispuesto a arriesgarlo todo para ver que la justicia prevaleciera.


Hola, bellezas, disculpen el abandono, voy a tratar de actualizar lo más seguido que pueda. 

Quiero saber, qué les parece la historia hasta ahora, los leo en comentarios. Besitos. 

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