•Capitulo 1•

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Words, how little they mean, when you're a little too late. – Sad Beautiful Tragic.

 – Sad Beautiful Tragic

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CAPITULO 1. El perfecto hijo.

Neteyam.

Lágrimas, sudor y sangre.

Tres palabras cortas cuyo significado era inmenso, mas que la infinidad de Pandora.
Neteyam nunca creyó que viviría para atravesar una guerra. Aunque su padre le había contado historias de mucho antes de que él naciera, historias tristes y aterradoras, nunca creyó que tendría que utilizar esas historias como estrategias para librar una nueva guerra. Y, sin embargo, ahí estaba.

-¡Neteyam! –el grito aterrado de su padre logro apartar la nubla de su mente, causada por el impacto que provocó la explosión. De repente volvió en sí.

-Padre –gruñó mientras Jake lo ayudaba a levantarse. Le dolían suficientes partes del cuerpo como para soltar las palabrotas que había aprendido de la tierra, sin embargo, la mirada recriminante de su padre lo hizo pensarlo dos veces.

-Se suponía que debían vigilar desde el cielo. ¿En que estabas pensando? –rugió Jake, ayudándolo a llegar hasta Lo'ak que lo veía con preocupación.

Culpa. Sabia leer bien la mirada de su hermano, había desarrollado ese don con todos sus hermanos, aunque Lo'ak era el mas complicado de comprender.

-Hermano, lo siento, yo...

Neteyam sostuvo el hombro de su hermano menor para hacerlo caminar hasta su Ikran, aun sintiendo la mirada reprobatoria de su padre que los seguía con rapidez.

-Esta bien, estoy bien. Pero debemos irnos ya –fue todo lo que logro contestar Neteyam antes de subirse a Bob, su Ikran, y volar lo más rápido que podía en dirección a la base en la que ahora vivían. Seguido de su padre y su hermano.

Un dolor punzante lo hizo fruncir el ceño, y no se refería al dolor provocado por las heridas en su costado. El dolor venia por el pánico de que su padre le lanzara esa mirada que se había vuelto su predilecta. Esa donde hacia sentir a Neteyam como si volviera a tener 10 años y no hubiese cumplido una regla importante. Como si fuera un pequeño niño irresponsable e inútil.

Últimamente así se sentía incluso sin esa mirada de su padre. Aunque no podía echarle la culpa a nadie más que a sí mismo. La llegada de la gente del cielo años atrás, trajo consigo una nueva faceta de todos los na'vi que conocía. Incluso su madre, quien siempre había sido maternal y cómplice de sus hijos en miles de travesura, ahora era sobreprotectora y aterradora cuando se lo proponía.
Pero, en definitiva, el cambio mas grande se lo llevaba su padre. La niñez de Neteyam había sido increíble. Su padre y mentor lo había adiestrado desde corta edad para que, al crecer, cumplirá como sucesor del jefe de clan Omaticaya. Pero todo cambio después de la llegada de la gente del cielo, ahora la presión que tenia era mayor, debía ser el hijo y guerrero perfecto, el hermano mayor perfecto, el líder perfecto. Debía ser perfecto.

No le recriminaba eso a nadie. Sabia que era su destino y debía aceptarlo. Era el camino de Eywa, al fin y al cabo. No podía luchar con eso, por esa razón solo bajo la cabeza y acepto el regaño que su padre le estaba dando después de llegar a la base.
Bajo la cabeza incluso cuando su mente gritaba por mirar a su padre a los ojos y hacerlo conocedor del infierno que se desataba en su mente. Pero el respeto era mayor y lo obligó a ser dócil.

-Ma'Jake – la voz de su madre lo hizo girarse hacia ella, que lo veía con preocupación. – Tu hijo sangra.

-Está bien, madre – le resto importancia. Porque era lo que se esperaba de un guerrero.

Los ojos de Jake parecieron percatarse en las heridas de su hijo mayor y la preocupación se apodero de ellos. Era en esos momentos en que Neteyam encontraba vestigios del padre de su niñez. Esos momentos efímeros que atesoraría por siempre.

-Ve a que te traten – exigió su padre. Neteyam inclino la cabeza como señal de que acataría la orden y procedió a sujetar la mano de Lo'ak, el silencioso Lo'ak que permanecía con el ceño fruncido a su lado. Intento librarlo del regaño de su padre, pero a Toruk Makto no se le escapaba nada-. Lo'ak tu no.

Neteyam observo a su hermano con la vena protectora explotando en su frente. Sin embargo, una mirada del menor basto para que lo soltara y se dirigiera a la carpa donde Mo'at y Kiri trataban a los heridos.
No termino de ingresar cuando la menor de los Sully, Tuk, se abalanzo sobre él, haciendo uso de las técnicas de combate que el mismo Neteyam le había enseñado. Los reflejos del mayor fueron lo único que evito que su hermanita lastimara mas sus heridas sangrantes. Con un movimiento rápido la giro y dejo colgando de uno de sus pies, haciendo a la menor reir con ganas. Usando esa risa tan contagiosa que servía para calmar el adolorido cuerpo de Neteyam, mas que cualquier planta medicinal que use Mo'at.
Pero Kiri no pensaba lo mismo.

-¡Tuktirey! –exclamo desde el otro extremo de la carpa–. No hagas eso, Neteyam está herido.

Pero Tuk seguía riendo aun de cabeza.

-No estoy lo suficiente herido como para que una niña de 11 años me derribe, Kiri. Lastimas mi orgullo –se quejó él, mientras depositaba a su risueña hermana menor en el suelo.

-Disculpa, guerrero –se mofó Kiri mientras le indicaba a su hermano mayor que tomara asiento en una de las banquetas cerca de Mo'at–, había olvidado que lo único que tienen los macho es su orgullo. ¿Qué dices, Tuk, deberíamos curarlo sin usar hierba relajante para que demuestre hasta dónde llega su orgullo? –Tuk sonrió desde su asiento junto a su hermano.

-Puedes intentarlo –agrego Lo'ak, entrando a la carpa y sentándose lo mas alejado de su hermano mayor que pudo–. Pero no creo que quieras verlo llorar, su nariz crece cuando lo hace.

Kiri, Tuk e incluso Mo'at rieron ante eso, haciendo que Neteyam rodara los ojos y lanzara un cuenco vacío en dirección a Lo'ak.

-Vaya hermano, eso no es muy "Poderoso guerrero de tu parte" –dijo Lo'ak al esquivar con facilidad el cuenco.
Neteyam iba a replicar cuando Kiri comenzó a aplicar la mezcla pastosa sobre su espalda, haciéndolo quejarse entre dientes. Cuando levanto la vista después de que el dolor se esfumo y fue remplazado por un simple ardor, se encontró con los distantes y avergonzados ojos de Lo'ak, a quien solo sonrió para restarle importancia.

El perfecto hermano. El perfecto hijo. El perfecto guerrero.

Onism || Neteyam Where stories live. Discover now