Ella nació en la tierra y murió en el mismo lugar. Pero ahora ha regresado y se encuentra cautiva en manos de Quaritch, quien piensa usar sus habilidades para destruir Pandora, y con ello, a Jake Sully y su familia.
Neteyam ha crecido y ya no es un...
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CAPÍTULO 7. Atokirina
Cadete.
Lo que mas odiaba en la vida era sentirse como una intrusa. Irónicamente se había sentido así desde que tiene memoria. Por eso, la mirada restringida de todos los del clan la estaban alterando. Sumando la indiferencia con la que Neteyam la había guiado hacia el bosque.
—No se a donde nos llevara mi padre -Neteyam escupió las palabras dándole la espalda-. Así que es una perdida de tiempo enseñarte a moverte en el bosque o incluso a crear vínculos con él.
—Conozco todo sobre estos bosques y el Tsaheylu.
Neteyam se detuvo abruptamente y se giró para enfrentarla, irremediablemente enojado.
—Conocer no es entender -replicó, haciéndola tragarse todos los insultos que quería soltarle-. Tu primera lección será entender que nada de lo aprendiste en la tierra sirve aquí. Sígueme.
Ella no entendía porque estaba tan enojado, no comprendía el cambio repentino de actitud. Pero no replicó más y lo siguió como pudo por el bosque. Neteyam no se detuvo a esperarla, sin embargo, ella sabía que estaba moviéndose a la mitad de su capacidad y eso la obligo a ir mucho más rápido.
Subieron arboles inmensos y bajaron de formas que jamás imagino posibles. Neteyam estaba imposiblemente concentrado y solo giraba unas cuantas veces para comprobar que ella seguía viva y corriendo detrás de él.
Cuando por fin se detuvo, ella se dobló sobre su estómago jadeando. Sentía que iba a vomitar todo lo que su vacío estomago tuviera para ofrecer, y eso era mucho decir.
—Observa.
El aviso de Neteyam la hizo observar en su dirección, estaban en una saliente que ofrecía una hermosa y peligrosa vista de la cascada mas sorprendente que Cadete había visto en su vida, pero eso no era lo que había llamado la atención del macho.
—Atokirina –dijeron los dos, observando las semillas del Árbol de las almas volar alrededor de ellos.
Cadete se acuclillo cundo una semilla paso sobre su cabeza, temerosa de interrumpir el sagrado camino que trazaban.
—No te harán daño -murmuró Neteyam, observándola con diversión.
—Me temo que yo pueda lastimarlas -confesó ella, estirando las manos para rozar con suavidad una de las semillas.