Capitulo 1

355 126 93
                                    

Era viernes, después de una gran noche de lluvia las calles estaban resbalosas por el agua, me encontraba a cuadras de la preparatoria, era mis últimas semanas en la ciudad y en dicha academia, en poco tiempo todo esto iba ha cambiar tenía que dejar mi familia y  ir rumbo un nuevo destino, una aventura desconocida, pero con ganas de explorarla. Bueno los ánimos era lo único que me mantenía de pie últimamente.

Rayos ..!! Era mi último mes en mi academia ¿Y cuántos amigos había conseguido?

Solo dos, que vergüenza, que vergüenza Araceli, se escuchó desde mi cabeza.

Dos amigos en casi veinticuatro meses, después de todo, soy consiente que no soy muy buena haciendo amigos, quizás para las materias doy todo de mi, pero para hacer amistades casi nunca pongo de mi parte, tenía que resolver ese problema, lo más pronto, como iba hacer posible que me vaya solo teniendo dos amigos, tenía menos de catorce días para conseguir dos amigos más por lo menos, que gran reto !!!

Una voz grave interrumpió mis pensamientos.

—Hola, rarita - saludó Lucas, con un sonrisa.

—Hola -lo miré de pies a cabeza —. Idiota.

—Tan temprano y ya vas a insultando a la gente? - Dio otra sonrisa.

—Tu comenzaste así que no critiques.

—Ok rarita, le acompaño hacia su academia?.

—Si tú también vas para allá, idiota.

—Ya van dos, voy a contar cada idiota que me digas.

—Pues, si sigues diciendo comentarios estúpidos, vas a contar muchos.

—Que seria eres, ya veo porque solo tienes solo dos amigos nerds.

—No soy seria, solo no soy de tener muchos amigos y ellos no son nerds, idiota -fruncí el ceño.

—Bueno eso no es problema, aquí tienes un amigo más -me dió un guiño bien coqueto.

—Idiota - reí divertida.

¿Es enserio Araceli? has cruzado palabras con Lucas, uno de los chicos más atractivos y extrovertidos de la academia, veo que te has tomado enserio el reto, se vino una pregunta y respuesta a mi pequeñita cabecita.

—Bueno, rarita llegamos a nuestro destino.

—Déjame de llamarme rarita, idiota -respondí furiosa.

—Y si comenzamos por dejar de decirme idiota.

—Tu comenzaste así que te aguantas.

—Pero yo digo rarita, con cariño.

—Y yo digo idiota, con mucho cariño también -di una sonrisa malévola.

—Tu lo dices con mucha maldad, aparte veo que linda sonrisa tienes.

—Jajaja  -traté de sonreír —. Si como no, idiota.

—Debes sonreír más a menudo, prometo hacerte reír -dio otro guiño este más coqueto.

Nos encontrábamos a diez metros de la puerta de ingreso, el ni corto ni perezoso colocó su antebrazo por encima de mi hombro, se notó nervioso, pero asentí como una niña queriendo cariño, varios compañeros de nuestra aula nos miraron al momento de ingresar, lo mire para ver si me miraba para decirle que quitará su antebrazo, pero el estaba serio mirando solo adelante, le di un pequeño codazo para que me haga caso pero tampoco reaccionó, no tuve remedio que darle un buen pellizco.

—Auuuu, ¿Que tienes? -chillo como una niña.

—Nos están mirando, no ves.

—Y que tiene, si somos friends.

Elegimos o nos SacrificamosWhere stories live. Discover now